Los tigres casi se han triplicado en Nepal, pero ¿a qué precio?

El país cuenta ahora con 355 tigres, pero los críticos dicen que el enfoque de conservación ha puesto en peligro a sus vecinos humanos.

Por Dina Fine Maron
Publicado 1 ago 2022, 12:06 CEST
Un tigre de bengala vadea en el Parque Nacional de Bardia, en Nepal, una de las ...

Un tigre de bengala vadea en el Parque Nacional de Bardia, en Nepal, una de las zonas protegidas del país para estos animales.

Fotografía de Utopia_88, Getty Images

Nepal se ha convertido en el líder mundial en la conservación del tigre. 

El país ha anunciado que cuenta con 355 ejemplares de estos felinos en peligro de extinción dentro de sus fronteras, lo que supone casi triplicar su población conocida desde su estimación de 121 tigres en 2009.

En la Cumbre Mundial del Tigre celebrada en San Petersburgo (Rusia) en 2010, los 13 países que tienen tigres en libertad se comprometieron a duplicar su número de ejemplares. Sólo Nepal ha cumplido este objetivo.

El éxito del país se debe en gran medida a la "fuerte implicación del Gobierno" en la conservación del tigre y a la aplicación de estrictas políticas contra la caza furtiva, afirma Abishek Harihar, subdirector del programa de tigres del grupo de conservación de felinos silvestres Panthera, que apoyó los recientes esfuerzos de Nepal por estudiar su población de tigres de Bengala.

A principios del siglo XX, más de 100 000 tigres vagaban por el planeta, pero la pérdida de hábitat eliminó más del 90% de su área de distribución, según Panthera. La caza de trofeos y la caza furtiva para obtener sus pieles y huesos (utilizados en China y otros lugares de Asia para fabricar productos como el "vino" de hueso de tigre, un brebaje tradicional que, según algunos, infunde al bebedor la fuerza del animal) también redujeron considerablemente las poblaciones de tigres. En la actualidad, Camboya, Laos, Vietnam y el sur de China no tienen tigres en estado salvaje. 

Una tigresa de Bengala se relaja en el Parque Nacional de Bandhavgarh, en la India. Un artículo en el número de noviembre de 2011 documentaba las amenazas contra los tigres salvajes y lo que haría falta para protegerlos.

Fotografía de Lynsey Addario

En Nepal, el castigo por la caza furtiva de un tigre incluye 15 años de prisión y una multa de unos 10 000 euros, dice Harihar.

Desde la década de 1970, Nepal ha creado cinco parques nacionales donde viven la mayoría de sus tigres. Están fuertemente patrullados por personal del parque y del Ejército. La protección de los tigres también ha ayudado a otros animales amenazados: rinocerontes, elefantes y pangolines, entre otros.

La mejora de los métodos de muestreo (como las cámaras trampa) explica algunas de las mejoras en el número de tigres de Nepal. Pero también ha habido un aumento real de la población, con el nacimiento de más tigres, dice Harihar. "Ciertamente, Nepal se ha acercado mucho más que otros países a sus objetivos con respecto a los tigres", afirma, aunque India, Bután y Tailandia también han logrado avances en los últimos años.

El anuncio del tigre de Nepal se produce después de que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la autoridad mundial sobre la situación de los animales en peligro de extinción, anunciara a principios de julio de 2022 que el número de tigres en todo el mundo es "estable o está aumentando". Su último recuento indica que hay entre 3726 y 5578 tigres salvajes, un aumento del 40% respecto a la estimación de 2015. Gran parte de la mejora se debe a un mejor seguimiento, no al aumento del número de animales en peligro de extinción, señaló la UICN.

Sin embargo, el progreso del tigre en Nepal ha tenido un coste: algunos críticos dicen que el enfoque en el aumento de tigres choca con la seguridad de la comunidad. En los últimos años, han aumentado los ataques de tigres contra la población local que vive en los alrededores del hábitat de los tigres, así como la depredación del ganado, lo que amenaza los medios de subsistencia. Las agencias gubernamentales y los conservacionistas "no han pensado lo suficiente en cómo mantener la seguridad de la gente en esas comunidades", afirma Kumar Paudel, director de Greenhood Nepal, una organización conservacionista sin ánimo de lucro con sede en Katmandú.

"Me emociona ver las cifras de tigres", dice, "pero el coste de esta conservación me parece realmente triste".

Entre julio de 2021 y julio de 2022, los tigres mataron a 16 personas en el Parque Nacional de Chitwan, el principal hábitat del gran felino, según Babu Ram Lamichhane, biólogo del National Trust of Nature Conservation, en Nepal. En cambio, dice, en el conjunto de los cinco años anteriores se produjeron 10 ataques (con las consiguientes muertes) en el parque. 

El mes pasado, un tigre atacó e hirió a una mujer de 41 años en el distrito de Bardiya, cerca de una de las mayores zonas de hábitat de tigres, mientras recogía leña. El incidente, según The Kathmandu Post, indignó a la comunidad, y la gente bloqueó la carretera principal, exigiendo una mayor protección contra la fauna salvaje. Para dispersar a los manifestantes, las fuerzas de seguridad desplegaron proyectiles de gas lacrimógeno y abrieron fuego, lo que provocó múltiples heridos y un muerto.

El grupo de Lamichhane ha comprobado que los tigres que hieren o matan a personas suelen estar físicamente deteriorados o sin territorio: son animales estresados que buscan una presa fácil. El aumento de la densidad de tigres, dice, obliga a algunos felinos a buscar territorio en zonas marginales, donde es más probable que se encuentren con personas.

Una mejor vigilancia de estos animales y un control oportuno, como la eutanasia del tigre, pueden ayudar a reducir los ataques, dice, y añade que reubicar a los felinos que han atacado previamente a la gente no es una buena solución porque pueden hacer daño a las personas en otros lugares.  

La mayoría de la gente que vive en los alrededores de los parques sigue dependiendo del bosque para sus necesidades diarias, por ejemplo, la leña para el combustible, dice Kanchan Thapa, jefe de programas de vida silvestre del Fondo Mundial para la Naturaleza-Nepal. Por ello, el Gobierno y otros socios de la conservación deberían centrarse en ofrecer opciones de subsistencia alternativas a estas personas, afirma. 

Con la publicación de las nuevas cifras de la población mundial, la UICN instó a los países a seguir ampliando y conectando las áreas protegidas y pidió una mayor colaboración con las comunidades que viven en los hábitats de los tigres y sus alrededores.

"El principal problema es la interacción entre el hombre y el tigre", dice Paudel, y añade que los gobiernos tienen que "pensar en el coste social de la conservación y en cómo podemos compartirlo realmente todos".

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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