Cómo ver un volcán activo en asientos de primera fila en Guatemala

Esta exigente excursión ofrece la rara oportunidad de presenciar una de las maravillas geológicas más activas del mundo.

Por Erick Pinedo
Publicado 28 may 2024, 13:12 CEST
El Volcán de Fuego entra en erupción durante el anochecer

Desde las alturas del volcán Acatenango, en Guatemala, los excursionistas pueden contemplar de cerca el Volcán de Fuego en erupción y ser testigos de su fuerza arrolladora mientras la lava y la ceniza pintan el cielo.

Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

Las frecuentes y espectaculares erupciones convierten al volcán de Fuego de Guatemala, de 4000 metros de altura, en uno de los volcanes más activos del mundo. Los aventureros que busquen un encuentro cercano con esta maravilla piroclástica deben dirigirse a la cima del vecino volcán de Acatenango (con 3962 metros de altura, el tercero más alto de Guatemala), que ofrece un punto de vista incomparable. La extenuante caminata va desde las exuberantes plantaciones de café en la base de la montaña hasta los bosques nubosos de la ladera, pasando por un terreno de otro mundo cerca de la cima. Esto es lo que hay que saber sobre esta impresionante ruta.

Izquierda: Arriba:

Uno de los volcanes más activos del mundo, el Volcán de Fuego, entra en erupción al fondo mientras los excursionistas se dirigen a Acatenango.

Derecha: Abajo:

Aunque desafiante, el senderismo por los frondosos bosques de Acatenango proporciona una serena escapada a la naturaleza, rodeado de los sonidos de la vida salvaje a cada paso.

fotografías de Peter Fisher, National Geographic

Aclimatate en Antigua

Antes de emprender el viaje para presenciar las erupciones de Fuego, aclimatate a la altitud en Antigua Guatemala. A poco más de una hora al oeste de la capital del país y a la sombra de los volcanes de Agua, Acatenango y Fuego, la encantadora ciudad colonial de Antigua cuenta con calles empedradas, animados mercados y pintorescas plazas.

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    El excursionista Charlie Ballinger lee en su tienda con vistas a una erupción del Volcán de Fuego vista desde el interior del campamento en Acatenango.

    Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

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      Pasar una noche en los campamentos de Acatenango permite a los excursionistas estrechar lazos durante la cena y compartir historias bajo las estrellas con la silueta resplandeciente del Volcán de Fuego en la distancia.

      Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

      Mientras exploran este enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los visitantes pueden degustar los sabores locales en el Café Condesa, disfrutar de una barbacoa tradicional y música en directo en el Restaurante Las Antorchas, y absorber la tranquilidad de la barroca Iglesia de la Merced, construida en 1767. Los alojamientos van desde la cómoda Posada del Ángel hasta la lujosa Casa Santo Domingo, situada en un antiguo convento de finales del siglo XVII.

      Las excursiones suelen empezar en el pueblo de La Soledad, donde comienza el camino a Acatenango. A partir de aquí, los escaladores pueden esperar un ascenso desafiante pero gratificante, pasando por diferentes ecosistemas, desde tierras de cultivo hasta bosques de coníferas. La caminata hasta la cima puede durar entre 5 y 6 horas, dependiendo del ritmo y las condiciones meteorológicas. Existe la opción de ir a caballo durante el tramo inicial del viaje, ya que el tramo final hasta la cima debe hacerse a pie.

      La excursionista Zilia Landes sale del campamento de Acatenango.

      Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

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        Visto desde Acatenango al amanecer, el Volcán de Agua se eleva unos 3700 metros. Los volcanes guatemaltecos de Agua, Fuego y Acatenango están geológicamente entrelazados, ya que comparten una base común a lo largo del Cinturón de Fuego del Pacífico, y las frecuentes erupciones del Volcán de Fuego pueden influir en la actividad sísmica de toda la región.

        Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

        Desde el cráter de Acatenango, entre las nubes y por encima de las copas de los árboles, el Fuego despliega toda su potencia explosiva. Muchos aventureros optan por una expedición de dos días para poder pernoctar en la cima y disfrutar de las espectaculares vistas y sonidos de la lava incandescente y el material piroclástico bajo el cielo estrellado de la noche.

        Prepárate para una gran oscilación térmica debido a la gran altitud, con temperaturas diurnas superiores a los 20 grados y bajo cero por la noche. Mientras que la excursión de dos días permite un viaje más pausado, la excursión de un día a Acatenango incluye el ascenso y el descenso en una sola jornada, más agotadora. Esta excursión, ofrecida por Casa Santo Domingo y empresas como Antigua Tours y OX Expeditions, comienza temprano, a las 5 de la mañana, para que los excursionistas regresen al anochecer, y suele durar entre 10 y 12 horas, incluido el transporte de ida y vuelta a Antigua.

        Lo que hay que saber

        El trekking a Acatenango no es apto para los débiles. Esta aventura requiere buena forma física, preparación y espíritu de aventura. Lleva ropa de abrigo, botas de montaña resistentes, agua y tentempiés. La estación seca, de noviembre a abril, suele ofrecer vistas más despejadas del volcán.

        Las frecuentes erupciones del Volcán de Fuego se producen varias veces al día.

        Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

        Por seguridad, es importante mantenerse informado sobre la actividad del volcán a través de fuentes oficiales, contratar a un guía local para la excursión y seguir sus instrucciones. Empresas como OX Expeditions organizan excursiones nocturnas que incluyen guía bilingüe, comidas, tiendas y transporte de ida y vuelta a Antigua.

        Se anima a los excursionistas a no dejar rastro y preservar la belleza de esta maravilla natural.

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          Visto desde Acatenango al amanecer, el Volcán de Agua tiene un cráter lleno de agua y bosques vírgenes, habiendo entrado en erupción por última vez a principios del Holoceno.

          Fotografía de Peter Fisher, National Geographic

          El periodista mexicano Erick Pinedo fue editor de la edición latinoamericana de National Geographic. Síguelo en Instagram.

          Peter Fisher es un fotógrafo independiente residente en Brooklyn, Nueva York. Este es su primer encargo para National Geographic.

          Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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