
El topo de nariz estrellada tiene una de las narices más sensibles del planeta. No solo usan sus narices con tentáculos para buscar a sus presas, sino que también pueden oler bajo el agua expulsando y reinhalando burbujas.
Fotografía de Zigmund Leszczynski, Animals, Earth Scenes, National Geographic CreativeAlgunos tiburones pueden detectar el olor de las presas en el agua en una parte por 10.000 millones, el equivalente a una gota en una piscina olímpica.
Fotografía de Mauricio Handler, National Geographic CreativeUn albatros (en la imagen, un albatros de ceja negra) puede captar el aroma de la comida a una distancia de 19 kilómetros.
Fotografía de Paul Nicklen, National Geographic CreativeMuchos animales tienen un buen sentido del olfato sin siquiera tener nariz. Esta mariposa atlas huele a través de sensores químicos en sus antenas.
Fotografía de Mattias Klum, National Geographic CreativeLas serpientes, como esta serpiente negra de vientre rojo, utilizan sus lenguas bífidas para captar moléculas de olor, que a continuación se transfieren a dos huecos en la parte superior de la boca de la serpiente que contienen un centro sensorial denominado órgano vomeronasal.
Fotografía de Jason Edwards, National Geographic Creative