Ocho animales amenazados por delitos contra la naturaleza
Publicado 5 nov 2020, 7:32 CET

Un oso asiático sedado yace en el suelo mientras le extraen bilis de la vesícula biliar. La demanda de bilis de oso y la destrucción de su hábitat son las mayores amenazas a las que se enfrentan las poblaciones de este animal.
Fotografía de Mark Leong, National GeographicUna cría de ballena franca juega con su madre en esta imagen del fotógrafo de National Geographic Brian Skerry.Aunque estas ballenas ya no son objetivo de la pesca comercial, el choque con barcos o las redes están pasando factura a sus poblaciones.
Fotografía de Brian Skerry, National GeographicEl cóndor andino está en peligro porque muchos de los animales de los que se alimentan, como los pumas, están perseguidos. El temor a que ataque el ganado también lo ha convertido en objetivo de intentos de erradicación.
Fotografía de Skip Brown, National GeographicUnos elefantes juegan en el parquet nacional de Udawalawe, en Sri Lanka. El tráfico organizado del marfil puede acabar con poblaciones enteras de estos animales.
Fotografía de Jason Edwards, National GeographicLos pangolines son unos de los mamíferos más codiciados por los cazadores ilegales. Tienen un curioso aspecto debido a las escamas de queratina que los cubren. Los cazadores los buscan por su carne, y sus escamas y sangre son utilizados en la medicina tradicional.
Fotografía de Des & Jen Bartlett, National GeographicPara su desgracia, el atún es considerado uno de los peces más sabrosos del mundo. Como consecuencia, está desapareciendo de los océanos a pasos agigantados, en parte a causa de la pesca ilegal.[Ver: Organizaciones que luchan por la conservación del atún rojo]
Fotografía de Brian Skerry, National GeographicIndia alberga la mayoría de los tigres que quedan en el mundo (en la imagen, un tigre de Bengala en el parque nacional indio de Kaziranga). Esta especie está en peligro de extinción de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza, con unos 2200 individuos en todo el mundo. Los cazadores furtivos los venden para la fabricación de medicinas tradicionales, como el llamado hueso de vino de tigre, que supuestamente aumenta el vigor y la fuerza.
Fotografía de Steve Winter, National Geographic CreativeEl tráfico de flora y fauna salvajes es un negocio de miles de millones de dólares al año con vínculos con el crimen organizado y el terrorismo. Consciente de la dimensión de la amenaza, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 3 de marzo el Día Mundial de la Naturaleza, para poner de manifiesto la gravedad de los delitos contra la vida salvaje.Países como Estados Unidos o Inglaterra han dado ya pasos para reforzar la lucha contra el tráfico ilegal. El Consejo Indonesio de Ulama incluso dictó una fatwa contra el tráfico ilegal de vida salvaje, pero la «necesidad» de productos sanadores procedentes de los cuernos de elefante o de rinoceronte sigue manteniendo las cifras muy elevadas.Otros animales, como las llamadas tortugas laúd (en la fotografía) se enfrentan a otras amenazas, como el riesgo de enredarse en las redes de pesca o el cambio climático, además de la amenaza que suponen los pescadores que andan tras sus huevos o caparazones.[Ver: Primera fatwa contra el tráfico de vida salvaje]
Fotografía de Brian Skerry, National Geographic