Viaja a otros mundos sin salir de la Tierra

Te proponemos seis destinos que visitar si quieres una experiencia de viaje espacial.

Por Brad Scriber
Publicado 20 mar 2018, 15:36 CET
Hanksville, Utah
Un investigador vestido con un traje espacial camina por Hanksville, Utah, que alberga la Mars Desert Research Station. Los científicos escogieron este lugar para probar técnicas y equipos debido a su similitud con el paisaje marciano.
Fotografía de David Howells, Corbis/Getty Images
No hay lugar como el hogar. Darren Aronofsky, Will Smith, y astronautas experimentados unen fuerzas para contar la historia extraordinaria de la Tierra. Explora nuestro pálido punto azul de un modo totalmente nuevo en Nuestro planeta (One Strange Rock).

La empresa de cohetes de Elon Musk, SpaceX, pretende llevar a cientos de humanos a Marte, y propone que los primeros humanos aterrizarán en el planeta rojo en torno a 2025. El presidente Barack Obama publicó un editorial en octubre de 2016 renovando su compromiso de enviar a humanos a Marte para la década de 2030. Esto basta para infundir a los terrícolas un espíritu viajero interplanetario, aunque todavía no se pueden reservar los billetes. Para los turistas espaciales en ciernes que ansían vivir una experiencia en otros cuerpos celestes, te presentamos algunos destinos de la Tierra que te dejarán un buen sabor de boca espacial.

Marte

Rainbow Bridge, uno de los puentes naturales más grandes del mundo, se eleva sobre un afluente del lago Powell en Utah.
Fotografía de Wild Horizon/Getty Images

El paisaje desértico rojo del sur de Utah imita el aislamiento, la geología y la paleta de colores de nuestro vecino planetario. En una excursión por esta región podrás descubrir profundos cañones rojos, buttes y pináculos. Ignora las suculentas y podrás imaginar que estás recorriendo el Valles Marineris, la versión marciana del Gran Cañón. El monumento nacional de Rainbow Bridge, que está en esta parte del estado, es un espectacular arco natural de 88 metros hecho de piedra arenisca de Kayenta de color marrón rojizo. La región también alberga la Mars Desert Research Station, un sustituto de dos pisos de una posible estación de investigación marciana, con escotillas falsas incluidas. Desde 2001, más de mil personas han participado en misiones de dos a tres semanas en la estación. La Mars Society, que aboga por enviar a humanos a Marte tan pronto como sea posible, está reclutando voluntarios activamente para futuras misiones.

Venus

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    Los globos aerostáticos vuelan en el Festival Internacional de Globos de Albuquerque.
    Fotografía de Blaine Harrington III, Corbis/Getty Images

    Si los humanos llegan a visitar Venus, quizá nunca sean capaces de aterrizar sobre su superficie volcánica, envuelta en nubes que llueven ácido sulfúrico y cuecen la corteza a 471 grados Celsius. En lugar de eso, los visitantes podrían algún día flotar sobre la superficie en las ciudades en las nubes con energía solar que la NASA ha concebido para la hipotética misión High Altitud Venus Operational Concept (HAVOC). A esa altura, las temperaturas y otras condiciones serían menos hostiles para los visitantes del planeta azul. Para vivir unas vacaciones en Venus, asciende en globo aerostático durante el Festival Internacional de Globos de Albuquerque, en el que más de 500 globos despegan en un hermoso espectáculo. Este evento dura nueve días, se celebra en octubre e incluye celebraciones durante la noche bajo globos amarrados que brillan como farolillos coloridos.

    La Luna

    El sol brilla en el Mauna Kea, un volcán inactivo en Hawái que la NASA usa para observación y formación.
    Fotografía de Jiwon Chung, Getty Images

    Buzz Aldrin, astronauta de la misión Apolo 11 que llevó al hombre a la superficie lunar por primera vez, escribió que «de todos los lugares de la Tierra donde entrenamos, la Gran Isla de Hawái era la que daba una sensación más cercana a la Luna». El lugar a aproximadamente 3.350 metros de altura en las laderas del Mauna Kea donde Aldrin y otros astronautas practicaron sus paseos lunares en los sesenta se ganó el sobrenombre de «valle Apolo». Los geólogos dieron a los astronautas un curso intensivo sobre formaciones volcánicas que incluían vuelos de reconocimiento y visitas sobre el terreno a tubos de lava, flujos de lava ondulantes de tipo pāhoehoe y formaciones vidriosas conocidas como cabellos de Pelé. El Mauna Kea, el volcán más alto de Hawái, tenía el entorno perfecto. Todavía pone a prueba a róvers lunares y ofrece importantes observaciones astronómicas gracias al complejo de observatorios de clase mundial que se encuentran sobre su cima. Durante el día, los senderistas experimentados pueden caminar hasta al cumbre en una excursión de ida y vuelta de ocho horas. Si hace buen tiempo, tienes un coche y puedes soportar el aumento de altitud también puedes ir al centro para visitantes, que está abierto durante la noche y se encuentra en la cima del volcán, desde donde podrás contemplar el atardecer y observar las estrellas y, por supuesto, la Luna.

