‘Febrero, el miedo de los galgos’

Una fecha marcada en negro en el calendario de la España profunda del abandono se acerca: el fin de la temporada de caza de liebre con galgo.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 1 feb 2019, 11:31 CET
Galgos
Un galgo espera adopción en su chenil de la protectora Nueva Vida, en Madrid.
Fotografía de Cristina Crespo Garay

Casi  380 animales son abandonados cada día en España, más de 138.000 perros y gatos al año arrojados a las calles o abandonados en protectoras y perreras. Así lo afirmaba el último estudio sobre abandono publicado por la Fundación Affinity.

Hoy se conmemora el Día Mundial del Galgo, que coincide con el fin de la temporada de caza de liebre con galgo en gran parte de la geografía española. El fin de la actividad cinegética es el motivo de un 12’2% de los abandonos, según el informe, ocupando el segundo lugar entre las principales razones, tan solo detrás de las camadas no deseadas.

«Cuando se dice que en España se abandona ese número, en realidad son muchísimos más que no han podido ser registrados», afirma Matilde Cubillo, presidenta de la Federación de Asociaciones Protectoras y Defensa Animal (FAPAM), en declaraciones a National Geographic España.

Lejos de un día para celebrar, esta fecha marcada en el calendario se vuelve un motivo de necesaria reflexión sobre la situación que aún viven 50.000 animales al año, según FAPAM.

 “En España hay muchísimos galgueros. Aquí en San Lúcar, casi medio pueblo es galguero, y tendrá 12 o 14 galgos cada uno, o más, con una media de edad de 2 o 3 años”, afirmaba una galguera entrevistada en el documental Febrero, el miedo de los galgos, que retrata la realidad que viven muchos de estos animales en España.

El documental muestra cómo son entrenamos muchos perros, atados a la parte posterior de un vehículo durante 15 o 20 kilómetros.
Fotografía de Febrero, el miedo de los galgos, Waggingtale Films

Cinco años más tarde de su grabación, la situación no ha mejorado. A pesar de que la Fundación Española del Galgo, e incluso el Seprona, insisten en desmentir estas cifras y banalizar el problema, los sucesos, los testimonios y los números lo confirman.

Los galgos son criados en masa, intentando encontrar ese galgo ganador. Después de una o dos temporadas, si es que llegan a ostentar el dudoso honor de ser válidos, muchos galgueros los abandonan. “Si a mí un perro con tres años ya no me vale para lo que yo quiero, lo llevo a una perrera. Si lo matan no es problema mío. Puedo llevar unos 7 perros al año a la perrera, ahora mismo tengo 12 aquí, allí 20, de máximo 4 años”, afirmaba otro galguero anónimo en el documental.  

Entrenar atados a un vehículo

“Yo misma he tenido perros que no me han servido y se los doy a amigos que son furtivos”, reconocía la primera, mientras explicaba cómo realizan el entrenamiento a motor de los galgos,  práctica habitual en todas las comunidades, esté permitida o no. Atan a los perros en grupo a la parte trasera de coches y motos y les hacen correr durante 15 o 20 kilómetros para entrenarlos.

Sin embargo, la carrera de 3 minutos tras la liebre poco tiene que ver con los extenuantes entrenamientos a los que los someten, donde muchos son arrastrados o se lesionan. “O se escapa la liebre, o muere el perro”, decía el llamado traillero mientras agarra las correas que terminan en cinco extasiados animales. 

Sirius (al frente) tenía cicatrices en su cuerpo cuando fue rescatado, pero nada se sabe sobre su vida anterior.
Fotografía de Rebecca Hale, National Geographic

Y en el fondo, aquellos que terminan en una protectora, o incluso en una perrera municipal, aunque sea de aquellas con mala fama, deben sentirse afortunados. Otros muchos terminan muertos, atropellados, tirados a pozos o ríos, quemados o incluso ahorcados en árboles.

Hace tres años, el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal realizó el dossier Maltrato a Galgos en España, donde documenta  cincuenta casos registrados  de maltrato. Desde animales cuyos cuerpos estaban abarrotados de perdigones, hasta aquellos atados a un coche y arrastrados, pasando por ahorcamientos, fracturas, quemaduras o cadenas clavadas a la piel.

“La época en la que recibimos mas llamadas es en el mes de febrero,  cuando acaba la temporada de caza, porque es cuando más abandonos hay. Podemos recibir 20 o 30 llamadas al día”, aseguraba SOS Galgos en el documental.

A menudo las protectoras tienen que lidiar entre las dos caras de esta realidad y abrir las puertas a aquellos que abandonan habitualmente a sus galgos, a veces con el cuello despellejado para quitarles el microchip y muertos de pánico, porque, si no los llevan, la otra opción es matarlos.

El hermano pequeño del galgo, menos conocido, corre la misma suerte: el podenco. La situación de estos perros de caza ha traspasado nuestras fronteras hasta el punto de que hay asociaciones en países como Alemania, Francia, Holanda o Estados Unidos que rescatan y buscan hogar a los galgos españoles.

Y aún así “son muchos más los recogidos, que los adoptados”, aseguraba Romero. Pone el foco de su preocupación en la indiferencia, a medida que narra un caso: “Lo encontramos en un estado lamentable de desnutrición, deshidratación, estaba prácticamente muerto. No tenía piel, su propia piel se había desgarrado donde tenía los huesos. Por donde estaba Hugo la gente paseaba y pasaba con el coche. Es algo que cuesta aceptar como persona, que un animal llegue a ese nivel a vista de todos”.

¿Dónde empieza la solución?

La Organización Mundial de la Salud y la World Animal Protection (WSPA) informaban en los 90 de que la única forma de frenar la sobrepoblación era a través de la esterilización, la identificación y la educación.

Gala, encontrada vagando cerca de la A3 de Madrid, está hoy felizmente adoptada.
Fotografía de Cristina Crespo Garay

“El mayor problema es el abandono masivo de galgos en nuestras instalaciones”, afirmaba en el documental un trabajador de la perrera municipal de Villamartín. “Tenemos 74 galgos y han salido unos 30, pero esperamos que de aquí a finales de febrero, entren otros 40 más. La ley de Andalucía te deja muy fácil el poder abandonar a un animal cuando quieras y de forma gratuita, cosa que no ocurre en ningún país de Europa”.

Algunos países ya están abriendo camino a las normativas necesarias para erradicar este problema, como Holanda. Este país supo poner el foco en la sanción al abandono, la esterilización y la educación para convertirse en un país libre de abandono.

California fue pionera en la decisión de prohibir la venta de animales a favor de la adopción en centros de rescate, algo que recientemente ha imitado Reino Unido al prohibir la venta de cachorros, para tratar así de evitar el tráfico de las mafias.

«El ministerio tiene pensado poner en movimiento un sistema de registro de núcleos zoológicos, que ayudará a conocer el número real en todas las comunidades autónomas, pero aún no se sabe cuándo se pondrá en marcha», nos comenta Cubillo.

En España, la ley aún está muy lejos de ser firme contra el abandono, el maltrato y la tenencia responsable, y cualquier línea resolutiva que no pase por ahí será tan solo un pequeño parche que únicamente paliará la superficie de un problema de fondo en nuestra sociedad.

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