Hay demasiadas centrales de combustibles fósiles para cumplir las metas climáticas

Un nuevo estudio determina que, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, tendremos que cerrar muchas centrales y fábricas antiguas.

Por Stephen Leahy
Publicado 2 jul 2019, 11:35 CEST
Una central de carbón
Una central de carbón DTE en River Rouge.
Fotografía de Ami Vitale, Nat Geo Image Collection

Si funcionan con normalidad durante toda su vida útil, las centrales eléctricas, fábricas y vehículos y los edificios ya construidos que utilizan combustibles fósiles calentarán la Tierra por encima de la meta del Acuerdo de París de 1,5 °C, según concluye un nuevo estudio.

Las implicaciones son sobrecogedoras: para limitar el calentamiento a 1,5 °C, no solo no se deberían construir nuevas infraestructuras de combustibles fósiles nunca más, sino que deberían cerrarse algunas centrales eléctricas. Sin embargo, están construyéndose o planificándose muchas centrales eléctricas nuevas.

«Nuestro estudio es simplísimo», afirmó Steven Davis, de la Universidad de California-Irvine, coautor del estudio publicado en Nature. «Queríamos saber qué ocurriría si no construyéramos nada más que queme combustibles fósiles a partir de 2018».

Para responder a esa pregunta, Davis y sus colegas analizaron las emisiones de las infraestructuras de electricidad, energía, transporte, residenciales y comerciales a partir de 2018. A continuación, estimaron las emisiones futuras totales de CO2 que emitirían dichas estructuras y dispositivos, basándose en el número medio de años que estarían operativos.

Una central de carbón nueva construida hoy, por ejemplo, emitirá millones de toneladas de CO2 cada año durante su vida útil de 40 años. Un coche nuevo que emita cuatro toneladas de CO2 al año emitirá 60 toneladas de carbono durante una vida útil de 15 años. Aunque los bosques y los océanos absorben parte de ese CO2, la mayor parte permanecerá en la atmósfera, donde atrapará calor durante cientos de años, a no ser que se desarrollen tecnologías para reabsorberlo.

Si se suman las emisiones de la infraestructura existente, Davis y sus colegas estimaban emisiones totales futuras de 658 000 millones de toneladas de CO2. Esa cifra es 78 000 millones de toneladas superior al máximo determinado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) para tener un 50 por ciento más de posibilidades de estabilizar las temperaturas con 1,5 °C de calentamiento.

Aunque Estados Unidos es el responsable de una parte del carbono ya emitido a la atmósfera superior a la de cualquier otro país, China es el país que más carbono emitirá en el futuro, casi un 41 por ciento del total. Estados Unidos y la India representan el 9 por ciento de las emisiones futuras, y la Unión Europea, el 7 por ciento. El motivo es que la economía china ha crecido tan rápidamente y hace tan poco que sus centrales eléctricas y fábricas son recientes y tienen una larga vida útil por delante. Según el estudio, en China la central eléctrica de carbón media tiene solo 11 años, mientras que la edad media de las centrales estadounidenses es de casi 40 años.

Como el estudio no incluye todas las fuentes de emisiones de CO2, sus proyecciones del peligro que plantearán las emisiones futuras podrían considerarse conservadoras, no alarmistas.

Así afecta al calentamiento global la quema de combustibles fósiles

No se incluyen las emisiones de la agricultura, la deforestación y otros cambios en el uso de tierras, que representan casi el 24 por ciento del total de emisiones actuales. Tampoco se incluyen las considerables emisiones procedentes la extracción de los combustibles fósiles. Por ejemplo, extraer petróleo de las arenas bituminosas de Canadá requiere la quema de casi un tercio de la producción de gas natural del país.

Como conducir a ciegas

La ONU y países individuales se han centrado principalmente en las emisiones anuales para abordar el cambio climático, algo que, según Davis, es insuficiente: «Es como conducir por la autopista mirando solo por la ventanilla lateral». Según él, las decisiones que tomemos hoy sobre si construir o no más infraestructuras de combustibles fósiles determinarán las emisiones futuras de CO2 y, por consiguiente, si el mundo tiene una posibilidad razonable de mantener el calentamiento global por debajo de la meta principal de 2 °C del Acuerdo de París.