    Explora el mundo desde una nueva perspectiva. Nuestro planeta (One Strange Rock) se estrenará el domingo 25 de marzo a las 22:00 en National Geographic.

    El agua y el hielo se acumulan en el cráter de Pingualuit en Quebec, Canadá.
    Fotografía de USGS/NASA Landsat data/Orbital Horizon/Gallo Images/Getty Images

    Calisto

    Uno de los objetos con más cráteres en nuestro sistema solar es la luna de Júpiter Calisto, descubierta por Galileo en el siglo XVII. El Valhalla, un cráter en la superficie de Calisto bautizado con el nombre del hogar de los guerreros caídos en la mitología noruega, es el más grande, con unos 4.000 kilómetros de diámetro. A diferencia de Calisto, la Tierra está protegida de las rocas espaciales gracias a la atmósfera, aunque ya ha tenido su ración de impactos. Si quieres tener la sensación de estar dentro del Valhalla, puedes visitar uno de los 190 cráteres confirmados de nuestro planeta creados por impactos de meteoritos. El más grande es el cráter de Vredefort, un arrugado círculo de montañas en Sudáfrica de cientos de kilómetros de diámetro, tan grande que quizá ni siquiera sientas que estás dentro de una de las mayores cicatrices del planeta Tierra. También puedes visitar el cráter de Pingualuit, más pequeño, más reciente y más intacto, que se encuentra en la tundra del norte de Quebec. Uno de los primeros exploradores creyó por error que este rasgo con forma circular casi perfecta era un tubo de kimberlita donde quizá podría encontrar diamantes. En la actualidad, los visitantes de Pingualuit encontrarán allí el Ojo de Cristal de Nunavik, un profundo lago de agua dulce de una transparencia extraordinaria.

    Una mujer contempla las luces de la aurora boreal desde Noruega.
    Fotografía de García Julien, Getty Images

    Las auroras de Júpiter, Saturno y Urano

    El sol expulsa partículas durante las tormentas solares que bombardean todo nuestro sistema solar, pero solo los planetas con campos magnéticos y una atmósfera convierten dichas partículas en impresionantes espectáculos de luz. Los científicos han observado este fenómeno en los polos de Júpiter, Saturno y Urano. En la Tierra puedes ver estas tormentas cerca de los polos norte y sur: en el norte como aurora boreal y en el sur como aurora austral. El baile de estos lazos de luz en el firmamento adopta tonos verdes, azules, rojos o púrpuras y tiene lugar cuando las partículas interactúan con los gases de nuestra atmósfera. Para conseguir presenciar este fenómeno hay que planificar bien el viaje y tener una pizca de buena suerte. Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia se encuentran en latitudes septentrionales, por eso son las mejores ubicaciones para contemplarlo. Necesitarás un cielo completamente oscuro, así que es mejor ir entre septiembre y abril, cuando las noches son largas. El buen tiempo y la luna nueva también aumentan la visibilidad. Tras una tormenta solar, las luces pueden intensificarse, pero no hay forma de predecir estos fenómenos con antelación. El Instituto Geofísico de Fairbanks, Alaska, supervisa el estado actual de las auroras y ofrece una previsión de auroras a corto plazo, una idea aproximada de lo que podría aparecer en el transcurso de una hora.

    Un buceador nada junto a un iceberg subacuático en Kulusuk, Groenlandia.
    Fotografía de Tobias Friedrich, Alamy Stock Photo

    Encélado

    En 2011, la sonda Cassini observó chorros de vapor de agua y hielo que salían del polo sur de Encélado, una de las lunas de Saturno. El descubrimiento sugería la existencia de una reserva de agua bajo su superficie congelada. Cuando los investigadores analizaron la diminuta oscilación de la luna, sus cálculos apuntaron a que había algo más impresionante entre su corteza de hielo y su núcleo rocoso: un océano global. ¿Cómo sería nadar por esta capa acuosa? Si buceas bajo los icebergs de la costa de Groenlandia quizá puedas vivir una experiencia cercana a Encélado. Las superficies con hoyuelos de la parte inferior de los icebergs se derriten y cambian constantemente, por eso no hay dos inmersiones iguales. Sin embargo, estos cambios pueden suponer un peligro real para los buceadores cuando el hielo cae en las aguas gélidas. Si prefieres un lugar más accesible donde mojarte las aletas entre el hielo, te proponemos el centro de entrenamiento SCUBA en Morrison’s Quarry, Canadá.

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