Estas imágenes íntimas muestran cómo se adaptan las familias al confinamiento por coronavirus

Algunas familias están confinadas en espacios reducidos; otras se han quedado separadas.

Por Rachel Hartigan
Publicado 3 abr 2020, 12:23 CEST
Atenas, Grecia

Atenas, Grecia—«Frente al espejo está el reflejo que le encanta ver a mi hija y el reflejo de la sociedad que me gustaría ver cuando todo esto acabe: un parque lleno de color, como en el que se ha convertido nuestra casa», cuenta el fotógrafo Enri Canaj.

Fotografía de Enri Canaj, Magnum Photos

Las familias son fluidas y cambian de forma constantemente con los nacimientos y los matrimonios, las muertes y los divorcios, el amor y la amistad. Al menos hasta ahora, cuando el coronavirus las ha dejado paralizadas.

De Normandía a Moscú, de Atenas a Johannesburgo, las medidas de precaución contra la enfermedad y la pandemia han acercado o separado a las familias. No hay término medio. Solo están las personas a quienes ves todo el día todos los días y las personas a las que no puedes ver, salvo por la ventana o en una pantalla.

¿Cómo es la experiencia de las familias cuando comparten un espacio demasiado reducido o no pueden compartir el mismo espacio? National Geographic y los fotógrafos de Magnum Photos te traen una perspectiva global de cómo afecta el coronavirus a los mundos que ven en sus casas y —desde la ventana— fuera de ellas.

Normandía, Francia—«Al cuarto día de confinamiento, me enfrenté a una nueva realidad», cuenta Jean Gaumy. «Mi hija, Marie, estaba enferma de coronavirus. Sus hijos están con ella. Sin duda eran portadores, sanos pero afectados. Marie, con fiebre y falta de sueño, asumió con valentía su papel mientras nosotros, los abuelos, solo pudimos acercarnos a cierta distancia de la ventana. No muy lejos me topé con estas dos personas: la niña de la edad de mis nietos, la madre de la edad de mi hija. Mientras tomaban el aire en su puerta, parecían preocupadas y sorprendidas, y solo las rodeaba el silencio. Intercambiamos unas palabras; las regulaciones del confinamiento no permitían nada más. Solo pude sentir empatía».

Fotografía de Jean Gaumy, Magnum Photos

Kuala Lumpur, Malasia—«La familia es la familia, es donde está tu hogar», cuenta el fotógrafo Ian Teh. «El mío está en mi casa, con mi pareja. Aquí estamos sentados en nuestro lugar favorito del piso, observando las casas y la vegetación que nos rodea. Es apacible».

Fotografía de Ian Teh

Varsovia, Polonia—«Saqué esta foto durante uno de los últimos paseos que di antes de que recomendasen quedarse en casa», cuenta el fotógrafo Rafal Milach. «Estos son mis amigos. Hablamos manteniendo la distancia. Les saqué una foto y me fui para documentar la cuarentena en mi barrio».

Fotografía de Rafał Milach, Magnum Photos

Graz, Austria—«Antes pensaba que sin fotografía no era nada», cuenta el fotógrafo Chien-Chi Chang. «Cuando tuve hijos, me di cuenta de que sin amor soy menos que nada. Debido al confinamiento nacional en Austria, no he podido ver a mis hijos tanto como me gustaría. Me ha resultado difícil».

Fotografía de Chien-Chi Chang, Magnum Photos

Nueva York, Estados Unidos—«Tuve que tomar una decisión: volver a Bangladés para estar con mi familia o quedarme en Nueva York», cuenta el fotógrafo Ismail Ferdous. «Decidí quedarme. Cada día, a las siete de la tarde, Nueva York aplaude durante dos minutos como muestra de gratitud por todos los trabajadores esenciales. En estos momentos, estoy rodeado de energía positiva colectiva y me siento validado por haberme quedado».

Fotografía de Ismail Ferdous

Londres, Inglaterra—«Estar parada no me supone un problema», cuenta la fotógrafa Olivia Arthur. «Me encanta tener la oportunidad de estar todos juntos. Lo más difícil es aprender a ser profesores y padres, y encontrar el límite entre ambos roles».

