¿Cuándo tendremos la vacuna para la enfermedad de Lyme?

Se están preparando varias vacunas y nuevos tratamientos a medida que las garrapatas portadoras de la enfermedad se extienden a nuevos lugares. Esto es lo que hay que saber sobre las picaduras de garrapata y el riesgo de infección.

Por Sharon Guynup
Publicado 17 may 2023, 12:49 CEST
Micrografía óptica de una garrapata de la enfermedad de Lyme

Micrografía óptica de una garrapata de la enfermedad de Lyme (especie Ixodes). Sólo la hembra se alimenta de sangre utilizando su aparato bucal perforador (arriba a la derecha) para atacar a ratones, ciervos, perros y seres humanos. Ixodes es portadora de la bacteria Borrelia burgdorferi, causante de la enfermedad de Lyme en humanos. Los síntomas de la enfermedad de Lyme incluyen lesiones cutáneas, inflamación de las articulaciones, fiebre y dolor de cabeza, y persistirán si no se trata.

Fotografía de Micrograph by ALFRED PASIEKA, SCIENCE PHOTO LIBRARY

Es temporada de Lyme en Europa occidental y, sobre todo, Estados Unidos. El riesgo de infección por las garrapatas de patas negras que la transmiten es cada vez mayor en estos territorios (España incluida). En Estados Unidos la problemática es especialmente grave, pues casi la mitad de su población vive en territorio infestado de garrapatas.

Sin un tratamiento antibiótico inmediato, la enfermedad de Lyme puede causar problemas debilitantes en el corazón y el sistema nervioso, artritis y otras complicaciones, por lo que es difícil de curar. Aunque se están desarrollando varias vacunas, el creciente número de casos ha alcanzado niveles epidémicos: en EE.UU. se registran unos 476 000 casos al año que suponen casi unos 1000 millones de euros en gastos médicos. Según un estudio de 2022 realizado por el Instituto de Salud Carlos III, entre 2005 y 2019 "se registraron 1865 pacientes con esta enfermedad [en España]; desde 2005 a 2019 se produjo un incremento de hospitalizaciones del 191,80%".

Se ha convertido en "una verdadera amenaza para la salud", afirma Paul Mead, jefe de la rama de enfermedades bacterianas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. "Está claro que hacen falta nuevas intervenciones y prevenciones".

Izquierda: Arriba:

Resonancia magnética (RM) axial con contraste del cerebro de un hombre de 41 años con encefalopatía de Lyme. El escáner muestra zonas anormales alrededor de los ventrículos, signo de la inflamación crónica del cerebro y la médula espinal que se produce en esta enfermedad.

Fotografía de Image by ZEPHYR, SCIENCE PHOTO LIBRARY
Derecha: Abajo:

La bacteria de la enfermedad de Lyme, Borrelia burgdorferi, es un parásito que cicla entre garrapatas y huéspedes vertebrados. B. burgdorferi altera las proteínas expresadas en su superficie externa en función del estado de cada hospedador. En esta micrografía óptica, se utilizan anticuerpos inmunofluorescentes para diferenciar las proteínas de superficie presentes en la bacteria.

Fotografía de NIH, NAID, BSIP, Universal Images Group, Getty Images

Con varias vacunas en desarrollo, los investigadores se muestran optimistas, y creen que podrán prevenir la enfermedad en pocos años. Una vacuna humana desarrollada por Pfizer y su socio biotecnológico francés, Valneva, se encuentra ya en fase 3 de ensayos. Moderna trabaja en una versión con ARNm. Los investigadores de MassBiologics, de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos), están desarrollando un tratamiento con anticuerpos contra la enfermedad de Lyme.

Es fácil pasar por alto una picadura de garrapata.

En marzo de 2005, tras limpiar un cobertizo de su casa de Maryland (este de Estados Unidos), Earle Baily, locutor de Sirius XM Radio, descubrió lo que supuso que era una picadura de araña. Unas semanas después, empezó a sentir dolores punzantes en las extremidades. En los meses siguientes aparecieron síntomas neurológicos: se tambaleaba hacia la derecha al andar, le dolían las articulaciones y tenía la piel tan sensible que el tacto parecía el corte de una cuchilla. Movía las manos con brusquedad y un día la situación llegó a tal extremo que ya era incapaz incluso de abrir la puerta de su casa.

Pasó por seis médicos y una letanía de diagnósticos erróneos.

