Este avicida es legal, pero las muertes recientes han provocado controversia

«Es una forma horrible de morir, tanto física como psicológicamente», dice un conservacionista sobre el plaguicida Avitrol. Varias ciudades de Estados Unidos y Canadá están de acuerdo y algunas lo han prohibido.

Por Rachel Fobar
Publicado 22 oct 2020, 12:47 CEST
Palomas

Avitrol, un avicida aprobado por la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés), hace que las aves se caigan al suelo, convulsionen y mueran, una reacción que horroriza a los testigos. El producto está prohibido en muchos lugares, como Nueva York.

Fotografía de George McKenzie Jr

«Ya pasó», dijo Bonnie Siegfried en voz baja intentando reconfortar a una paloma que sufría convulsiones envuelta en una manta polar. El cuerpo del ave temblaba de forma violenta y el pico le castañeteaba mientras la sostenía en brazos. La paloma murió casi media hora después mientras Sigfried, que vive en Londres, en la provincia canadiense de Ontario, esperaba a que llegara el agente de control de animales. Más adelante, subió un vídeo de la paloma a Facebook.

En las semanas posteriores a aquel incidente a finales de agosto de 2020, varios residentes y vecinos de Londres, Ontario, contaron que habían visto a numerosas palomas que sufrían, aleteaban mientras convulsionaban, respiraban con dificultad y morían. Más adelante, una necropsia concluyó que las palomas habían sido intoxicadas con Avitrol, un veneno químico utilizado contra las aves. La Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés) ha aprobado el uso de Avitrol desde 1972 y el producto se registró nuevamente en Canadá en 2016, aunque se ha prohibido en Londres (Ontario) y otras partes de Canadá, así como en varias ciudades de Estados Unidos. La EPA clasifica el Avitrol como avicida, es decir, un plaguicida que mata aves.

Según la National Audubon Society, el Avitrol se emplea principalmente en Estados Unidos y Canadá y es el único avicida comercial aprobado por la EPA que se encuentra disponible. (Hay otro avicida, DRC-1339, aprobado por la EPA, pero solo puede utilizarlo el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.) El Avitrol es tóxico para todos los vertebrados que lo ingieran y en Estados Unidos se clasficica como plaguicida de uso restringido, así que solo pueden utilizarlo los profesionales de control de plagas autorizados.

Avitrol Corporation describe el producto como «control de aves compasivo» y dice que no está diseñado para matar aves, aunque reconoce que algunas mueren tras ingerirlo. Describe el Avitrol como un «agente químico repelente» que afecta de forma indolora a los sistemas nerviosos centrales y motores de las aves y hace que «se comporten como si sufrieran una crisis epiléptica», con síntomas como «vuelo errático, vocalizaciones, temblores y pupilas dilatadas, entre otros». Esta reacción tiene por objeto repeler a otras aves.

Sin embargo, los defensores del bienestar de los animales utilizan vídeos como el de Siegfried y la investigación de la Humane Society de Estados Unidos sobre el ingrediente activo del producto, la 4-aminopiridina, para argumentar que el Avitrol provoca dolor y sufrimiento innecesarios. Asimismo, varios incidentes de muertes masivas de aves, como en Londres, Canadá, sugieren que el producto suele utilizarse para exterminar aves, no para repelerlas. Los defensores de los animales también temen que el veneno mate por accidente a otros animales que se alimentan de palomas, como los halcones peregrinos, una especie amenazada en Canadá que los gobiernos locales han intentado proteger restringiendo el uso de este producto.

La página web de Avitron Corporation dice que «nunca ha recibido comunicaciones» de intoxicaciones secundarias en sus 50 años de actividad. Pero un estudio de 2013 publicado en la revista Journal of Toxicology revisó 29 intoxicaciones por Avitrol en especies que no eran el objetivo: 25 perros, tres gatos y un bóvido. Un perro murió y cinco recibieron tratamiento y se recuperaron; se desconocen los desenlaces del resto de los animales.

Avitrol Corporation no ha respondido a nuestras numerosas solicitudes de entrevista.

