Una gran tormenta solar llega a la Tierra

Una tormenta solar de clase M8,7 en 2012 provocó numerosos cambios en toda la Tierra, desde alteraciones de las rutas aéreas hasta una intensificación de fenómenos atmosféricos.

Por Redacción National Geographic
Fotografía de la superficie del sol.

Una gran tormenta solar llega a la Tierra

Este artículo se publicó el 24 de enero de 2012 y ha sido revisado el 20 de junio de 2023.

Hoy (24 de enero de 2012) se prevé una tormenta solar de clase M8,7. Es la mayor tormenta geomagnética desde 2005 y tiene potencia suficiente como para causar problemas en los satélites de comunicación.

Se ha modificado la ruta de algunos vuelos que atravesaban el Polo Norte y otros han disminuido el número de pies para evitar los efectos de las fulguraciones.

La erupción solar está provocada por una expulsión de masa coronal (fragmento de la atmósfera del Sol con partículas solares) que viajó a una velocidad de 6,4 millones de kilómetros por hora.

La erupción fue de clase M8,7. La intensidad de las llamaradas solares se clasifica con letras, A, B, C, M y X, seguidas de un número en una escala del 1 al 9.

Clasificada como «fuerte» pero no «extrema» o «grave», la tormenta podrá provocar fallos en ordenadores de a bordo y  en las comunicaciones de radio en la zona polar.

Este fenómeno también garantiza la aparición de espectaculares auroras boreales, más al sur de lo habitual.

Los astronautas de la Estación Espacial Internacional no corren ningún peligro.

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    ¿Qué es exactamente una tormenta solar?

    «Tormenta solar» o tormenta geomagnética es el nombre que le damos a los efectos resultantes del choque del viento solar o de una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) con el campo magnético de la Tierra. Estos efectos dependen de la intensidad de la actividad solar, que varía en ciclos naturales cada 11 años aproximadamente. Las fulguraciones solares son diferentes a las CME. Estas últimas son enormes burbujas de gas entrelazadas en un campo magnético que son expulsadas por el Sol en el transcurso de varias horas.

    Cuando una CME o una corriente de viento solar de alta velocidad llega a la Tierra, golpea la magnetosfera de nuestro planeta, abriéndola como si se tratase de una cebolla. Esto provoca tormentas geomagnéticas que pueden provocar brillantes auroras.

    Por otra parte, las fulguraciones solares se clasifican en varias clases, como hemos descrito antes: A, B, C, M y X. Las fulguraciones de clase X son las más fuertes y pueden provocar cortes en la comunicación por radio; las de clase M son de tamaño medio y solo provocan breves interrupciones; y las de clase C son pequeñas.

    Este time-lapse muestra la aurora boreal desde la Estación Espacial Internacional

    ¿Qué efectos puede tener una tormenta solar?

    En la actualidad, dependemos de diversas tecnologías que son susceptibles a las variaciones de la meteorología espacial. Dependiendo de la intensidad del fenómeno, puede afectar a satélites, redes eléctricas o comunicaciones por radio y GPS.

    Según la NASA, la mayor tormenta solar registrada hasta el momento tuvo lugar el 2 de septiembre 1859 y provocó la interrupción del servicio de telégrafos, el Internet de entonces, en toda Europa y América del Norte. Otra tormenta solar en 1989 dañó a la red eléctrica de Hydro-Québec, lo que provocó un apagón de más de 9 horas que afectó a más de 6 millones de personas en Canadá.

    La NASA también señala que las alteraciones en la ionosfera terrestre pueden afectar tanto a comunicaciones por radio como a la navegación GPS. Dichas alteraciones, cuando se producen en regiones polares, pueden afectar a la industria de la aviación. Por ello, durante estos fenómenos, simplemente se desvían hacia rutas donde sí pueden usar comunicaciones por satélite. 

    Por otra parte, las fulguraciones solares también pueden tener consecuencias para los astronautas en el espacio. Sin embargo, nunca se han dado fenómenos con partículas solares durante misiones tripuladas, según la NASA. 

    Además, un estudio de 2011 señalaba que, pese a que los satélites están diseñados para resistir a las explosiones de partículas solares, cabe la posibilidad que sean susceptibles ante un fenómeno de especial intensidad. Si nos pusiéramos en lo peor, una tormenta geomagnética de gran intensidad podría afectar especialmente a los GPS de móviles, aviones o vehículos.

    ¿Podría una tormenta geomagnética de gran intensidad destruir la Tierra?

    No. El campo magnético terrestre nos protege de la mayor parte de partículas emitidas por el Sol. No existe suficiente energía en el Sol para enviar una «bola de fuego asesina» a 150 millones de kilómetros de distancia. Por ello, ni las fulguraciones solares más fuertes podrían destruir la Tierra.

    (Relacionado: Una tormenta solar estuvo a punto de desencadenar una guerra nuclear)

    ¿Pueden las tormentas geomagnéticas afectar a las personas?

    No, las tormentas solares no son perjudiciales físicamente para los humanos sobre la Tierra, aunque sí pueden afectar a la atmósfera, donde viajan las señales de comunicación y GPS.

    Si quieres estar al día sobre la actividad solar, visita la página del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA.

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