Olfateadores sorprendentes en la naturaleza
Publicado 19 ene 2018 12:05 CET
El topo de nariz estrellada tiene una de las narices más sensibles del planeta. No solo usan sus narices con tentáculos para buscar a sus presas, sino que también pueden oler bajo el agua expulsando y reinhalando burbujas.
Algunos tiburones pueden detectar el olor de las presas en el agua en una parte por 10.000 millones, el equivalente a una gota en una piscina olímpica.
Un albatros (en la imagen, un albatros de ceja negra) puede captar el aroma de la comida a una distancia de 19 kilómetros.
Muchos animales tienen un buen sentido del olfato sin siquiera tener nariz. Esta mariposa atlas huele a través de sensores químicos en sus antenas.
Las serpientes, como esta serpiente negra de vientre rojo, utilizan sus lenguas bífidas para captar moléculas de olor, que a continuación se transfieren a dos huecos en la parte superior de la boca de la serpiente que contienen un centro sensorial denominado órgano vomeronasal.