Animales con nombres espeluznantes

Foto: Un cangrejo Halloween (Gecarcinus quadratus) en el zoológico de Audubon.
Si existiera una bandera de Halloween, quizá se pareciera al Gecarcinus quadratus, un cangrejo tropical decorado con vivos colores negros, naranjas, violetas y amarillos. Aunque te enseñarán las pinzas si te acercas demasiado, esta especie autóctona de Latinoamérica son vegetarianos inofensivos mucho menos temibles que la festividad que representan.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un gecko cola de hoja satánico (Uroplatus phantasticus) en el zoo de Houston.
Las protuberancias con forma de cuerno y los ojos impresionantes de estos lagartos —que son rojos en algunos individuos— les dan un aspecto diablesco. Pero quédate tranquilo: el único poder que tienen estos geckos es un disfraz increíble que les ayuda a camuflarse el los bosques llenos de hojas de Madagascar.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un piche llorón (Chaetophractus vellerosus) en el zoo de Omaha.
Hay pocos nombres más descriptivos que este. Cuando se sienten amenazados, estos mamíferos peludos y armados, autóctonos de Sudamérica, hacen sonar las alarmas. Las vocalizaciones altas y repetitivas advierten a los demás de que hay una amenaza próxima.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un banderín de Halloween (Celithemis eponina).
Estos bichos amantes del agua, autóctonos del este de Norteamérica, se llaman así por las franjas naranjas y marrones de las alas. Prefieren posarse sobre ramas desnudas, balanceándose en la brisa como, bueno, un banderín.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un vampiro común (Desmodus rotundus) en el zoo de Buffalo.
Estos mamíferos voladores, verdaderos vampiros de la noche, son hematófagos, lo que significa que se alimentan solo de la sangre que lamen tras practicar incisiones estratégicas en mamíferos, aves y lagartos. Anticoagulantes especiales en la saliva de los animales mantienen el flujo sanguíneo en las minúsculas heridas. Y por una buena razón: si estos animales aéreos pasan dos noches sin chupar sangre, mueren. (A diferencia de otros parientes mitológicos, no son inmortales.)
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkLa subespecie de salamandra americana gigante Cryptobranchus alleganiensis bishopi en el zoo de San Luis.
En Norteamérica, estas salamandras reciben el nombre de «maestras del Infierno». Aunque nadie está seguro del origen de su nombre común, estas salamandras gigantes —que pueden pesar casi dos kilos en su hábitat autóctono de Estados Unidos— tienen el aspecto de criatura que sin duda podría habitar el inframundo.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un mixine morado (Eptatretus stoutii) en el Gulf Specimen Marine Lab and Aquarium.
Este mixine morado, también conocido como «pez bruja del Pacífico», parece haber salido de las aguas turbias de las pesadillas, ganándose la reputación de ser una de las criaturas más repulsivas del mar. La realidad no se aleja demasiado. Ciegos y sin mandíbula, excavan en sus presas empleando una boca cubierta de tentáculos y pueden absorber nutrientes a través de la piel.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un cangrejo fantasma (Ocypode quadrata) en el Gulf Specimen Marine Lab.
Estos crustáceos pálidos y nocturnos —como un principiante disfrazado de fantasma en Halloween— se confunden con el lecho arenoso cuando permanecen inmóviles, de ahí su nombre. Rondan playas de la costa atlántica desde Rhode Island hasta Brasil, correteando a 16 kilómetros por hora.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un monstruo de Gila (Heloderma suspectum suspectum) en el zoo Gladys Porter.
Tanto el nombre común como el científico de este lagarto americano deben servir de aviso. «Heloderma» significa «con escamas», lo que hace referencia a la piel dura y escamosa de la criatura. Y «suspectum» deriva de la sospecha de que eran venenosos. Y lo son. De hecho, los monstruos de Gila («Gila», de la cuenca del río Gila, donde los hallaron por primera vez) son unos de los pocos lagartos venenosos de la Tierra.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Una mantis fantasma (Phyllocrania paradoxa) en el zoo de Budapest.
Si la decapitación poscoital no era suficiente —una actividad practicada por las hembras de varias especies de mantis—, esta criatura de aspecto alienígena tiene un truco aterrador: su impecable disfraz de hoja la hace casi invisible. Oculta entre los bosques del África oriental y Madagascar (quizá como un fantasma), la depredadora aguarda hasta emboscar a insectos desprevenidos.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un langostino africano (Atya gabonensis) en el Acuario Infantil de Fair Park.
El nombre de estos crustáceos, también conocidos como «camarones vampiro», no es el más adecuado. No chupan sangre. La página web de un acuario los describe como «pacíficos, tranquilos» y «más bien tímidos». Entonces ¿de dónde procede? Quizá de su color rojizo pálido.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Hormigas fantasma (Tapinoma melanocephalum) en el laboratorio de entomología urbana de la Universidad de Florida.
Aunque antaño estuvo confinada en su área autóctona de África o Asia (el origen de la especie es polémico), la hormiga fantasma atormenta edificios cálidos de todo el mundo como especie invasora. Con patas translúcidas y un abdomen transparente —de ahí su nombre—, siempre puedes saber qué ha tomado para comer este bicho de seis patas.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Una mantis diablo (Idolomantis diabolica) en el zoo Henry Doorly de Omaha.
La Idolomantis diabolica, una de las mantis más grandes y coloridas del mundo, ha evolucionado para imitar a una flor y evitar que la vean. Pero la mantis tiene un plan B en caso de que la descubran: se yergue, exponiendo sus vivos colores verdes, azules y violetas —y en algunos individuos, antenas rojas parecidas a cuernos—, de ahí su nombre.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un Eumicrotremus orbis en el acuario de la bahía de Monterrey.
Hay pocos peces más adorables que este morador de agua fría, un nadador cómicamente malo con forma de globo que recibe el nombre de «pez grumo espinoso del Pacífico». Para compensar su agilidad submarina ha llevado a cabo un avance evolutivo: Tiene una fuerte ventosa en la parte inferior, formada a partir de un conjunto de aletas pélvicas, que usa para anclarse a las rocas y las algas. Aunque tiene muchos depredadores, estos peces están cubiertos de protuberancias espinosas que lo ayudan a camuflarse.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Un chorlo gritón (Charadrius vociferus) en el zoo de Columbus.
Estas aves migratorias, que se reproducen en Norteamérica, son conocidas por su grito estridente, de ahí su nombre científico.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo ArkFoto: Dos medusas luna (Aurelia aurita) en el Shark Reef Aquarium.
Si existe una criatura parecida a un fantasma, esa es la medusa luna. Por desgracia, la han llamado como la roca que ilumina nuestro cielo nocturno, que se parece a la «campana» o cuerpo corto y translúcido de la especie. Aunque estas medusas nunca han llegado a la luna, sí las han enviado al espacio; en 1991, casi 2.500 crías de medusa luna viajaron a bordo del transbordador espacial Columbia (cuyo trágico accidente acabó con las vidas de sus siete tripulantes).
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark