Descubierto en Castellón el origen de la dinastía de los espinosáuridos

El descubrimiento de más huesos de espinosaurio en España (una de las especies de espinosaurio más antiguas jamás encontradas) confirma que el árbol genealógico de este monstruo fluvial tiene su origen en Europa occidental.

Por Riley Black
Publicado 18 may 2023, 20:20 CEST
El recién descubierto dinosaurio carnívoro Protathlitis cinctorrensis

El recién descubierto dinosaurio carnívoro Protathlitis cinctorrensis podría haber acechado las antiguas costas en busca de presas.

Fotografía de Image by Grup Guix

Los espinosaurios (o espinosáuridos) eran dinosaurios que rompieron todas las reglas. En lugar de un cráneo optimizado para morder, como el Tyrannosaurus rex, estos carnívoros del Cretácico desarrollaron mandíbulas de cocodrilo, más adecuadas para sujetar presas en apuros. Muchos llevaban impresionantes velas en la espalda, y al menos un puñado de especies se ganaban la vida capturando peces en las antiguas costas en lugar de perseguir a sus presas en tierra.

Y ahora, gracias a un puñado de fósiles de rocas (hallados en Catellón) de 130 millones de años de antigüedad, los científicos han podido revelar los inicios de esta inusual dinastía de dinosaurios. Una nueva especie, descrita en un estudio publicado en Scientific Reports, es uno de los espinosaurios más antiguos conocidos.

El nuevo dinosaurio recibe el nombre de Protathlitis cinctorrensis, que se traduce aproximadamente como Campeón de Cinctorres, en honor a la cercana localidad homónima, y a la victoria en 2021 del Villareal C.F. en la UEFA Europa League. En vida, el animal medía probablemente más de 9 metros de largo y mordía a sus presas con mandíbulas largas y poco profundas repletas de dientes cónicos. Para saber si Protathlitis tenía una enorme garra en el pulgar o una elaborada vela en la espalda, como otras especies emparentadas, habrá que esperar a que aparezcan más fósiles. Desde que los paleontólogos empezaron a buscar en el yacimiento en 2002, sólo se ha encontrado una pequeña colección de huesos del dinosaurio: parte de la mandíbula superior y cinco vértebras de la cola.

Trabajar con un número reducido de huesos dificulta la identificación de una nueva especie de dinosaurio. Los fósiles de Protathlitis muestran una característica particular en la mandíbula que no se ve en otros espinosáuridos, dice el paleontólogo del Museo Field de Historia Natural (Estados Unidos) Matteo Fabbri, que no participó en el nuevo estudio. Este sutil rasgo no es tan obvio como una cresta o un cuerno, pero aún así distingue al Protathlitis como un nuevo espinosaurio distinto de sus parientes conocidos.

Las rocas donde se encontró Protathlitis revelan que esta zona fue en su día un estuario prehistórico donde se mezclaban el agua salada y el agua dulce. Es probable que el animal compartiera la región con otros de su especie, como el Baryonyx, de tamaño similar, al que le gustaban los hábitats pantanosos donde abundaban los peces y los dinosaurios de presas más pequeñas acudían a beber. Es posible que el Protathlitis llevara una vida similar acechando las antiguas costas, pero se necesitan más fósiles para descifrar cómo era y cómo se comportaba.

Otro misterioso espinosaurio también vivió en la misma época, llamado Vallibonavenatrix, aunque es posible que este dinosaurio, conocido también por un puñado de fragmentos fósiles, fuera en realidad el mismo animal que el recién descubierto Protathlitis.

No obstante, el descubrimiento de más restos de espinosaurio en España subraya que Europa occidental fue el crisol de la evolución de los primeros espinosáuridos. "Lo que me sorprende es la repentina explosión de nuevas especies de espinosáuridos que se han descrito en Portugal, España y el Reino Unido en los últimos años", afirma Fabbri.

Los huesos antiguos ayudan a reconstruir cómo estos devoradores de peces empezaron a diversificarse antes de extenderse a lo que hoy es Brasil, Marruecos, Laos y otros lugares, convirtiéndose finalmente en algunos de los mayores depredadores terrestres que han acechado la Tierra.

Los paleontólogos dividieron a los Spinosaurus en dos grupos: los barioniquinos, algo más pequeños y sin velas, y los espinosaurinos, más grandes y con velas. La abundancia de las primeras especies de espinosaurios en Europa occidental indica que estas ramas principales del árbol genealógico del animal se originaron en el continente mucho antes de la evolución de gigantes posteriores como el famoso Spinosaurus, un carnívoro monstruoso que podía llegar a medir más de 13 metros de longitud y tenía una vela de cinco pies de altura que sobresalía de su espalda.

Cuando vivió Protathlitis, la mayor parte de Norteamérica, Europa y Asia estaban unidas en un continente supercontinente llamado Laurasia. "Durante el Cretácico Temprano en Laurasia, las dos subfamilias de espinosaurios ocupaban la parte occidental de Europa", explica Andrés Santos-Cubedo, paleontólogo de la Universidad Jaume I de Barcelona y autor principal del nuevo estudio. Los barioniquinos, entre los que probablemente se incluye Protathlitis, pasaron a ser comunes en Europa, mientras que los espinosaurinos de mayor tamaño prosperaron en la antigua África.

El momento exacto en que los espinosaurios empezaron a desarrollar sus habilidades acuáticas requerirá más investigación. Por un lado, Fabbri señala que es probable que los primeros Spinosaurus evolucionaran en el Jurásico anterior, pero aún no han sido descubiertos. Los paleontólogos están trabajando hacia atrás a partir de los espinosaurios definitivos más antiguos para averiguar cómo se separó el grupo de otros dinosaurios.

También se está debatiendo cómo se desenvolvían los espinosaurios en el agua, pero investigaciones recientes han llegado a la conclusión de que algunas especies probablemente cazaban cerca de las orillas de los ríos, mientras que otras se sumergían completamente bajo el agua para cazar a sus presas. Todo, desde los densos huesos que actuaban como lastre biológico hasta el contenido intestinal que contenía peces, ha puesto de relieve lo importante que era la vida semiacuática para, al menos, algunos espinosáuridos.

No se sabe lo suficiente de Protathlitis como para determinar si el dinosaurio buscaba peces o prefería alimentos más terrestres. "Una evaluación adecuada de la hipótesis acuática requiere pruebas biomecánicas, así como comparaciones de cuerpos y extremidades", afirma Santos-Cubedo.

Tales estudios son difíciles porque los fósiles de espinosaurios "no son muy abundantes", señala, pero futuros descubrimientos podrían proporcionar los huesos necesarios para investigar por qué algunos espinosaurios preferían cazar en tierra mientras que otros acechaban al borde del agua.

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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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