El estudio contó las posibles emisiones futuras de las centrales eléctricas que queman carbón, gas natural y petróleo que se están construyendo o que están en fase de planificación. Si se completan, las posibles emisiones futuras se dispararán a 846 000 millones de toneladas de CO2. Esto utilizaría la mayor parte del presupuesto de carbono que queda entre la actualidad y un mundo 2 °C más cálido.

Y eso son solo las centrales eléctricas: Davis y sus colegas no intentaron estimar las emisiones futuras de otras nuevas infraestructuras que usen combustibles fósiles —vehículos, edificios, fábricas— que se están construyendo este año o que se construirán en el futuro.

Hasta las cosas más pequeñas afectan al planeta. Michael Mann, climatólogo y director del Earth System Science Center de la Universidad del Estado de Pensilvania, contó a National Geographic que el calentamiento global es como estar en un campo de minas que se vuelve cada vez más peligroso

«Cuanto más nos adentremos, más explosiones provocaremos: 1,5 °C es más seguro que 2 °C; 2 °C es más seguro que 2,5 °C; 2,5 °C es más seguro que 3 °C, etcétera», afirmó Mann.

Según Glen Peters, director de investigación en el Centro para la Investigación Climática Internacional de Noruega, afirma que no es de extrañar que nos encontremos en un aprieto para permanecer por debajo de los 2 °C, o limitarlo a 1,5 °C. «El rápido crecimiento en las renovables aún no es suficiente para cubrir el aumento anual en la demanda de energía», explicó Peters en un email.

Sin embargo, para permanecer por debajo de 1,5 °C o 2 °C, «es muy probable que tengamos que retirar infraestructura fósil antes de lo pensado», declaró.

Además de deshabilitar cientos o quizá miles de centrales eléctricas que funcionan con carbón y gas natural, otras opciones incluyen la restauración de millones de kilómetros cuadrados de bosques, el despliegue de costosas tecnologías que capturen carbono a gran escala y la construcción de renovables aún más rápidamente. Lo más probable es que necesitemos una combinación de todas ellas.

«Estamos en una situación en la que necesitamos toda la ayuda posible», afirmó Niklas Höhne, del NewClimate Institute en Alemania. «Necesitamos medidas grandes y atrevidas, como no añadir más centrales eléctricas de carbón», declaró Höhne en una entrevista la semana pasada, cuando Europa pasaba por otra ola de calor de récord.

«Solo hemos tenido un grado Celsius de calentamiento global y hoy hacen casi 40° C en Alemania, una temperatura que no se había visto antes».

Según él, los compromisos de reducción de emisiones de Estados Unidos, Europa, China, la India y otros países en el Acuerdo de París no se acercan siquiera a los que necesitamos. La última ronda de negociaciones climáticas de la ONU en Bonn, Alemania, que acabó el 27 de junio, no consiguió incrementar esos compromisos. Höhne afirma que el mundo continúa en una trayectoria hacia más de 3° C de calentamiento.

Bill Hare, científico climático de Climate Analytics, un instituto de ciencia y políticas sin ánimo de lucro en Berlín, afirma que el estudio de Nature confirma las preocupaciones expresadas recientemente por los bancos centrales y otras instituciones financieras de que la inversión continua en infraestructuras de combustibles fósiles podría poner en peligro la estabilidad económica mundial. Billones de dólares en activos de uso intensivo de combustibles fósiles podrían perder valor porque las centrales eléctricas, las refinerías y otras instalaciones industriales han cerrado o emplean una tecnología cara de captura de carbono para reducir sus emisiones de CO2.

Las centrales eléctricas y la industria representan el 75 por ciento de las emisiones futuras, pero solo el 20 por ciento de los activos financieros en la infraestructura global de quema de combustibles fósiles. El estudio concluye que la retirada temprana de estas instalaciones sería la solución más rentable. Sin embargo, es posible que la mejor medida que se puede tomar desde una perspectiva climática, o la más rentable, no sea factible políticamente.

«Esperamos que este estudio pinte una perspectiva clara de qué se necesita para cumplir las metas climáticas de París», afirmó Davis. «Las decisiones que se tomen cada día sobre nueva infraestructura de combustibles fósiles son importantísimas».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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