Madrid baila al son del 8M que tiñe de nuevo las calles de cientos de ciudades

Al ritmo de la música bulle el coraje de un 8 de marzo que, diverso e intergeneracional, abarrota de nuevo las calles en toda en España.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 9 mar 2020, 19:35 CET
Madrid 8M
La música y el arte han sido también protagonistas del encuentro, llevando el mensaje feminista más allá de las fronteras físicas e ideológicas.
Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

Frente a una alborotada fuente de Cibeles, un globo de color lila se escurre entre las manos de una niña de unos cinco años. Baila al ritmo de los tambores vestida de magenta mientras trata de alcanzar el cordón de nuevo. Al verlo, su abuela alza la mano y salta, pero el globo va ya camino de surcar el cielo de un Madrid que un año más abarrota sus calles por la igualdad.

“Cada 8 de marzo venimos las tres juntas”, cuenta refiriéndose a su hija, a su nieta y a ella, mientras se presenta como Pilar. “Porque hoy es un día de unión, de luchar juntas por todas las que lo necesitan, y de involucrar a los más pequeños. Con que haya una sola mujer sufriendo el machismo, ya hay motivos para salir a la calle, y por desgracia aún son muchísimas más”.

Mientras recoloca el pañuelo morado que recoge su pelo blanco, Pilar explica a National Geographic España cómo el 8M se ha convertido en una tradición para las tres. Y para tantos otros. Un poco más allá, un grupo de adolescentes se retira hacia la – también abarrotada – acera para ultimar los retoques de las pinturas que colorean sus caras. Junto a ellos, un padre aúpa a hombros a su hijo, que sostiene un pequeño cartel con un enorme mensaje: “En este barco vamos todos. Mi generación es feminista”.

Desde 2018 y bajo la consigna de “si nosotras paramos, se para el mundo”, las calles de Madrid se han convertido en una de las cunas del movimiento feminista.
Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

Más de 850 manifestaciones recorrían ayer las calles de España exigiendo al unísono una igualdad que aún queda demasiado lejos. Una convocatoria que, a pesar de las discrepancias y del coronavirus, ha reunido a más de 120.000 personas en Madrid, según la Delegación del Gobierno, que el año pasado cifró la convocatoria en 350.000. Desde el 8 de marzo de 2018 y bajo la consigna de “si nosotras paramos, se para el mundo”, las calles de Madrid se han convertido en una de las cunas del movimiento feminista. “El machismo mata más que el coronavirus”, se leía este año al inicio de la manifestación.

La primera manifestación por la igualdad de la mujer reunía a 2000 personas en Manhattan, un 23 de febrero de 1909. El éxito de esta lucha por el sufragio femenino y por el movimiento obrero de la mujer tuvieron tal éxito que Europa adoptó la fecha en 1911, trasladándola al 8 de marzo y convirtiéndola en una potente vía para que las mujeres se hicieran oír.

Música y arte rompiendo fronteras

Un año más, la fortaleza y la determinación, el ambiente jovial y de unión se respira por encima de ninguna otra cosa. Un año más, la música y el arte han sido protagonistas del encuentro, llevando el mensaje feminista más allá de las fronteras físicas e ideológicas.

“La culpa no era mía, ni de dónde estaba, ni cómo vestía. El violador eres tú”, se escucha cantar a lo largo de todo el recorrido. Desde que nació en Chile el pasado 25 de noviembre, la letra de esta canción ha traspasado fronteras y protagonizado bailes en algunos de los lugares más emblemáticos del mundo. Con tan solo poner en youtube este tema, convertido ya en himno, el más retrógado de los machismos sale a la luz casi en cada comentario.

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    Tras este movimiento hay cuatro mujeres chilenas de 31 años que se inspiraron en la escritora y antropóloga Rita Segato para crear la performance que comenzó en cuestión de días a representarse en Australia, Costa Rica, Alemania, Francia y hoy se conoce en ciudades del mundo entero que exigen a sus estados que hagan su trabajo para garantizar la igualdad de género y la justicia.

    Además de este himno, las batucadas, los tambores, los ritmos y bailes africanos al son de los bongos y artistas con mensajes, ritmos y pancartas de una asombrosa diversidad copaban cada esquina del centro de la capital.

    Que se sepa

    Ni una menos, MeToo o Vivas nos queremos son ya lemas mundiales que visilibilizan la lucha por la igualdad mientras los discursos negacionistas tratan de politizar e invisibilizar la lacra de un mundo en el que, sin ir más lejos y en pleno siglo veintiuno, seis niñas por minuto sufren la mutilación genital femenina.

    Más allá de las grandes violaciones de los derechos humanos, diversas organizaciones trabajan por la visibilización de la violencia machista en todos sus ámbitos. Sobre todo, en aquellos en los que aún no es reconocida como tal y, por tanto, se legitima o pasa desapercibida.

    El reciente cuestionario Que se sepa, realizado por más de 470.000 mujeres, afirma que más de un 18% de ellas ha vivido un intento de violación. Un 17% afirma que se han aprovechado de ellas al estar ebrias, drogadas o inconscientes. Un 15% ha sido forzado a tener sexo y un 20% reconoce haber pedido en algún momento parar y no sucedió. Más de 300.000 mujeres, el 66%, han sido tocadas o besadas en un lugar público sin consentimiento. El 45% ha visto a un desconocido tocarse en un espacio público. Son solo algunas de las cifras que refleja este proyecto, que indican, además, que un 53% de ellas nunca se lo ha contado a nadie.

    Además de la reivindicación, un año más la ironía, el ingenio, el arte y el humor han copado los mensajes que han lanzado miles de personas.
    Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

    “El feminismo es un movimiento de encuentro”, afirman las autoras en el proyecto. “Es una lucha donde se genera un espacio para compartir experiencias y esperanza. Es un lugar desde donde revisarse y debatir, desde donde dialogar. Y, sobre todo, un movimiento desde donde construir”.

    Además de la reivindicación, un año más la ironía, el ingenio, el arte y el humor han copado los mensajes que han lanzado miles de personas a través de su pancartas. Desde “Manolo macho, hazte tú el gazpacho”, pasando por “Hermanas trans, sin vosotras no habría feminismo” o el “Soy más que una cabeza tapada” de una joven musulmana.  

    Entre la mayor de las diversidades caminan al unísono niñas, niños, abuelas y abuelos, madres, padres, hijas, hijos, parejas e inmensos grupos de amigas y amigos de todas las edades. Una estampa que un año más hace del 8M la esperanza en una lucha que debe trasladarse a cada día y a cada rincón del mundo. “Somos las artistas, no las musas”, leía la Gran Vía al anochecer. “Esto es imparable”.

    Desde hoy y hasta el próximo 31 de mayo, el Patio Andaluz del Palacio de Gaviria de Madrid acoge la exposición WOMEN, un siglo de cambio, una exposición que ahonda en el archivo fotográfico de National Geographic para mostrar un conjunto de historias inspiradoras, conmovedoras y extraordinarias de mujeres que desafiaron los límites, superaron adversidades y abrieron nuevos caminos.

    Cada fotografía crea un retrato de distintos aspectos de la existencia de las mujeres y muestra a los visitantes cómo ha evolucionado la representación femenina desde la fundación de National Geographic en 1888.

    A lo largo de una selección 50 fotografías supervisada por la fotoperiodista y editora gráfica del diario El País, Marisa Flórez, podemos reflexionar sobre el pasado, presente y futuro de una sociedad en la que las mujeres son protagonistas.

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