Este plan pretende cartografiar todos los arrecifes de coral desde el espacio

Para construir un sistema de supervisión revolucionario, los investigadores han sufrido mucho, incluso las muertes de dos de los fundadores del proyecto.

Por Michael Greshko
Publicado 30 oct 2018, 17:07 CET
Gran Barrera de Coral
Una imagen aérea de la Gran Barrera de Coral, Australia.
Fotografía de Frans Lanting

Los arrecifes de coral son las selvas tropicales del océano. Son balizas de biodiversidad que albergan un cuarto de todas las especies marinas y aportan alimento y medios de subsistencia a más de 500.000 personas en todo el planeta.

Pero estos refugios acuáticos se enfrentan a amenazas existenciales: la sobrepesca, el desarrollo costero y el estrés por calor provocado por el cambio climático. Si las acciones de la humanidad siguen calentando la Tierra más de dos grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, los arrecifes de coral tal y como los conocemos podrían desaparecer casi por completo. Como los arrecifes se enfrentan a esta crisis inminente, ha aumentado la necesidad de supervisarlos. Pero los investigadores del coral tienen un problema enorme: ni siquiera conocen la ubicación precisa de todos los arrecifes de la Tierra y solo una pequeña fracción de estos se supervisa de forma activa. Entonces ¿cómo pueden proteger los conservacionistas aquello que no pueden localizar?

Ahora, un equipo de investigadores ha empleado datos de Planet Labs —que opera la mayor flota de satélites del planeta— para elaborar el primer mapa en alta resolución de todos los arrecifes de coral, un proyecto denominado Allen Coral Atlas.

El atlas, concebido hace poco más de un año, se está elaborando con urgencia. El lunes, en la conferencia Our Ocean en Bali, Indonesia, el equipo responsable del atlas desveló un fotomosaico global de los arrecifes de coral del planeta con una resolución de unos 12 pies por píxel, mucho más detallados que los mapas existentes de los corales del mundo. También han publicado los primeros mapas detallados de cinco arrecifes de coral, en los que prueban procesos automáticos para clasificar imágenes por satélite.

Gracias a potentes algoritmos informáticos, los investigadores transforman imágenes por satélite de la empresa Planet (arriba) en mapas detallados de arrecifes de coral (abajo). Esta fotografía y el mapa representan la isla Heron de Australia, un cayo de coral en el extremo meridional de la Gran Barrera de Coral.
Fotografía de Allen Coral Atlas
Fotografía de Allen Coral Atlas

El objetivo es que, en algún momento del año que viene, los algoritmos del equipo sean capaces de identificar y cartografiar regiones enteras de arrecifes mucho más rápido y con más precisión de lo que sería posible. Y para finales de 2020, los investigadores esperan haber cartografiado todos los arrecifes de coral en detalle, lo que aportaría una referencia para supervisar los fenómenos de blanqueo y otros cambios a corto plazo.

El «dream team» del coral

El proyecto adopta un nuevo significado por las recientes muertes de las dos mentes que lo impulsaron: el cofundador de Microsoft y filántropo Paul Allen, que financió su creación, y la directora del Instituto de Biología Marina de Hawái Ruth Gates, una de las científicas principales del proyecto. Allen falleció de forma repentina el 15 de octubre por un linfoma no hodgkiniano y Gates falleció el 26 de octubre de cáncer cerebral.

«Ruth Gates fue una de las voces más visionarias, apasionadas y comprometidas con la ciencia, la conservación y los arrecifes de conservación», escribió por email Andrew Zolli, vicepresidente de iniciativas de impacto global de Planet Labs. «Su espíritu ha animado nuestra labor conjunta desde el principio... Ante la pena, su ejemplo y su urgencia feroz nos llenan de energía, y estamos comprometidos por partida doble para que su visión se cumpla».

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    Lo mismo ocurre con Allen. «Ha sido muy duro, pero lo importante es cómo cumplamos la misión que Paul nos encomendó», afirma Lauren Kickham, directora de programas de Vulcan, la empresa que supervisa el negocio de Allen y sus empresas filántropas.

    El lema de Allen, tecnólogo experimentado y filántropo apasionado, bien podría haber sido moverse rápido y arreglarlo todo. Allen solía encargar a su personal metas elevadas, como contar a todos los elefantes de la sabana africana o rastrear la pesca ilegal desde el espacio.

    Allen —ávido submarinista— ya financiaba la investigación de corales, pero su preocupación aumentó en 2017 cuando descubrió que sus arrecifes de buceo favoritos habían sido víctimas del blanqueo. «Se lamentaba de que algunos arrecifes no estuvieran tan bien. Y después me miró y dijo: “En realidad, tu trabajo tendría que ser salvar todos los arrecifes de coral del mundo”», cuenta Art Min, vicepresidente de impacto de Vulcan. «Y le contesté: “vale, reto aceptado”».

    Gates, cuya investigación fue financiada por Allen, ayudó a reunir al grupo de expertos del proyecto. En el verano de 2017, Gates conoció a Zolli. Ambos se dieron cuenta de que conocían a los mismos investigadores del Instituto Carnegie para la Ciencia y los invitaron a unirse al proyecto. En poco tiempo, la Universidad de Queensland también se sumó.

    «Es como si el universo quisiera que esto pasara», afirma Zolli, exexplorador emergente de National Geographic. «De repente, teníamos el dream team inicial».

    «En uno de nuestros lugares de prueba pasaron 132 satélites diferentes de Planet, y me quedé atónito», afirma Asner. «¿Cómo haces que cuadren 132 satélites diferentes?».