Los particulares y las empresas tienen varios motivos para querer deshacerse de las aves, normalmente de las palomas, pero también de gorriones comunes, mirlos, estorninos y cuervos. Debido a sus heces, se las suele considerar un estorbo. También pueden propagar enfermedades, como la histoplasmosis, una infección transmitida por las aves que puede causar fiebre, escalofríos, cefaleas y otros síntomas. A menudo, los ganaderos también quieren impedir que se coman los alimentos de sus animales. Sin embargo, muchos países han dejado de utilizar veneno para gestionar las «plagas» de aves, según señala la Audubon Society, y los avicidas están prohibidos en gran parte de Europa y el Reino Unido.

No hay ninguna organización que supervise el uso de avicidas a nivel internacional, así que se desconoce cuántos países permiten su uso y cómo de extendidos están.

La EPA realiza un seguimiento del uso de plaguicidas en Estados Unidos, pero se ha negado a compartir los datos sobre la cantidad utilizada cada año pese a nuestras muchas solicitudes.

«Una forma horrible de morir»

Un avicida como el Avitrol es «extremadamente inhumano», dice Stephanie Boyles Griffin, científica del departamento de protección de especies silvestres de la Humane Society de Estados Unidos, con sede en Washington D.C. Como neurotoxina —un veneno que ataca al sistema nervioso—, dice que el Avitrol puede sobrestimular los sentidos y provocar convulsiones. «Cualquiera que haya tenido convulsiones tonicoclónicas generalizadas sabe lo traumáticas que son».

Bob Sallinger, de la Audubon Society de Portland, dice que él y sus colegas pasaron días recogiendo cuervos muertos tras las muertes en masa de 2014 y 2018.

Fotografía de Bob Sallinger

En lugar de utilizar veneno contra las aves, Portland ha optado por métodos compasivos: limpiar las heces de las aceras con una hidrolimpiadora de alta presión y liberar aves predadoras para ahuyentar a los cuervos.

Fotografía de Bob Sallinger

Las personas que han sido testigos de muertes de aves en las calles han notificado estos casos a las autoridades responsables de la fauna salvaje. Las necropsias han revelado que la causa de muerte más habitual era el Avitrol y algunos gobiernos locales —como Nueva York; San Francisco; Boulder, Colorado; y Portland, Oregón— han prohibido el uso de Avitrol y otros avicidas.

Los residentes de Portland se quedaron horrorizados tras dos incidentes en 2014 y 2018, cuando los cuervos «literalmente llovían del cielo», se estrellaban en la acera, graznaban y aleteaban, con los ojos en blanco, cuenta Bob Sallinger, director de conservación de la Audubon Society de Portland. «Yacían de lado, pedaleaban con las patas y sufrían convulsiones y morían», cuenta. Sus cadáveres estaban extendidos a lo largo de 30 o 40 manzanas. «Es una forma horrible de morir, tanto física como psicológicamente».

Sallinger y sus colegas de Audubon en Portland recogieron decenas de aves para analizarlas y se determinó que la causa era el Avitrol, aunque nunca se identificó al distribuidor. «Para la comunidad, la pregunta era si este producto era aceptable en Portland», afirma.

más popular

    ver más

    El 5 de junio de 2019, en una reunión en el ayuntamiento, la comunidad de Portland respondió con un «no rotundo», dice Sallinger. El ayuntamiento votó a favor de prohibir el uso de Avitrol en terrenos municipales. Incluso los miembros del sector empresarial local —muchos de los cuales tenían un incentivo para deshacerse de aves molestas— se pronunciaron en contra del veneno.

    «Es raro que se tomen medidas contra los plaguicidas a nivel local, pero este ha generado oposición en varios lugares donde las comunidades se han sentido obligadas a intervenir y hacer lo que la EPA no ha estado dispuesta a hacer», cuenta Sallinger. «Creo que dice mucho de lo malo que es este producto y lo irresponsable que es utilizarlo».

