
El grifo de un camión cisterna se ve asediado por los «intocables» y otros miembros de las castas más desfavorecidas de la India. A pesar de mucho intentos para reformar el injusto sistema de castas indio, se deniegan muchos derechos básicos a los Dalits, como el acceso al agua de pozos utilizados por otros indios. En muchos lugares del tercer mundo, los más pobres deben pagar un alto coste por el agua, cuya gestión está en manos de gobiernos corruptos y «mafias privadas».
Fotografía de Lynsey AddarioManos desesperadas piden ayuda a medida que funcionarios reparten el agua tras el catastrófico terremoto que devastó Haití el 12 de enero de 2010. A pesar de la ayuda internacional, los habitantes de Leogane y otras comunidades haitianas permanecieron sin agua tras el terremoto. Los expertos advirtieron que enfermedades relacionadas con el agua, como el cólera y la disentería, añadirían más víctimas a la ya escalofriante cifra de muertos por la catástrofe.
Fotografía de Fotografía de Win McNamee y Getty ImagesEstas mujeres que llenan cubos de agua en un grifo público de Port-au-Prince son tan solo una ínfima muestra del millón doscientos mil haitianos que quedaron sin vivienda tras el terremoto que devastó la isla en enero de 2010. La búsqueda de agua potable es un problema para aquellos que viven en escuálidos campos de refugiados, pero no es su mayor preocupación. Sin forma de disponer de los excrementos y residuos, los expertos temen que sufran epidemias de enfermedades transmitidas por el agua como el cólera, especialmente cuando las lluvias primaverales inunden las letrinas provisionales.
Fotografía de Fotografía de Win McNamee y Getty ImagesUna mujer ganesa ceba una bomba de agua y se prepara para llenar una larga fila de contenedores. Tiene más suerte que muchas, ya que las africanas deben caminar una media de 6 kilómetros para llegar al pozo más cercano. La escasez de agua y la falta de instalaciones sanitarias han aquejado a casi la mitad de los habitantes de África con algún tipo de enfermedad relacionada con el agua, como la diarrea infantil o el cólera.
Fotografía de Randy OlsonEl agua trae sonrisas a Sadr City, un empobrecido barrio de Baghdad, que alberga dos millones de musulmanes shiítas en Irak. En 2006 este tanque doméstico se llenó con agua de un proveedor privado puesto que las bombas hidráulicas de la zona estaban la mayor parte del tiempo, o averiadas o con las tuberías rotas y contaminadas por las aguas servidas. El Departamento de Estado de EE.UU. calculó que sólo 5 millones y medio de personas, de los 18 millones de habitantes de Irak, tuvieron acceso al agua potable en el período inmediatamente posterior a la guerra. Los esfuerzos de reconstrucción, que incluyen una planta de tratamiento en Sadr City, ha elevado ese número a más de 21 millones en 2009.
Fotografía de Fotografía de Karim Kadim y APHabitantes de Maharashtra (India) visitan un pozo en busca de agua para beber, cocinar y lavar. Las mujeres y los niños, en la mayor parte del mundo en desarrollo, soportan la dura tarea de caminar a las fuentes, a una media de 6 kilómetros de distancia, y regresar con el agua de vuelta a sus hogares. Un contenedor estándar de 20 litros pesa casi 20 kilogramos y esa responsabilidad lleva tanto tiempo que interfiere con la educación de los niños y el trabajo de las mujeres.
Fotografía de Lynsey AddarioUn niño bengalí acude a la «letrina sobre el río», un vector principal de transmisión de las enfermedades del agua contaminada en las comunidades pobres del mundo. Cuarenta por ciento de la población mundial no tiene los medios necesarios para disponer de sus aguas negras. Las bacterias patógenas de los excrementos humanos y animales no tratados contaminan el agua usada para consumo humano y son el origen de enfermedades como la fiebre tifoidea, que afecta alrededor de 17 millones de personas cada año. El desarrollo de tecnologías baratas y localizadas de desinfección ofrecen muchas esperanzas para elevar la salubridad en esos entornos.
Fotografía de Karen KasmauskiEsperar por el agua del camión cisterna es tarea habitual de gran parte de los 20 millones de habitantes de Ciudad de México. En este barrio de bajos ingresos, al igual que en muchos otros sin conexión al sistema hidráulico municipal, se distribuye de forma semanal, una exigua ración de agua con camiones cisterna Otros barrios tienen tuberías en sus casas, pero sólo pueden abrir el grifo una hora a la semana. Tuberías viejas y agrietadas pierden casi el 25 por ciento del valioso líquido en los suelos circundantes, a medida que la creciente demanda supera la oferta.
Fotografía de Fotografía de Darío Lopez-Mills y APUna mujer bangladesí recoge agua para su familia en un lago cercano a su vivienda. Aunque el agua se ve cristalina, probablemente contiene las bacterias causantes del cólera. Las enfermedades transmitidas por el agua representan una crisis sanitaria importante, particularmente en el mundo en desarrollo. La diarrea por sí sola, causa más de 5.000 muertes infantiles al día, lo que representa una media de una defunción cada 20 segundos.
Fotografía de Karen KasmauskiResidentes de estas laderas de la provincia de Shanxi (China), disfrutan del agua potable en sus hogares gracias a un pozo comunal y a un sistema de tuberías plásticas que transporta el agua a sus puertas. El consumo global de agua se ha triplicado desde los 50, pero cada vez es más difícil encontrar nuevas fuentes. Los acuíferos de la Tierra han permanecido constantes desde la época de los dinosaurios.
Fotografía de Greg Girard Una niña paquistaní llena un recipiente en un camión cisterna del campo de refugiados Shah Mansour de Paquistán. Durante el verano de 2009, esta niña y su familia formaron parte de los casi 3 millones de personas desplazadas por los conflictos regionales entre los temores de una nueva crisis humanitaria. Los conflictos bélicos han desarraigado a casi 10 millones de refugiados de sus lugares de origen y han creado más de 25 millones de desplazados internos alrededor del mundo. Muchas personas se ven forzadas a vivir en áreas de poca salubridad y sin suministro de agua.
Fotografía de Fotografía de Emilio Morenatti y AP Aldeanos en fila esperan pacientemente su turno para llenar contenedores con el agua potable distribuida en camiones cisterna a los secos pueblos de la provincia de Guangdong (China). En muchas partes del mundo, donde no hay infraestructura permanente ni fuentes naturales de agua limpia, las personas dependen de los camiones cisterna suministrados por los gobiernos o empresarios privados.
Fotografía de Associated PressSoti Sotiar sacia su sed con grandes tragos en un nuevo pozo a las afueras de Dimeka (Etiopía). La afortunada Sotiar forma parte del escaso 20 por ciento de la población rural etíope que disfruta de acceso al agua potable. En todo el mundo, una de cada seis personas no tiene acceso habitual a fuentes de agua potabilizada (más de mil millones de personas en total).
Fotografía de Peter Essick