¿Por qué consumen plástico los animales marinos?

Han aparecido ballenas con el estómago lleno de plástico por todo el mundo. Esto es lo que sabemos al respecto.

Por Natasha Daly
Publicado 11 dic 2019, 12:21 CET
Cigüeñas
Las cigüeñas buscan alimentos en un vertedero español. Hay tal cantidad de basura que las cigüeñas ya no migran porque pueden encontrar comida todo el año entre la basura.
Fotografía de Jasper Doest, Nat Geo Image Collection

¿Por qué comería guantes de plástico un superdepredador marino? ¿O cuerdas? ¿O vasos de plástico? ¿Cómo acaba una ballena con más de 90 kilogramos de residuos en el estómago?

La semana pasada, hallaron una ballena de diez años muerta en una playa escocesa. La necropsia reveló que tenía 100 kilogramos de plástico y otros residuos solidificados en el aparato digestivo. La tragedia se destacó en varios titulares, ya que la cantidad de residuos eclipsaba la hallada en otros casos similares que parecen ser cada vez más frecuentes: grandes cetáceos aparecen muertos en playas de todo el mundo con el estómago repleto de basura.

En noviembre de 2019, encontraron un cachalote joven muerto en una playa de la isla de Harris, Escocia. En la necropsia encontraron en el estómago una maraña de residuos que pesaba 100 kilogramos.
Fotografía de Scottish Marine Animal Stranding Scheme

No está claro si estos casos son cada vez más comunes o si simplemente estamos más atentos ahora que el público es consciente de la crisis de contaminación por plástico, pero la producción de plásticos está aumentando de forma exponencial. En 1950 produjimos 2,3 millones de toneladas; en 2015, 448 millones de toneladas. Se prevé que la producción se duplicará para 2050.

Hay muchas incógnitas sobre cómo repercute el consumo de plástico y otros residuos en los animales marinos, por qué lo consumen o cómo les hace sentir. Aunque las necropsias revelan una cantidad impactante de material no comestible, en general la ingesta de plástico no es un asesino veloz. A menudo, la factura que pasa aparece de forma gradual y afecta más a unas especies que a otras de formas sigilosas y sutiles. Esto es lo que sabemos.

¿Por qué consumen plástico los animales marinos?

Según Matthew Savoca, investigador posdoctoral de la Estación Marina Hopkins de la Universidad de Stanford y explorador de National Geographic, los científicos tienen dificultades para responder a esta pregunta. Sabemos que el plástico es ubicuo y que cada año llegan al mar unos 8000 millones de kilogramos. Sabemos que los animales lo consumen, pero descubrir el porqué no es tarea fácil. «Sabemos poquísimo sobre lo que ocurre en el mar», afirma Savoca.

La sabiduría convencional sugiere que los animales consumen plástico porque está ahí y no saben que es malo (para algunos animales, como las anchoas, es posible que el plástico huela a comida). Pero eso no explica por qué solo determinados tipos de cetáceos —odontocetos que se sumergen a gran profundidad, como los cachalotes, los calderones y los zifios— aparecen muertos en las playas con el estómago lleno de plástico.

Estas especies cazan en las profundidades del océano, a veces a casi 500 metros de la superficie, donde reina la oscuridad. Emplean la ecolocalización para cazar a sus presas, normalmente calamares. Savoca afirma que es posible que los residuos plásticos suenen igual que la comida a oídos de los odontocetos.

Pero el plástico flota, ¿no?

La verdad es que muchos tipos de plástico, como las botellas de agua, se hunden de forma natural. Otros plásticos que flotarían pueden tener lapas o algas pegados a la superficie, lo que modifica su masa y los arrastra hacia el fondo. Se han encontrado trocitos de plástico en la fosa de las Marianas —de 11 kilómetros de profundidad, el punto más profundo del planeta—, donde lo consumen algunos crustáceos.

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    ¿Por qué no aparecen otras especies de ballenas con el estómago lleno de plástico?

    Los misticetos o ballenas barbadas, como las jorobadas o las azules, tienen filtros naturales para la comida. Las barbas que tienen en lugar de dientes y la estrechez de la garganta impiden que ingieran alimentos más grandes que el kril —pequeños crustáceos que forman bancos grandes y móviles—, que compone la base de su dieta. Esto podría explicar por qué no aparecen varadas con el estómago plagado de basura, pero Savoca y su equipo están estudiando si las barbas de estos cetáceos dejan pasar partículas plásticas más pequeñas. «Hay muchas preguntas sin respuesta», afirma.

    ¿Consumen las ballenas más plástico que otras especies?

    No necesariamente. Las pardelas paticlaras o negruzcas —unas aves grandes de color negro que anidan en las islas de las costas de Australia y Nueva Zelanda— consumen más plástico que cualquier otro animal marino en proporción a su masa corporal.

    Pero las muertes de ballenas siempre se destacan porque vemos muy pocas. La gran mayoría de las ballenas mueren en el mar y se hunden en el fondo, lejos de tierra firme. Savoca afirma que muchos animales, como las pardelas, los albatros y los peces, pasan desapercibidos si aparecen varados en una playa. «Pero si aparece una ballena de 15 metros en una playa, es noticia».

    ¿Cómo afecta el consumo de plástico a los animales?

    A veces, la muerte por plástico es obvia: por ejemplo, cuando se encuentran polluelos de albatros muertos con plástico y sin comida en el estómago o cuando la necropsia de una ballena muestra que el plástico afilado ha perforado el intestino.

    Pero muchas veces los daños son sigilosos y es probable que se manifiesten como letargo o hambre crónica y prolongada.

    Este cachalote muerto tenía seis kilos de plástico en el estómago
    Un cachalote muerto ha aparecido varado en Indonesia oriental con casi seis kilos de plástico en el estómago. Entre los restos había 115 vasos, 25 bolsas de plástico, dos chanclas y más de 1.000 fragmentos de cuerda. Se desconoce la causa exacta de la muerte de la ballena, pero los observadores afirman que esta pone de manifiesto la crisis global del plástico.

    Las ballenas tienen que salir a la superficie para respirar, lo que significa que tienen un tiempo limitado para sumergirse en busca de comida. «Pongamos que un cachalote puede capturar 30 alimentos en una inmersión. Si cinco o diez de dichos alimentos son basura sin valor, es posible que coma entre un 10 y un 30 por ciento menos de lo que comería normalmente», explica Savoca.

    Según él, esta carencia dificultaría que el animal tuviera energía para hacer todo lo que tiene que hacer, como reproducirse, migrar y seguir alimentándose.

    Y el plástico supera a otros factores de estrés que afectan a la fauna marina, como el cambio climático, la sobrepesca, el tráfico marítimo o la contaminación acústica. «Es una vergüenza, porque sus vidas ya son bastante difíciles sin la presión adicional a la que las sometemos», afirma Savoca. Sobre todo al ritmo al que estamos alterando su hábitat.

    «Hace 50 años apenas había plástico en el mar. Una ballena grande puede vivir el doble de ese tiempo», afirma. «En la vida de una sola ballena, hemos pasado de un océano sin plástico a otro con cientos de miles de toneladas».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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