    Rara vez se utiliza del modo previsto

    El etiquetado del Avitrol detalla los requisitos de la EPA para su uso adecuado: una distribución limitada y dispersa en áreas que ofrezcan oportunidades de alimentación solo para el número necesario de las aves seleccionadas.

    Sin embargo, los expertos afirman que el Avitrol rara vez se utiliza del modo previsto y Sallinger señala que es difícil, si no imposible, limitar la cantidad de veneno que ingieren las aves.

    La EPA establece que solo los profesionales autorizados que hayan recibido formación de la agencia regulatoria de plaguicidas de su estado pueden distribuir Avitrol y que el programa de certificación de cada estado debe obtener la aprobación federal de la agencia. En 2013, la EPA reforzó el etiquetado del Avitrol para incluir los lugares donde puede colocarse el cebo, vigilar el cebo tras su colocación y cómo deshacerse de las aves muertas.

    La «etiqueta es la ley», dice la EPA sobre los plaguicidas. Si un plaguicida registrado se está utilizando «de forma que contradiga su etiquetado», la EPA puede detener la venta del producto.

    Aunque los efectos del avicida son «visualmente repugnantes», como señala un estudio publicado en la página web de Avitrol, la empresa indica que la distribución minuciosa de este para repeler a las bandadas de aves puede causar «poca o ninguna mortalidad». La EPA coincide: «Debido a la baja mortalidad aviar prevista mediante el uso del Avitrol frente a otras alternativas (abatirlas con armas, por ejemplo)», el producto es «compasivo».

    “No cabe duda de que sienten dolor, ya sea durante las convulsiones o tras las convulsiones cuando se han golpeado contra el suelo.”

    por TRAVIS LONGCORE, DIRECTOR CIENTÍFICO DE URBAN WILDLANDS GROUP

    Pero Sallinger dice que Portland ofrece un ejemplo de cómo no siempre se sigue el etiquetado del Avitrol. La etiqueta de la EPA exige que los usuarios recojan y entierren o incineren los cadáveres, pero eso no ocurrió con los cuervos muertos de Portland. Sallinger cuenta que, tras las muertes en masa, pasó días recogiendo cadáveres y colocándolos en bolsas de basura. «Creo que la EPA es negligente a la hora de autorizar este [producto] porque no hay modo de garantizar que se puedan cumplir los requisitos de la etiqueta».

    «Una alegación escandalosa»

    Independientemente de si el Avitrol se utiliza de forma adecuada, la afirmación de la empresa de que es un método compasivo es «una alegación escandalosa», afirma Travis Longcore, director científico de Urban Wildlands Group, una organización de conservación sin ánimo de lucro con sede en Los Ángeles. «Haces que las aves sufran un malestar extremo, como mínimo, un dolor más que probable y, ocasionalmente, la muerte, para “ahuyentar” al resto», explica. «Es de sentido común que es inhumano».

    En 2007, la Humane Society de Estados Unidos encargó a Longcore que redactara un informe sobre la 4-aminopiridina, el ingrediente activo del Avitrol. En contra de la alegación de Avitrol de que las aves están en un «estado deprimido» y «no pueden sentir dolor» antes de que se produzcan las convulsiones, Longcore descubrió que la exposición a la 4-aminopiridina en realidad «aumenta la sensación de los nervios» y provoca un hormigueo y dolor abdominal.

    Avitrol aumenta los niveles de acetilcolina, un neurotransmisor que controla las contracciones musculares. A veces se receta medicamentos con 4-aminopiridina a los humanos que sufren esclerosis múltiple; aquellos que sufren sobredosis accidentales «informan de una sensación de quemazón en la garganta y malestar abdominal seguido de náuseas, irritabilidad, debilidad, mareos, “sensación de muerte inminente”, sed y disnea», según el informe de Longcore. Unas concentraciones lo bastante elevadas también pueden provocar convulsiones, como se ha observado en las aves intoxicadas con Avitrol.

