Los perros pueden distinguir su nombre en entornos ruidosos

El hallazgo será útil para quienes trabajan con perros y tienen que llamarlos en situaciones caóticas.

Por Linda Lombardi
Publicado 7 may 2019, 13:43 CEST
Perro
Los perros pueden escuchar sus nombres entre una gran cantidad de ruido de fondo, y hacerlo se les da mejor que a los bebés humanos.
Fotografía de Joël Sartore, Nat Geo Image Collection

Hay personas con una capacidad asombrosa para distinguir sus propios nombres entre una gran cantidad de ruido, algo que los científicos denominan «el efecto fiesta de cóctel».

Ahora, una nueva investigación ha descubierto que los perros también pueden hacerlo, y que se les da incluso mejor que a los bebés humanos.

En recientes experimentos de la Universidad de Maryland, los científicos determinaron que nuestros amigos peludos pueden percibir su nombre pronunciado a la misma intensidad o más alto que el ruido de fondo.

Los cánidos también reconocían sus nombres cuando los pronunciaba una voz desconocida y por un altavoz, lo que sugiere que no responden solo al lenguaje corporal, el tono de voz u otras señales de una persona.

Es una información valiosa para la gente que trabaja con perros de servicio, que quizá deban escuchar órdenes urgentes de personas diferentes a sus dueños en un entorno ruidoso, según el estudio, publicado en la revista Animal Cognition.

También pone de relevancia el valor de que los dueños de los perros usen su nombre en cualquier situación ajetreada.

«Algunas personas dicen que es mejor que les hagas señales con las manos, pero los perros suelen estudiar la habitación para ver qué ocurre a su alrededor, entonces se las pierden», afirma Stanley Coren, profesor emérito de psicología de la Universidad de la Columbia Británica.

«Esto nos dice que no, que se puede atravesar el ruido usando el nombre del perro».

Perros frente a bebés

Para el estudio, la científica cognitiva Amritha Mallikarjun y sus colegas reclutaron a dueños de varias razas de perros, tanto mascotas como perros de servicio, de terapia y de búsqueda y rescate de todo Maryland.

En el laboratorio, el equipo colocó a cada perro con su dueño entre dos altavoces en el centro de una cabina de prueba, de forma que los animales tuvieran que girar la cabeza 90 grados para mirar un altavoz.

A continuación, los científicos reprodujeron grabaciones de la voz de una mujer desconocida para los perros que repetía o el nombre del perro o el nombre de otro perro con el mismo número de sílabas y entonación. Las grabaciones se combinaron con ruido de fondo —similar al de una cafetería— a tres volúmenes diferentes.

Después, los científicos anotaron si el perro se giraba hacia el altavoz que reproducía su nombre y el tiempo que escuchaban. Los resultados demostraron que los perros prestaban más atención a su propio nombre y que podían distinguirlo sobre el ruido de fondo hasta cierto punto.

Aunque los cánidos podían distinguir sus nombres con los dos primeros niveles de volumen de ruido de fondo, no podían hacerlo si el ruido de fondo estaba a más volumen que sus nombres.

Los adultos pueden escuchar sus nombres a los tres volúmenes, mientras que los bebés de 13 meses solo pueden escucharlos en el primer nivel de volumen, cuando sus nombres se pronuncian más alto que el ruido de fondo.

La ventaja de los perros de trabajo

Quizá no sea sorprendente que a los perros de servicio y otros perros de trabajo se les diera mejor esta tarea que a las mascotas.

Es probable que se deba en parte a que los primeros tienen más formación.

Es más, «sospecho que uno de los motivos por los que los perros de trabajo lo hacen mejor es porque la gente usa sus nombres de forma más coherente», afirma la coautora Rochelle Newman. «Solemos utilizar muchos apodos».

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    Si la mitad del tiempo llamas a tu perro con un mote, su nombre podría no ser una señal tan potente cuando esté a punto de cruzar una calle bulliciosa.

    Coren, que no participó en el estudio, indica que, tradicionalmente, los adiestradores de perros pronuncian el nombre de un perro para que les preste atención antes de darle una orden —por ejemplo: «Lassie, ven»—, pero no necesariamente porque signifique algo para el perro.

    «Algunos de la vieja guardia sostienen que el nombre es un ruido que emite el responsable del perro, al que le resulta familiar la voz de dicha persona, de forma que cualquier cosa que diga llamará su atención», afirma.

    Con todo, como los perros del estudio respondieron a los nombres pronunciados por desconocidos, es probable que el nombre en sí mismo llame la atención del perro.

    ¿Y si no responden al nombre?

    Mallikarjun también sugiere que los dueños se den cuenta de que a los perros no se les da tan bien como a nosotros detectar su nombre.

    «Los dueños de perros no deberían frustrarse si su perro no responde a su nombre en un entorno ruidoso como una calle bulliciosa o un parque abarrotado», afirma.

    «Tu perro no está siendo testarudo, en realidad es posible que no te entienda».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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