Entendiendo la fiebre de las bicicletas eléctricas en Estados Unidos

Las ventas de bicicletas eléctricas en Estados Unidos casi se han duplicado en sólo un año, ya que los usuarios buscan medios de transporte accesibles y asequibles. Si estás pensando en comprar una, esto es lo que debes saber.

Por Elaina Zachos
Publicado 21 jun 2023, 12:51 CEST
Las e-bikes, bicicletas de propulsión eléctrica, son una opción cada vez más popular

Las e-bikes, bicicletas de propulsión eléctrica, son una opción cada vez más popular entre quienes buscan una alternativa más sostenible al coche.

Fotografía de Benoit Tessier, Reuters, Redux

Casi todo lo que hacemos contribuye a nuestra huella de carbono. Pero hay una solución sobre dos ruedas que recorre el mundo a 30 kilómetros por hora.

Como demuestran los datos de ventas en España de las denominadas e-bikes (alrededor de 200 000 ventas al año), la bicicleta eléctrica vive un momento dorado.

En 2021 se vendieron más de 880 000 bicicletas eléctricas en Estados Unidos, frente a 608 000 coches y furgonetas eléctricas. En 2020 se vendieron 450 000 bicicletas eléctricas. En España, por ahora, sólo tres comunidades autónomas ofrecen algún tipo de ayuda económica para la compra de una e-bike, pero en EE.UU. la situación es algo distinta.

Allí, ciudades, numerosos condados y estados están poniendo en marcha programas de reembolso de bicicleta eléctricas para responder a la creciente demanda. Y a medida que los viajeros buscan formas más sostenibles y accesibles de desplazarse, muchos se preguntan si las bicicletas eléctricas son la solución.

"A la gente le parece divertido", afirma Jennifer Dill, del Centro de Investigación y Educación sobre el Transporte (TREC) de la Universidad Estatal de Portland. "No creo que podamos subestimar cómo eso puede motivar a la gente".

(Relacionado: Todo lo que debes saber del coche eléctrico antes de comprar uno)

¿Cómo funciona una bicicleta eléctrica?

Las bicicleta eléctricas tienen los mismos componentes que las bicicletas tradicionales: cuadro, asiento, manillar y ruedas. Se diferencian en su potencia y velocidad.

La velocidad de una bicicleta no eléctrica depende de la fuerza física y la resistencia del ciclista. Los ciclistas amateur pueden pedalear a una velocidad de 16 a 22 km/h, dependiendo del terreno y del peso de la bicicleta y del ciclista.

Las bicicletas eléctricas, sin embargo, funcionan con baterías, lo que las hace más pesadas. Algunos modelos tienen un sistema de pedaleo asistido con un motor para amplificar la potencia de pedaleo, mientras que otros tienen un acelerador y no requieren pedaleo. La velocidad máxima que puede alcanzar una bicicleta eléctrica es de 45 kilómetros por hora, comparable a la de un ciclomotor.

"Una bicicleta eléctrica marca la diferencia entre ir al trabajo en coche y en bicicleta", dice Wake Gregg, fundador de The eBike Store en Portland (Oregón).

Las bicicleta eléctricas pueden tener motores de buje o motores centrales. Los motores de buje, instalados en la parte trasera de la bicicleta, son sencillos, duraderos y asequibles, pero ineficaces a altas velocidades. Los motores de transmisión central, montados en el centro de la bicicleta, pueden manejar una gama más amplia de par y velocidad, pero son caros y difíciles de mantener.

Como las bicicletas eléctricas pueden ir más rápido, requieren más precauciones de seguridad que las bicicletas tradicionales.

"Vas a ir más rápido de lo que los coches se esperan. Puede que no te vean", dice Gregg. Cuando se detengan en semáforos en rojo e intersecciones, recomienda a los ciclistas mirar las ruedas delanteras de los coches que tengamos cerca o enfrente para asegurarse de que no se dirigen en la dirección del ciclista.

