El tráfico de pangolines aumenta con la expansión de las redes delictivas

Las redes de contrabando que antes se dedicaban al marfil recurren cada vez más a los pangolines.

Por Rachel Nuwer
Publicado 12 feb 2020, 11:48 CET
Escamas de pangolín
Estas bolsas representan una pequeña proporción de un envío ilegal de nueve toneladas de escamas de pangolín procedente de Nigeria incautado en las aduanas de Hong Kong en enero de 2019. Más de la mitad de las escamas de pangolín incautadas entre 2016 y 2019 procedían de Nigeria.
Fotografía de Anthony Wallace, AFP, Getty

Durante años, los pangolines han sido una fuente de carne y medicina tradicional en África y Asia. Sin embargo, la demanda de escamas de pangolín (usadas en China y Vietnam para tratar diversas afecciones) ha aumentado recientemente hasta tal punto que las fronteras geográficas están difuminándose. Se trafican cantidades enormes de escamas de África a Asia pese a la prohibición internacional de comercializar las ocho especies de pangolines que se aprobó en 2017. Un nuevo informe confirma que este tráfico está aumentando y que las redes internacionales de crimen organizado que antes traficaban principalmente con marfil de elefantes africanos recurren cada vez más a los pangolines.

«El nivel al que trafican pangolines es desmesurado comparado con el nivel pasado. Se sitúa en niveles completamente diferentes», afirma Sarah Stoner, directora de inteligencia de la Wildlife Justice Commission, una fundación internacional que pretende obstaculizar y desmantelar el tráfico de especies silvestres, y autora principal del informe.

En los últimos días, los pangolines han sido los protagonistas de muchos titulares, ya que un equipo de investigadores de la Universidad Agrícola de China Meridional citó al pangolín como posible huésped intermediario del nuevo coronavirus. No han publicado sus hallazgos y no se ha confirmado que el pangolín sea el animal desde el que el virus saltó a los humanos. Sin embargo, es una hipótesis de trabajo y pone bajo escrutinio el consumo de pangolines en China y el tráfico desmesurado de la especie.

Los animales más raros del mundo: el pangolín

Entre 2016 y 2019, Stoner y sus colegas peinaron registros de código abierto en busca de informes de incautaciones oficiales de escamas de pangolín en puertos y aeropuertos. Han limitado su análisis a alijos de 500 kilogramos o más, ya que es más probable que unos cargamentos tan grandes estén vinculados al crimen organizado. En esos cuatro años, documentaron 52 casos que equivalen a más de 228 toneladas de escamas de pangolín. El peso y tamaño de las especies de pangolín pueden variar y la mayoría de los cargamentos de escamas no se identifican por especies. Por eso no pudieron estimar cuántos animales representan esas 228 toneladas, pero creen que es probable que representen al menos a decenas de miles. Casi dos tercios de las incautaciones se produjeron en los dos últimos años y su peso medio aumentó de 2,4 toneladas en 2016 a 6,8 en 2019.

Stoner insiste en que estos datos solo representan una fracción del tráfico total. «La forma en que se recoge información es muy incoherente. Dependemos de que haya incautaciones, de que un país informe de ello, de que se anuncie públicamente y de que no se interpongan las barreras del idioma», afirma.

El equipo de Stoner también determinó que entre 2017 y 2018 se duplicó la cantidad y se triplicó el volumen de alijos que contenían tanto marfil como escamas de pangolín. Después de que China prohibiera el comercio doméstico de marfil en 2018, el precio del marfil se desplomó. Stoner sospecha que los delincuentes que antes se dedicaban principalmente al marfil han pasado a explotar las escamas de pangolín para mantener sus márgenes de beneficios. «Antes veíamos una proporción mayor de marfil y una pequeña cantidad de escamas de pangolín, pero ahora es todo lo contrario. Vemos una pequeña cantidad de marfil y grandes cantidades de escamas de pangolín», afirma Stoner.

La Wildlife Justice Commission identificó 27 países y territorios implicados como fuentes, tránsitos o destinos de estos cargamentos de escamas de pangolín. En particular, hay seis lugares vinculados al 94 por ciento del contrabando total: China, Hong Kong, Vietnam, Singapur, Nigeria y la República Democrática del Congo. Esto confirma los hallazgos pasados que demuestran que, conforme las poblaciones de pangolines asiáticos descienden por la caza furtiva, la oferta de este comercio se ha desplazado a África.

