Los inventos que cambiaron la fotografía de vida silvestre

Desde las primeras cámaras trampa a las Crittercam transportadas por tiburones: con estos avances hemos podido grabar en vídeo a los animales desde su punto de vista.

Por Nina Strochlic
Publicado 3 jul 2018, 10:55 CEST
Crittercam para tiburóna
Esta Crittercam se diseñó para fijarse a la aleta de un tiburón y captura imágenes desde la perspectiva del animal.
Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

En julio de 1906, la National Geographic Society dedicó un número entero de la revista a una serie de fotografías de fauna salvaje: un mapache comiendo, un oso grizzly borroso o un ciervo de cola blanca corriendo. Los animales sobresaltados habían pasado frente a un nuevo e inventivo método de fotografía ideado por el excongresista George Shiras. Su «cámara trampa con flash» emitía un brillante destello y hacía que la cámara se disparase.

Los ingenieros que diseñan cámaras para fotografiar y estudiar a los animales
Para que los fotógrafos y exploradores de National Geographic capturen imágenes únicas de fauna y recopilen datos, necesitan cámaras especializadas. En el laboratorio de ingeniería fotográfica y tecnología de la ingeniería de National Geographic, el presonal inventa y modifica constantemente nuevas herramientas para este oficio.

Esta innovación no gustó a todos. «Deambular por la naturaleza no es geografía», dijo uno de los consejeros de National Geographic. Pero la respuesta de los lectores fue clara: en dos años, los ensayos fotográficos ayudaron a casi septuplicar el crecimiento de la revista, alcanzando los 20.000 suscriptores.

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    Ciervos fotografiados en pleno salto en una de las primeras imágenes nocturnas sacadas con cámara trampa de flash, en 1906.
    Fotografía de George Shiras

    Y durante décadas, la innovación de la Society en fotografía de vida silvestre siguió adelante. Para finales de los años 80, los ingenieros del Laboratorio de Imágenes Remotas de la sede de National Geographic en Washington D.C. ya colocaban videocámaras de ocho milímetros en carcasas impermeables y las fijaban al lomo de focas y tortugas. Algunos de los modelos más pequeños de lo que la Society finalmente registró como «Crittercams» se usaron para grabar el documental de 2005 La marcha de los pingüinos. Se fabricó otra versión para resistir 210 kilogramos de presión por centímetro cuadrado que se fijó a cachalotes para documentar cómo cazaban en el fondo del mar.

    Las Crittercams se hacen a medida en el sótano de la sede de National Geographic en Washington D.C.
    Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

    Hoy en día, algunas Crittercam son tan ligeras que pueden fijarse a peces, y las cámaras trampa pueden estar colocadas durante meses, capturando decenas o cientos de miles de fotografías. Junto con las imágenes de algunas de las criaturas más remotas, amenazadas y raras del mundo, las Crittercam regresan con datos científicos e información única sobre la conducta animal.

    En el sótano de National Geographic, los ingenieros experimentan con métodos ingeniosos para grabar a los animales en su hábitat natural. En el laboratorio, una impresora 3D elabora partes de cámaras y se prueban dispositivos subacuáticos en un tanque presurizado.

    Una Crittercam blindada permitió al fotógrafo de National Geographic Michael Nichols acercarse a esta manada de leones en el Serengueti.
    Fotografía de Michael Nichols, National Geographic Creative
    Las ruedas de este tanque Crittercam fueron un objetivo para los leones curiosos.
    Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

    Estas cámaras suelen ser las primeras de su tipo y, cuando se combinan con animales salvajes, los resultados pueden ser sorprendentes incluso para el fotógrafo más experto y conducir a soluciones creativas. Por ejemplo, poner salsa picante en un vehículo con una cámara de 360 grados incorporada no evitó que una manada de leones en Zambia la usara como un juguete para masticar, pero soldar un bidón de petróleo sobre ella sí consiguió disuadirlos.

    A veces, es el método lo que trae sorpresas inesperadas. Hace casi una década, los ingenieros de National Geographic Mike Shepard y Eric Berkenpas construyeron la que creen que es la primera cámara en alta definición que se ha fijado a un tiburón. Esperaban conseguir un vídeo del tiburón nadando en el agua desde su punto de vista para un episodio de la serie de televisión Grandes migraciones.

    Aunque la tecnología fotográfica cambia con el tiempo, el objetivo de la Crittercam sigue siendo el mismo: conseguir imágenes que no pueden obtener fotógrafos humanos.
    Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

    En la isla Guadalupe, en la costa de México, durante un intento de fijar la cámara a la aleta del tiburón, Shepard se cayó por la borda mientras el tiburón hambriento acechaba el atún que le ofrecían como cebo. «No es peligroso, como el trabajo de un bombero, ellos lo hacen cada día», afirma Shepard, que subió a bordo ileso. «A veces, nuestro trabajo es bastante peligroso. De vez en cuando haces algo ridículo, como intentar poner una cámara en un tiburón desde un bote diminuto».

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