Las bicicleta eléctricas seguras cuestan miles de euros, lo que supone un enorme obstáculo para muchos potenciales compradores. En Estados Unidos, muchas jurisdicciones han empezado a seguir el ejemplo de ciudades como Denver, que en 2022 puso en marcha un programa de reembolso de bicicleta eléctricas para reducir costes. La llamada Ley de la e-bike propuesta proporcionaría un crédito fiscal de 1500 dólares (casi 1400 euros) en todo el país para las bicicleta eléctricas.

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¿Una bicicleta más accesible?

Las bicicleta eléctricas requieren menos esfuerzo físico que las bicicletas tradicionales. La asistencia al pedaleo puede animar a los ciclistas a pedalear más lejos y más a menudo de lo que lo harían en una bicicleta tradicional, lo que conduce a un mayor ejercicio a largo plazo, de acuerdo con la investigación sobre el comportamiento de los ciclistas.

Esta característica también convierte a las bicicletas eléctricas en una opción versátil para ciclistas de edad avanzada y personas con discapacidades que, de otro modo, les impedirían montar en bicicleta. Algunas mujeres eligen las bicicleta eléctricas porque las hacen sentir más seguras, dice la investigación.

En 2019, Shared Mobility Inc. (SMI), una organización sin ánimo de lucro que aboga por el transporte accesible y equitativo, se asoció con el National Aging and Disability Transportation Center (NADTC) para comprender mejor las necesidades de movilidad de los adultos mayores, las personas con discapacidad y los veteranos.

"Los grupos de discusión revelaron que existía una gran necesidad de opciones recreativas y de mejorar la calidad de vida", afirma Mitch LaRosa, Director de Desarrollo de SMI. "En última instancia, la bicicleta eléctrica da a la gente más confianza para salir a la calle y hacer cosas".

Tras recibir más de 3000 bicicletas eléctricas donadas por Uber Technologies en 2020, SMI colaboró con organizaciones comunitarias locales para poner a prueba bibliotecas gratuitas de bicicletas eléctricas en el East Side de Búfalo y en las cataratas del Niágara. Las exitosas bibliotecas han inspirado desde entonces programas similares en ciudades como Los Ángeles.

Las bicicletas eléctricas son una poderosa herramienta en el camino hacia la sostenibilidad. Cuando sustituye a los desplazamientos en coche, una bicicleta eléctrica individual puede reducir las emisiones de CO2 en 225 kilogramos al año. Eso equivale a las emisiones producidas por un pasajero que vuele en clase turista de Filadelfia a Chicago (equivalente casi a la distancia entre Cádiz y Barcelona).

Según los expertos, el mayor obstáculo para la adopción a gran escala de las bicicletas eléctricas es la infraestructura. La mayoría de las ciudades de Estados Unidos (especialmente los barrios de bajos ingresos y las comunidades afroamericanas) no cuentan con una planificación favorable a los peatones. Eso incluye calles inseguras para quienes no conducen coches.

"Necesitamos infraestructuras que hagan que la gente se sienta más segura y que sea más seguro desplazarse en cualquier tipo de bicicleta", afirma Dill.

La organización nacional sin ánimo de lucro PeopleForBikes aboga por velocidades más seguras, carriles bici protegidos, reducción del tráfico y una planificación vial más integradora para que las ciudades sean más respetuosas con las bicicletas.

"Una cosa es poner una bicicleta eléctrica en manos de alguien que esté interesado en tenerla", dice Ash Lovell, director de políticas y campañas de bicicleta eléctrica de la organización. "Otra cosa es que alguien se sienta seguro y cómodo en el lugar por el que circula".

Las bicicleta eléctricas también necesitan almacenamiento público y estaciones de carga, añade Lovell. PeopleForBikes apoya una iniciativa del gobierno de Nueva York para convertir los quioscos de prensa en estaciones de carga. La organización sin ánimo de lucro publicará también en agosto una guía sobre cómo circular en bicicleta eléctrica de forma más segura.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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