    Cuando el equipo de Asner y Planet Labs limpió las imágenes, pasaron las fotografías a la Universidad de Queensland. Allí, un equipo dirigido por Stuart Phinn y Chris Roelfsema emplea algoritmos para clasificar cada píxel de cada imagen como coral, roca, algas, arena u otros materiales. Phinn señala que la supervisión marina por satélite está décadas por detrás de la terrestre, y las enormes redes de satélites necesarias para este proyecto de cartografía no se activaron hasta hace poco. «Es increíble que podamos hacerlo ahora», afirma Phinn.

    Hasta ahora, el equipo de Phinn y Roelfsema ha cartografiado cinco arrecifes de prueba de todo el mundo. Ahora, el equipo necesita verificar estos mapas sobre el terreno. También colaboran con grupos locales de conservación para garantizar que el Allen Coral Atlas resulte útil para trabajar con él.

    Un ejemplo es Blue Resources Trust, una organización sin ánimo de lucro de conservación marina en Sri Lanka. Nishan Perera, cofundador de la organización, afirma que los nuevos datos podrían ayudar a Sri Lanka a trazar áreas marinas protegidas y llevar a cabo estudios de arrecifes con objetivos mejor definidos. «El Coral Atlas lo lleva a otro nivel», afirma Perera. «Ayuda a focalizar el trabajo y maximizar los recursos».

    Gates había sido designada para dirigir esta labor de verificación y divulgación, pero en junio de 2018 desveló a sus colegas el diagnóstico de cáncer. Gates pidió ayuda a su amiga y colega Helen Fox, directora principal de la National Geographic Society. Ambas eran buenas amigas desde 2003, cuando se conocieron en el Instituto de Biología Marina de Hawái.

    Centrándonos en los arrecifes

    El audaz plan de cartografía del equipo comienza con los más de 150 satélites de observación terrestre de Planet Labs, la mayor flota de su clase lanzada al espacio. La mayoría de estos satélites diminutos orbitan alrededor de los polos del planeta. A medida que la Tierra rota bajo ellos, la flota actúa como un escáner lineal, capturando imágenes de la superficie del planeta franja a franja. Cada día, fotografían la superficie total de la Tierra con gran detalle, con solo 12 pies por píxel.

    Para que las imágenes en crudo de Planet Labs sean más adecuadas para cartografiar corales, el Allen Coral Atlas contó con la ayuda del ecólogo Greg Asner, del Instituto Carnegie. Durante meses, el equipo de Asner ha trabajado con Planet Labs para quitar computacionalmente de las imágenes aquellos elementos visuales que ocultan los arrecifes: la atmósfera, las nubes, el reflejo del mar en el sol y la propia agua de mar. El equipo de Asner tuvo que asegurarse de que, cuando cada uno de los satélites de Planet Labs pasaba sobre el mismo arrecife de coral, obtuvieran las mismas mediciones: una calibración fundamental y compleja.

    Imagen aérea de arrecifes de coral en Belice.
    Fotografía de Planet Labs, Inc.

    «Solía decirme: “si no te diviertes, ¿para qué lo haces?”, algo que me parece espectacular si tenemos en cuenta su legado profesional de dar la voz de alarma acerca de la difícil situación de los arrecifes de coral», afirmó Fox por email. «Espero que el Allen Coral Atlas prospere y logre su potencial de mejorar la gestión y las políticas para ayudar a salvar los arrecifes de coral. Sería una forma maravillosa de honrar el increíble legado de la Dra. Ruth Gates».

    Un sistema de alarma para corales

    Una vez el Allen Coral Atlas cartografíe los arrecifes de coral, su objetivo será supervisar estos arrecifes en busca de indicios de cambios a corto plazo, actuando como sistema de alarma mundial para corales.

    La idea es escanear las imágenes de Planet Labs en busca de cambios repentinos de brillo dentro de los píxeles que corresponden a arrecifes de coral vivos. Si una franja de coral se ilumina rápidamente, quizá el coral se haya blanqueado, o quizá la pesca con explosivos haya arrasado un arrecife y haya expuesto los esqueletos blancos del coral. Si los corales se oscurecen rápidamente, puede ser una señal de algas que, o bien crecen sobre los propios corales, o bien proliferan en aguas cercanas.

    Asner, el ecólogo del Carnegie, afirma que, mientras el mundo se apresura a disminuir su huella de carbono, el Allen Coral Atlas podría ayudar a encontrar las franjas de coral resistentes por naturaleza a las adversidades del cambio climático. «Son fundamentales, no solo porque estén vivos ahora, sino porque son la base genética futura de lo que sobrevivirá en mares más cálidos». El proyecto podría respaldar las iniciativas de descubrir «supercorales» con resistencia natural, un punto clave de la investigación de Gates.

    Entretanto, el equipo se apresura, impulsado por la lúgubre cuenta atrás del cambio climático y el afán de honrar los legados de Paul Allen y Ruth Gates.

    «Ruth y yo compartíamos una profunda admiración por los arrecifes de coral e hicimos un pacto para unir nuestros mundos científicos y fomentar las iniciativas para salvarlos», escribió Asner por email. «Nos reíamos mucho. Voy a echarla mucho de menos».

    «Es un grupo de personas e instituciones espectacular... Eso hace que albergue esperanzas», añadió Kickham, la directora de programas de Vulcan. «Tenemos todas las herramientas necesarias para hacerlo posible. ¡Adelante!».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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