Al final, Bailey se dio cuenta de que le había picado una garrapata de patas negras y que tenía la enfermedad de Lyme. Finalmente, un especialista en medicina interna de North Bethesda, B. Robert Mozayeni, confirmó sus sospechas aquel otoño y le aseguró: "Voy a hacer que te mejores". Le recetó un cóctel de antibióticos fuertes, tinturas y vitaminas. Fueron dos años de calvario, pero Bailey se recuperó, y ahora ya ha vuelto a emitir en directo.

No es sorprendente que la profesión médica no reconociera su enfermedad cuando fue mordido hace 18 años, ya que la enfermedad de Lyme era una afección relativamente nueva. No obstante, los diagnósticos erróneos siguen siendo un problema común hoy en día. En España, el número de casos diagnosticados es alrededor de 150 al año, aunque algunos expertos creen que debido a errores en la diagnosis de la enfermedad el número de casos reales podría ascender a 1000.

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El descubrimiento y la propagación de una plaga transmitida por garrapatas

Ha pasado casi medio siglo desde que la enfermedad fue reconocida por primera vez en Old Lyme, Estados Unidos, en 1975. Llamó la atención cuando un grupo de niños desarrolló síntomas inexplicables similares a los de la artritis reumatoide. En 1982, el entomólogo médico y autodenominado "cirujano de garrapatas" Wilhelm Burgdorfer identificó al culpable: una bacteria espiral, Borrelia burgdorferi, no descubierta hasta entonces. El patógeno pasa a los humanos a través de la picadura de una garrapata de patas negras (o de ciervo), pero no todas son portadoras. Posteriormente se descubrió en EE.UU. una segunda bacteria de Lyme, B. mayonii, menos prevalente; otras dos especies (B. afzelii y B. garinii) son responsables de la mayoría de las infecciones europeas. En Europa occidental se diagnostican más de 200 000 casos al año.

Las garrapatas adquieren la bacteria cuando se alimentan de huéspedes infectados, como ratones de patas blancas (el principal reservorio de la enfermedad), otros pequeños mamíferos y ciervos de cola blanca. B. burgdorferi permanece en el intestino de la garrapata durante meses, hasta que el artrópodo encuentra una nueva víctima para su próxima comida. Con la entrada de sangre en el intestino de la garrapata, la bacteria se transforma. Dejan de producir una proteína de superficie externa, OspA, que las ancla al intestino, lo que les permite desplazarse a las glándulas salivales de la garrapata. A continuación, las bacterias atraviesan la herida y se introducen en su nuevo huésped.

El proceso que va de la picadura a la transmisión suele durar de 36 a 48 horas, por lo que es fundamental encontrar y eliminar rápidamente una garrapata tras la picadura.

Lo que ocurre después no siempre es predecible. La característica erupción en forma de ojo de buey puede ser señal de infección, pero no siempre. La bacteria puede permanecer inicialmente localizada o diseminarse rápidamente por todo el cuerpo.

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Prevención de la infección

Durante la primera cita de Bailey con Mozayeni, el médico se lamentó de que, si fuera un perro, podría haber sido vacunado contra la enfermedad de Lyme: las vacunas caninas existen desde hace décadas.

Hubo una vacuna humana, LYMErix, aprobada por la Agencia del Medicamento de EE. UU. (FDA) en 1998, pero se suspendió al cabo de tres años. Las campañas antivacunas y las demandas judiciales por reacciones alérgicas acabaron con las ventas, aunque la investigación de la FDA no encontró indicios de que la vacuna causara daños.

Con este estigma, los fabricantes de fármacos evitaron la investigación de nuevas vacunas contra el Lyme humano hasta hace poco. Pero ahora el reto es crear vacunas que protejan contra las siete cepas de la enfermedad de Lyme conocidas en todo el mundo, afirma Obadiah Plante, que dirige el equipo de bacteriología de Moderna.

Las dos vacunas humanas candidatas actualmente en desarrollo se dirigen a la proteína OspA de la bacteria, creando anticuerpos que impiden que los organismos supriman la OspA cuando la garrapata se alimenta de nuevo. Esto los dejará inmóviles, prisioneros en el intestino de la garrapata e incapaces de infectar a un huésped humano.

La candidata de Pfizer/Valneva, VLA15, es la más avanzada y se está probando en un ensayo clínico de fase tres que se inició en el verano de 2022. El objetivo es inscribir a unas 6000 personas mayores de cinco años en 50 comunidades endémicas de EE.UU., Finlandia, Alemania, Países Bajos, Polonia y Suecia. Las empresas están probando la seguridad y eficacia de una vacuna de tres dosis, seguida de un refuerzo, diseñada para proteger contra las cepas de la bacteria de Lyme prevalentes tanto en Norteamérica como en Europa.