    En un estudio publicado en su página web, Avitrol alega que, durante las convulsiones, «el animal no puede sentir dolor porque no puede recordar la experiencia». El estudio sostiene que esta «observación es aplicable a seres humanos». Pero Longcore señaló que faltan pruebas de que las aves no son conscientes de las convulsiones y ahora se sabe que los humanos pueden estar conscientes durante las convulsiones focales que comienzan en una región del cerebro.

    En última instancia, en lo que respecta al tema del dolor, «no podemos preguntarles a las aves», dice Longcore. Pero «no cabe duda de que sienten dolor, ya sea durante las convulsiones o tras las convulsiones cuando se han golpeado contra el suelo».

    Alternativas compasivas

    Stephanie Boyles Griffin, de la Humane Society, dice que las personas recurren al Avitrol porque creen que es una «solución rápida». Pero «por supuesto, eso no es cierto», añade. Las aves que ven a otras aves sufriendo pueden asustarse durante un tiempo, pero siempre regresan.

    Boyles Griffin, que se autodescribe como una «gran fan de las palomas», está segura de que la mayoría de las personas no quieren hacer daño a los animales salvajes. «En general, las personas toleramos a nuestros vecinos salvajes y las palomas son uno de ellos, y cuando resolvemos un problema con ellas prefieren medidas compasivas y no letales».

    La buena noticia, según Boyles Griffin, es que hay muchas alternativas que «funcionan mejor que los métodos crueles y letales». Algunos consisten en cambiar el comportamiento humano; por ejemplo, la solución sencilla de no alimentar a las aves para que no se congreguen. Los nidos y las púas también pueden impedir que las aves se posen en árboles y edificios cerca de aceras o estatuas con mucho tráfico, donde sus heces se consideran un estorbo.

    Otra opinión es la «planificación parental para palomas», dice Erick Wolf, consejero delegado de OvoConrtol, la única empresa que fabrica alimento con anticonceptivos para aves. Su producto bloquea los receptores de esperma de los óvulos de las palomas hembra. Si estos alimentos están disponibles en un comedero automático, las aves volverán a diario para comérselo. En tres meses, las bandadas y sus excrementos empiezan a disminuir, explica Wolf.

    Otro método para limpiar las aceras, empleado en Portland durante las muertes en masa de cuervos, es un lavador para aceras al que llaman en broma «Poopmaster 6000».  La ciudad también ha contratado cetreros para que liberen busardos mixtos que ahuyenten a los cuervos. Todo forma parte de nuestra «responsabilidad de coexistir» con las especies silvestres, dice Sallinger.

    La afirmación de Avitron Corporation de que este producto es compasivo es «una alegación escandalosa», dice Travis Longcore, director científico de Urban Wildlands Group, una organización de conservación sin ánimo de lucro con sede en Los Ángeles.

    Fotografía de Charlie Hamilton James, National Geographic Image Collection

    Debido al abanico de alternativas y la mayor oposición al Avitrol, dice que es hora de que la EPA retire la aprobación a este veneno. «Hay cada vez más municipios que han dicho: “En nuestra comunidad no”. Creo que es muy importante y creo que la EPA tendrá que prestar atención a este tema».

    Según la EPA, están sometiendo al Avitrol a una revisión de registro, que ocurre cada 15 años. La agencia dice que es posible que termine un proyecto de análisis de riesgos sobre el avicida a finales de este mes. En él, la EPA caracteriza la naturaleza y la escala de los riesgos para la salud de los humanos y el medio ambiente. Estos análisis de riesgos de productos se realizan de forma rutinaria y se ponen a disposición del público para que se revisen y se comenten. «La EPA evaluará minuciosamente todas las opiniones aportadas durante el periodo de observaciones abiertas». Finalmente, la EPA tomará una decisión final sobre si registrará el producto de nuevo.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

    más popular

      ver más
      loading

      Descubre Nat Geo

      • Animales
      • Medio ambiente
      • Historia
      • Ciencia
      • Viajes y aventuras
      • Fotografía
      • Espacio

      Sobre nosotros

      Suscripción

      • Revista NatGeo
      • Revista NatGeo Kids
      • Disney+

      Síguenos

      Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved