El origen de nuestro miedo al Viernes 13

Descubre de dónde procede la desafortunada reputación de esta fecha y cómo la triscaidecafobia colectiva influye hasta en los no creyentes.

Por Brian Handwerk
Viernes 13
El segundo viernes 13 del año pasado tuvo lugar en octubre de 2017.
Fotografía de Alex Saberi, National Geographic Creative

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com y se tradujo el 13 de marzo de 2018. Se ha actualizado el 13 de enero de 2023.

El día más espeluznante del año para la cultura sajona está aquí otra vez: el viernes 13.

En 2022, sólo hubo un viernes nefasto: el del 13 de mayo. Pero este año, el infausto día se repite dos veces: el 13 de enero y el 13 de octubre de 2023. Parece que no importa cuántos de estos aterradores viernes sobrevivamos ilesos, el temido día sigue inspirando inquietud y miedo a la desgracias. Al menos, en la cultura popular.

No existe ninguna razón lógica para temer la coincidencia ocasional de un día y una fecha. Pero el viernes 13 puede tener impactos perceptibles. A veces los creamos en nuestra propia mente, para bien o para mal.

Jane Risen, científica conductual en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), ha descubierto que las supersticiones pueden influir hasta en los no creyentes. En un estudio publicado en 2016, Risen descubrió que tanto las personas que se identificaban como supersticiosas como las no supersticiosas creían que era más probable sufrir fatalidades si estaban gafados, por ejemplo, si decían en voz alta que definitivamente no iban a tener un accidente de coche.

«En general, creo que esto ocurre porque somos más conscientes del resultado negativo y lo imaginamos más claramente tras gafarlo», explica. «La gente ve la facilidad para imaginar algo como un indicio de probabilidad».

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    Esta forma de pensar podría estar más extendida los viernes 13 (martes 13 en el caso de España): «Aunque yo no creo activamente, el simple hecho de que exista el viernes 13 como un elemento cultural conocido significa que lo considero una posibilidad», afirma. Cuando ese día tienen lugar acontecimientos que en otra fecha serían irrelevantes, solemos darnos cuenta.

    «Eso añade más leña a esta intuición, me hace sentir más certeza, aunque reconozca que no es verdad».

    Por suerte, la investigación de Risen también sugiere una forma de anular la maldición: realizar rituales como forma de evitar la mala suerte, como tocar madera o tirar sal. Risen descubrió que algunas personas los usan incluso si no creen activamente y, cuando las puso a prueba, ambos tipos de personas afirmaron sentir beneficios al llevar a cabo ambos actos.

    «Descubrimos que las personas gafadas no creen que un resultado negativo sea especialmente probable si tocan madera», afirma Risen. «Por eso este ritual parece ayudar a hacer frente a la preocupación».

    De ese modo, estar al tanto de las supersticiones podría ayudar a infundir una sensación de orden en un mundo de preocupaciones aleatorias e incontrolables, según Rebecca Borah, profesora de inglés en la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos).

    «Cuando tienes unas normas y sabes ceñirte a ellas, siempre parece más fácil», contó a National Geographic en 2014. El viernes 13 «no hacemos nada que nos asuste demasiado, comprobamos más de una vez que haya suficiente gasolina en el coche, o cualquier otra cosa».

    «Algunas personas hasta se quedan en casa, aunque estadísticamente la mayoría de accidentes tienen lugar en el hogar, así que puede que no sea la mejor estrategia».

    ¿Orígenes religiosos?

    Pero ¿de dónde procede el miedo al viernes 13?

    Es difícil determinar los orígenes y la evolución de la superstición. Pero Stuart Vyse, profesor de psicología en el Connecticut College de New London, afirma que nuestro miedo al viernes 13 podría tener orígenes religiosos, en torno al 13er invitado a la Última Cena —Judas, el apóstol que traicionó a Jesús— y la crucifixión de Jesús un viernes, conocido como el día del verdugo.

    La combinación de dichos factores produjo «una especie de maleficio doble sobre el 13, que cae en un día que ya de por sí nos pone nerviosos», explicó Vyse en 2014. Algunos estudiosos de la Biblia también creen que Eva tentó a Adán con el fruto prohibido un viernes y que Caín mató a su hermano Abel un viernes 13.

    Curiosamente, España parece haber escapado a esta unión malévola entre el número y el día de la semana. Aquí, el viernes 13 no es motivo de alarma y, en lugar de eso, el martes 13 es la fecha más peligrosa.

    Otros expertos sospechan que esta forma de triscaidecafobia podría tener orígenes más antiguos. Thomas Fernsler, científico adjunto de política en el Centro de Recursos para la Educación en Matemáticas y Ciencias de la Universidad de Delaware en Newark (Estados Unidos), afirmó que el número 13 recibe este trato por su posición después del 12.

    Los numerólogos consideran que el 12 es un número «completo». Hay 12 meses en un año, 12 signos del zodíaco, 12 dioses del Olimpo, 12 trabajos de Hércules, 12 tribus de Israel y 12 apóstoles de Jesús.

    La vinculación del número 13 a la mala suerte «tiene que ver con que va un poco más allá de la integridad. El número se convierte en algo inquietante o intranquilo», señaló en 2013.

    La numerología podría explicar también por qué los italianos no tienen reparos ante el 13, sino que en lugar de eso temen al 17. El numeral romano XVII puede reordenarse para deletrear «VIXI», que traducido del latín significa «he vivido», es decir «mi vida se ha terminado».

    Por arbitrarias que sean, las supersticiones como el miedo a las escaleras, a los gatos negros o a los números «de la mala suerte» son muy persistentes.

    «Una vez están en la cultura, tendemos a respetarlas», explicó en 2013 Thomas Gilovich, profesor de psicología de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York. «Sientes que, si lo ignoras, estás tentando a la suerte».

    Los gatos negros también son símbolos de mala suerte en muchas culturas europeas.
    Fotografía de Robbie George, National Geographic Creative

    Algunas personas, ya sea por obligación o necesidad, aprietan los dientes y superan el día con nervios. Otras personas sí que actúan de manera diferente en viernes 13.

    Podrían negarse a viajar, comprar una casa o invertir en bolsa, y estas inacciones pueden ralentizar la actividad económica de forma perceptible, según el difunto Donald Dosey, historiador de folclore del Centro para la Gestión del Estrés y el Instituto de las Fobias que habló con National Geographic en 2013.

    «Se estima que se pierden entre 800 y 900 millones de dólares estadounidenses este día, ya que la gente no vuela ni hace negocios como lo harían normalmente», dijo.

    Pero que mientras algunas personas actúan diferente en este día (o en el martes 13 en el caso de España), hay suficientes estudios que indican que ninguno de nosotros corra más peligro de lo habitual. En 2011, un estudio alemán encontró que no hay ninguna razón para temer someterse a cirugía en viernes 13; la frecuencia y posibilidad de problemas en la intervención no difieren de los de cualquier otro día. Además, en Estados Unidos, las salas de urgencias de los hospitales no notan ningún tipo de pico de pacientes, según otro estudio de 2012. Incluso las bolsas, en el que los miedos irracionales pueden condicionar el comportamiento del mundo real, no sufre cambios notables el viernes 13.

    Afortunadamente, el viernes 13 no ocurre con mucha frecuencia. La mayoría de los años, como en 2023, tienen dos viernes 13 pero algunos solo tienen uno. También hay años especialmente desafortunados como 2026 que tienen tres de estas fechas fatídicas.

    Tarde o temprano, este viernes 13 llegará a su fin e incluso los más supersticiosos podrán descansar, al menos hasta el siguiente.

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