Sin embargo, los ensayos en los centros de estudio de Nantucket y Martha's Vineyard se interrumpieron bruscamente en febrero, descalificando a cerca de la mitad de los participantes en el estudio. En un comunicado, Pfizer citó la violación de los protocolos internacionales de Buenas Prácticas Clínicas por parte de un operador externo, Care Access, con sede en Estados Unidos. La empresa declaró a la prensa que su decisión no se debía a problemas de seguridad ni a reacciones a la vacuna.

En un correo electrónico, un portavoz de Pfizer señaló que se espera que el estudio concluya en diciembre de 2025, pero la empresa declinó conceder una entrevista hasta que tenga nuevos resultados que comunicar.

Moderna está aplicando actualmente la tecnología de ARNm (de eficacia probada con su vacuna COVID) a vacunas bacterianas, centrándose inicialmente en la enfermedad de Lyme. La empresa pondrá en marcha este verano ensayos en humanos con 800 participantes en EE.UU. de entre 18 y 70 años. Se probarán dos vacunas: la primera, denominada ARNm-1982 en honor a la obra de Wilhelm Burgdorfer, contiene un único ARNm dirigido a la especie de bacteria Borrelia que causa la mayoría de los casos de enfermedad de Lyme en Estados Unidos.

El segundo, llamado ARNm-1975 para conmemorar el año en que se identificó la enfermedad de Lyme, contiene una mezcla de siete ARNm dirigidos a las especies de Borrelia que causan la mayoría de los casos de enfermedad de Lyme tanto en EE.UU. como en Europa.

MassBiologics utiliza un enfoque diferente. En lugar de estimular al organismo para que produzca anticuerpos, como hacen las vacunas, este método introduce un único anticuerpo monoclonal dirigido contra OspA. La ventaja: "A los pocos días de la inyección subcutánea, el paciente ha absorbido suficiente anticuerpo para quedar inmunizado de inmediato", afirma Mark Klempner, profesor de medicina y vicerrector emérito de MassBiologics en la Facultad de Medicina Chan de la UMass. En cambio, las vacunas actualmente en desarrollo pueden tardar seis meses en conferir inmunidad.

En estudios de laboratorio, cuando se colocaron unas 20 garrapatas infectadas en primates no humanos, este tratamiento con anticuerpos proporcionó una protección del 100%. Klempner afirma que es posible que produzcan dos o tres productos que ofrezcan una protección que puede variar entre dos y siete meses o más. Espera que estén listos para solicitar la aprobación de la FDA en 2025.

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Cuándo puedo contrael la Lyme

El riesgo de contraer la enfermedad de Lyme es estacional, y por desgracia estamos entrando en la temporada alta de las garrapatas. "Más del 80% de las infecciones se producen entre mayo y septiembre", dice Klempner. Pero las garrapatas pueden empezar a "buscar" sangre cuando el mercurio alcanza los siete grados Celsius. Hay que extremar la vigilancia cuando las larvas del año pasado emergen como diminutas ninfas en junio y julio: tienen el tamaño de una semilla de amapola y pueden estar ya infectadas.

En España se solía asociar la enfermedad de Lyme exclusivamente con regiones del norte (País Vasco, Cantabria, La Rioja y Asturias). Con los años, la patología se ha extendido por la península, llegando a registrar caso en Cataluña, Comunidad Valenciana e incluso Extremadura.

En Estados Unidos, la situación es un poco más preocupante: la distribución e incidencia de la enfermedad de Lyme sigue expandiéndose y aumentando, afirma Sam Telford, experto en garrapatas y profesor de enfermedades infecciosas y salud global en la Universidad de Tufts.

A medida que el cambio climático trae inviernos más cálidos, estos parásitos de ocho patas se instalan en territorios antes inhabitables. Pero la alteración humana del paisaje (el desarrollo suburbano) es el principal motor, afirma Telford. Los bosques fragmentados crean un hábitat ideal para los ratones, otros roedores y ciervos que albergan las bacterias causantes del Lyme. En la actualidad, más del 50% de la población estadounidense comparte territorio con garrapatas de patas negras. La enfermedad de Lyme es la enfermedad transmitida por vectores más común en el hemisferio norte.

Hay cosas que la gente puede hacer ahora para protegerse hasta que se disponga de nuevas prevenciones: usar repelentes, ducharse después de pasar tiempo al aire libre y limpiar la hojarasca del jardín. También es importante conocer los síntomas de las enfermedades transmitidas por garrapatas (fiebre inexplicable o sarpullido) y buscar atención médica, dice Mead. "La gran mayoría de los casos de enfermedad de Lyme pueden tratarse de forma bastante eficaz con antibióticos, si se reconoce [a tiempo]".

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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