El equipo determinó que Nigeria se ha convertido en un centro de exportación internacional de escamas de pangolín, ya que representa el 55 por ciento de las incautaciones entre 2016 y 2019. En lo que respecta a la demanda, China fue el destino principal hasta 2018, cuando Vietnam se puso en cabeza. También parece que las relaciones entre las redes delictivas de Nigeria y Vietnam están fortaleciéndose, ya que en mayo de 2018 apareció una ruta de tráfico directa entre los dos países y ha continuado desde entonces.

«El tráfico de especies silvestres es internacional y es un proceso dinámico. La globalización se traduce en que tu socio comercial puede vivir en el extremo opuesto del mundo», explica Vincent Nijman, investigador de este tráfico en la Universidad Oxford Brookes en Reino Unido que no participó en el nuevo informe.

Añade que hasta que disminuya la demanda de pangolines y sus partes (y siempre y cuando pueda obtenerse un beneficio), los traficantes seguirán encontrando formas de satisfacer la demanda.

Los usos «medicinales» de las escamas de pangolín

Las escamas y otras partes del pangolín son ingredientes en casi 500 recetas de la medicina tradicional china, muchas de las cuales se remontan a hace siglos. Las escamas se usan en afecciones muy diversas, como la anorexia, las úlceras, las infecciones cutáneas, la infertilidad femenina o para fomentar de lactancia. Las escamas de pangolín se componen principalmente de queratina, la misma sustancia que forma las uñas y el pelo, y no existen evidencias científicas creíbles que respalden su eficacia. Sin embargo, mucha gente sigue creyendo en su uso y puede beneficiarse por el efecto placebo.

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    Una mujer vietnamita consulta a un especialista en medicina tradicional acerca de el uso de escamas de pangolín.
    Fotografía de Brent Stirton, Nat Geo Image Collection

    Según los hallazgos de la Wildlife Justice Commission, Vietnam es el receptor principal de escamas de pangolín. En Vietnam es ilegal matar, traficar, transportar, comercializar, almacenar y vender pangolines, incluso para la medicina. Las penas varían, pero las infracciones pueden castigarse con hasta 15 años de cárcel o multas de más de 590 000 euros.

    En China, donde también se protege estrictamente a los pangolines, el gobierno permite que determinadas clínicas y hospitales vendan escamas de pangolín con fines medicinales. En 2016, también se permitió que unas 200 farmacéuticas chinas fabricaran más de 60 productos que contenían escamas de pangolín, según la base de datos de la Administración Nacional de Productos Médicos de China. Las autoridades sostienen que distribuyen las escamas para fines medicinales de un almacén gubernamental, pero China nunca ha aclarado la magnitud de dicho almacén ni la procedencia de las escamas. Según informa la Wildlife Justice Commission, es probable que se esté usando el sistema médico para introducir escamas de pangolín africano obtenidas ilegalmente en el mercado nacional legal.

    Una decisión anunciada en pasado agosto por el gobierno chino podría reducir la demanda de escamas de pangolín. A partir de enero, la seguridad social china ya no cubrirá los medicamentos que contengan productos procedentes de los pangolines. China también ha tomado medidas para abordar el tráfico de pangolines. El pasado diciembre, tras una investigación de un año, las autoridades chinas incautaron en Wenzhóu, en la provincia de Zhejiang, un cargamento de más de 25 toneladas de escamas de pangolín procedente de Nigeria. También detuvieron a 18 sospechosos.

    «La forma en que las autoridades llevaron a cabo esta investigación intensiva a largo plazo fue un ejemplo perfecto de cómo deberíamos abordar este problema. China lo está haciendo muy bien, pero hay que hacer más, sobre todo en lugares como Nigeria, Vietnam, Hong Kong y Singapur», afirma Stoner.

    La idea de que los pangolines puedan ser vectores del actual brote de coronavirus podría frenar la demanda. «Sería un giro muy interesante, pero me gustaría ver más datos. De ser cierto, cruzaré los dedos para que beneficie a los pangolines y no agrave su situación», afirma Nijman.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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