Fotografía de Olivia Arthur, Magnum Photos

Thokoza, Sudáfrica—«Debido a la crisis actual y a nuestra casa pequeña, mi familia tuvo que separarse», cuenta Lindokuhle Sobekwa. «Mi madre vive con mis dos sobrinos; mi hermano, con mis dos hermanas, y yo con mi novia en su piso. Pienso en las familias de cinco o diez personas que viven en una cabaña y lo difícil que será que mantengan distanciamiento social».

Fotografía de Lindokuhle Sobekwa, Magnum Photos

Nesoddtangen, Noruega—«Con niños de dos y cuatro años, paso los días viviendo en un mundo que es una montaña rusa emocional alocada y encantadora», cuenta Jonas Bendiksen. «Ese mundo se ha reducido y vivimos en el aquí y el ahora».

Fotografía de Jonas Bendiksen, Magnum Photos

Brighton, Inglaterra—«Mi hijo Milligan está aprendiendo a atar una corbata con un nudo Windsor completo, naturalmente», cuenta el fotógrafo Mark Power. «¡Ningún hijo mío hará un medio Windsor!».

Fotografía de Mark Power, Magnum Photos

Moscú, Rusia—«Vivo en el piso de mi abuela, que falleció hace un año», cuenta la fotógrafa Nanna Heitmann. «Mis padres viven en Alemania, donde emigró mi madre tras el colapso de la Unión Soviética. Un amigo me preguntó cómo me pondría en contacto con mis padres en caso de que enfermaran y me di cuenta de que todas las fronteras rusas están cerradas. De repente, sentí que vivía en otra era en la que salir del país era imposible. Encontré esta maleta con muchas fotos antiguas, que me recordaron lo poco que he fotografiado a mi familia pese a lo importante que es para mí».

Fotografía de Nanna Heitmann, Magnum Photos

París, Francia—«Una amiga “me llevó con ella” a la celebración del primer cumpleaños de la hija de su sobrina por una videollamada de Zoom», cuenta el fotógrafo Thomas Dworzak. «Antes, cuando cubría una crisis, la gente en sus casas no lo entendía y no siempre le importaba. Ahora todo el mundo vive la misma situación».

Fotografía de Thomas Dworzak, Magnum Photos

Johannesburgo, Sudáfrica—«Zubair, mi pareja, termina su primera parte de la oración Asr», cuenta la fotógrafa Gulshan Khan. «Ha pasado un tiempo desde que rezamos juntos. Hemos tenido unas vidas muy ajetreadas».

Fotografía de Gulshan Khan

Rochester, Nueva York—«Esta mañana, me senté en la cama con una taza de café junto a mi hija mayor, Ava, mientras se despertaba», afirma el fotógrafo Gregory Halpern. «Es una de las cosas que jamás haría en una mañana normal, cuando todos salimos por la puerta a toda prisa. Cuando se despertó, me contó que había tenido dos sueños: en el primero, podía volar; en el segundo, sus amigos venían a casa».

Fotografía de Gregory Halpern, Magnum Photos

Estambul, Turquía—«Nos sentimos estresados tras habernos enterado de que dos de nuestros sobrinos han dado positivo en COVID-19», cuenta el fotógrafo Emin Ozmen. «Tienen cuatro y seis años y viven en Francia, lejos de nosotros. Mi mujer, Cloé, está sentada en el sofá absorta en sus pensamientos y deseando lo mejor a nuestros seres queridos».

Fotografía de Emin Özmen, Magnum Photos

Nairobi, Kenia—«Casi toda mi vida adulta, he vivido lejos de mi familia, pero nunca hemos estado a más de un vuelo de distancia», explica Nichole Sobecki. «En esta foto, mis padres, mi hermano y yo estamos congregados alrededor de una tarta de cumpleaños. La imagen tiene un brillo amarillo que, para mí, representa el hogar. La semana pasada, Kenia cerró su espacio aéreo. Ahora contemplo el cielo azul sobre Nairobi y veo distancia».

Fotografía de Nichole Sobecki

Somerset, Inglaterra—«Normalmente, paso dos semanas en casa y dos semanas fuera por trabajo cada mes, así que estar en casa con mi marido, mis hijos y el resto de mi círculo familiar —nueve personas— durante una cantidad de tiempo indefinida es toda una novedad», cuenta Lynsey Addario.

