
El colibrí orejiblanco tiene la garganta de color turquesa metálico. Se extiende desde México hasta Centroamérica y, a veces, llega hasta el sureste de Arizona. Este es uno de los cientos de colibríes involucrados en el comercio de chuparrosa, incautados en el Laboratorio forense del Servicio de Pesca y Vida Silvestre en Ashland, Oregón.
Fotografía de Luján Agusti, National GeographicLos colibríes oscuros se encuentran en un área limitada del suroeste de México y es habitual verlos en jardines. Los machos tienen un llamativo pico rojo con la punta negra.
Fotografía de Luján Agusti, National GeographicEl colibrí más frecuente y fácil de observar en la mayor parte de la Costa Oeste es el colibrí de Ana, que aún no ha aparecido convertido en chuparrosa, posiblemente porque esta especie es difícil de encontrar en México.
Fotografía de Luján Agusti, National GeographicSi bien es bastante común en México, el colibrí corona violeta se vio pocas veces al norte de la frontera con Estados Unidos hasta aproximadamente 1960. Desde ese entonces, la especie se ha reproducido de manera regular en el sureste de Arizona y en el suroeste de Nuevo México.
Fotografía de Luján Agusti, National GeographicEl colibrí rufo, al que vemos en la imagen, y el colibrí de Allen están entre las especies de chuparrosa más comunes. Las poblaciones de rufo están experimentando considerables disminuciones, según la North American Breeding Bird Survey.
Fotografía de Luján Agusti, National GeographicEste colibrí oscuro fue disecado, colocado en un tubo de cartón, adornado con cordones de terciopelo rojo y vendido como chuparrosa.
Fotografía de Luján Agusti, National Geographic