Los incendios forestales arrasan EE. UU. y avanzan hacia el este, donde podrían incluso ser más mortales

Aunque los incendios forestales han ido empeorando en el oeste de unos EE. UU. azotados por la sequía, los expertos afirman que el creciente riesgo en la costa este es preocupante.

Por Sara Novak
Publicado 30 ene 2024, 14:31 CET
Dos hombres rocían agua sobre un voraz incendio que amenaza viviendas en Conway, Carolina del Sur.

Dos hombres rocían agua sobre un voraz incendio que amenaza viviendas en Conway, Carolina del Sur. Los incendios forestales son más frecuentes en el Oeste, pero podrían ser más mortíferos en el Este, donde es más probable que arrasen viviendas y empresas.

Fotografía de Logan Mock-Bunting, Getty Images

Cuando pensamos en incendios forestales en Estados Unidos, a menudo pensamos en estados occidentales como California, donde grandes incendios, como el Camp Fire de 2018, han sido de los más mortíferos y destructivos de la historia moderna. En 2020, el peor año de incendios forestales registrado en California, 8648 incendios calcinaron 1,7 millones de hectáreas de tierra.

Aunque California y otros estados occidentales se enfrentan a un alto riesgo de incendios forestales, las amplias extensiones de naturaleza salvaje de la región tienen menos probabilidades de amenazar a los seres humanos. No ocurre lo mismo en el este y el sur de Estados Unidos, donde la densidad de población pone en peligro a más personas y bienes. Según el censo estadounidense, el 56% de la población vive en las regiones del este y el sur del país, frente a sólo el 24% en el oeste.

Nuevas investigaciones muestran que también en el Este puede haber motivos de preocupación, ya que el tamaño de los incendios, su número y la superficie total quemada parecen ir en aumento.

Recientemente publicado en Geophysical Research Letters, los investigadores utilizaron datos recogidos durante un período de 36 años para mostrar que el número de grandes incendios forestales se duplicó entre 2005 y 2018, en comparación con las dos décadas anteriores. Los mayores aumentos se observaron en las llanuras costeras del sur de Florida, partes de la costa de Georgia y Carolina del Sur, donde se produjeron los cinco mayores incendios forestales. También fueron comunes los incendios forestales significativos en los Montes Apalaches Centrales de Tennessee, Virginia Occidental y Virginia.

Por el contrario, el número de incendios forestales disminuyó en el noreste de EE. UU. a medida que las condiciones climáticas cambiaban y aumentaban las precipitaciones.

El objetivo del estudio era determinar si los incendios forestales estaban aumentando en frecuencia y alcance, no mostrar cuál era la causa de este aumento. Pero los autores especulan que las condiciones más cálidas y secas provocadas por el cambio climático, combinadas con la falta de incendios prescritos, han dado lugar a la proliferación de plantas, árboles y arbustos más leñosos que proporcionan el combustible necesario para que los incendios ardan con más fuerza y en mayor número.

"Esto hace que las condiciones de los incendios forestales sean mucho más difíciles de suprimir", afirma Victoria Donovan, autora principal del estudio y ecóloga del Centro de Investigación y Educación del Oeste de Florida de la Universidad de Florida.

Especies invasoras como la Imperata cylindrica, una mala hierba perenne capaz de provocar incendios más profundos en el bosque, también se han apoderado de grandes franjas del Sur, en Alabama, Mississippi y Florida. Esta hierba aumenta la frecuencia de los incendios forestales porque, una vez prendida, arde más rápido y con más calor y rebrota con más rapidez que las hierbas autóctonas.

(Relacionado: Cómo nos afecta el humo de los incendios forestales y qué podemos hacer)

Por qué los incendios forestales en el Este presentan mayor riesgo

Aunque los incendios no son tan grandes como en el Oeste, el riesgo para los humanos es mucho mayor.

"En el Este tenemos un mayor solapamiento de la vida salvaje y la urbana, donde hemos visto más personas entremezclándose con la vegetación de las tierras salvajes", dice Donovan.

El estudio señala ejemplos como el incendio de Gatlinburg, Tennessee, en 2016, que, aunque menos de una décima parte del tamaño del Camp Fire, destruyó casi 2500 estructuras y mató a 14 personas. Cuando los incendios forestales prenden en zonas densamente pobladas, no solo aumentan el riesgo de pérdida de vidas humanas, sino que también se vuelven más difíciles de defender.

Además, el peligro del humo de los incendios forestales se extiende mucho más allá de la zona inmediata del incendio y puede afectar a más personas en el este de EE. UU. Los incendios forestales de Canadá del año pasado, por ejemplo, pusieron a más de un tercio de la población de EE. UU. bajo avisos de calidad del aire.

Según el estudio, el 85% de los incendios forestales fueron provocados por el hombre, una estadística que no sorprende a Volker Radeloff, profesor de silvicultura de la Universidad de Wisconsin Madison que no participó en el estudio. Según Radeloff, cuando los incendios se producen en zonas pobladas, aumenta el riesgo de ignición humana. La gente puede provocar incendios por muchas razones, y en las zonas pobladas pone en peligro el paisaje. Pueden estar quemando hojas muertas en su patio trasero y se les va de las manos o, en el caso del incendio de Gatlinburg, dos adolescentes que jugaban con cerillas prendieron fuego al terreno.

"En estas zonas donde las casas y la vegetación silvestre se entremezclan se produce una especie de doble amenaza, porque, cuando se produce un incendio, corren peligor muchas casas y hay que evacuar a la gente, y, a la vez, hay más gente que puede provocar incendios intencionada o involuntariamente", dice Radeloff.

(Relacionado: ¿Deberíamos prepararnos para un futuro de cielos naranjas?)

Prepararse para lo desconocido

Aunque el estudio muestra que el número de incendios forestales ha aumentado en las últimas cuatro décadas, es difícil señalar tendencias porque en el Este sigue habiendo mucha variabilidad meteorológica de un año a otro, afirma Loretta Mickley, investigadora principal sobre el clima en Harvard, que no participó en el estudio. "Un año se produce un gran incendio y en los siguientes no hay muchos. Uno se pregunta si se trata de un mal año o de una tendencia", explica.

Mientras que en el Oeste se observa una clara tendencia al alza de los incendios a medida que disminuyen las precipitaciones y aumentan las temperaturas, en el Este el tiempo es menos previsible. En un año de El Niño, por ejemplo, la distribución de las precipitaciones en el Sur y el Este puede aplacar el riesgo de incendios forestales.

En su opinión, el estudio es un "primer paso importante" para mostrarnos dónde debemos tener cuidado para proteger el paisaje.

Y sea o no una tendencia, las cifras son preocupantes. "Ahora mismo, se puede afirmar que en el este de EE. UU. hay bastantes ecorregiones que han sufrido más incendios en los últimos cinco a diez años que en las décadas anteriores", afirma Radeloff.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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