Fotografía de Lynsey Addario

Salvador, Brazil—«Mi madre, de 76 años, lleva dos semanas sola», cuenta la fotógrafa Cristina de Middel. «Cuando la situación era normal, hablábamos dos o tres veces por semana, pero como está aislada se ha vuelto mucho más dependiente. Ahora hablo con ella dos veces al día todos los días, por la mañana y para darle las buenas noches cuando se va a dormir».

Fotografía de Cristina de Middel, Magnum Photos

Vlaardingen, Holanda—«Mis hijas Merel y Fleur hacen una videollamada con la amiga de Merel, Iris, que vive a 100 metros de nuestra casa», cuenta el fotógrafo Jasper Doest. «Las niñas no están acostumbradas a este medio de comunicación y no saben qué decir. Se hacen preguntas aleatorias sobre qué tiempo hace donde están y olvidan que son prácticamente vecinas. Cuando me río, Merel me empuja, pidiendo privacidad».

Fotografía de Jasper Doest

Londres, Inglaterra—La fotógrafa Sim Chi Yin va a tener un bebé en tres semanas o menos. Le han dicho que muchos padres están dando a luz en casa para evitar los hospitales. Su pareja y ella están considerándolo, aunque es una madre primeriza y mayor. «Querido Lucas: haremos todo lo posible para protegerte de lo peor de estos tiempos», escribe la fotógrafa Sim Chi Yin a su hijo no nato.

Fotografía de Sim Chi Yin, Magnum Photos

Petaluma, Estados Unidos—«Tenemos mucha suerte de vivir donde vivimos», cuenta el fotógrafo Jim Goldberg, que describe una rutina diaria con pocos emails, pero en la que aún tiene que recoger verduras para su batido matutino. Su pareja, la fotógrafa Alessandra Sanguinetti, acaricia el hocico de una mula.

Fotografía de Jim Goldberg, Magnum Photos

Costa del Cacao, Brasil—«Gabi es mi amiga, mi vecina y mi profesora de taichí», cuenta la fotógrafa Luisa Dörr. «Lleva un tiempo viviendo en esta casa completamente aislada. Ni siquiera tiene electricidad ni agua corriente. Lo bueno es que aquí la vida es bastante frugal, los artículos básicos son menos caros que en las ciudades y hay una fuerte participación comunitaria».

Fotografía de Luisa Dörr

Milán, Italia—«Creé esta imagen para que se pareciera a mis recuerdos de cuando vivía con mi familia», cuenta la fotógrafa Camilla Ferrari. «Es una captura de pantalla de una de nuestras videollamadas. Le pedí a mi madre que fuera mis ojos y encuadrara las imágenes siguiendo mis indicaciones. Esta colaboración creativa fue algo muy nuevo para nosotros. Probablemente se convierta en un nuevo recuerdo compartido».

Fotografía de Camilla Ferrari

Easton, Estados Unidos—«Tras unas semanas cubriendo el coronavirus en Nueva York, decidí que quería pasar la tormenta con mi familia a las afueras de Washington D.C.», cuenta el fotógrafo Peter van Agtmael. «Mis padres tienen más de 70 años, así que primero tuve que ponerme en cuarentena durante dos semanas en la casa de mis padres, en la orilla este de Maryland. Durante los primeros días, me acompañó mi amigo Christian Hansen, que también volvía a casa con su familia en Kentucky. Mantuvimos dos metros de distancia con una excepción: tuvo que ayudarme a quitarme un gran trozo de cristal que se me había clavado en el pie».

Fotografía de Peter van Agtmael, Magnum Photos
La actual crisis de la COVID-19 ha restringido los movimientos de la mayoría de los fotógrafos Magnum. En el marco de una respuesta general encabezada por los fotógrafos, una nueva serie llamada “Diario de una pandemia” presentará nuevas imágenes selectas y "Conversaciones en cuarentena" presentará a los fotógrafos Magnum en diálogos francos y sin editar sobre su trabajo, los temas actuales y todo lo que hay entre medias. Sigue Magnum Photos en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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