Deforestación, todavía se puede frenar esta crisis climática

El último medio siglo ha supuesto el mayor coste de deforestación de la historia de la humanidad, arrasando un 15 por ciento de la superficie mundial de vegetación, equivalente al territorio de España, Portugal y Francia.

Por Redacción National Geographic
La deforestación, la destrucción de hábitats y la intensificación insostenible de la producción animal son algunas ...

La deforestación, la destrucción de hábitats y la intensificación insostenible de la producción animal son algunas de las principales causas de la aparición de enfermedades zoonóticas como la covid-19.

Fotografía de Felipe Werneck, Creative Commons

Esta historia fue publicada originalmente el 5 de septiembre de 2010 y ha sido actualizada el 20 de marzo de 2024.

Tan solo en los últimos 13 años, la deforestación ha arrasado 43 millones de hectáreas en todo el mundo, acabando con bosques y selvas de forma masiva y causando un inmenso daño a la calidad de los suelos. Los bosques todavía cubren alrededor del 30 por ciento de las regiones del mundo, pero franjas del tamaño de Panamá se pierden indefectiblemente cada año. Son las cifras del último informe Frentes de deforestación; causas y respuestas en un mundo cambiante que publicó la ONG WWF en 2021, que analiza 24 lugares que tienen una concentración significativa de puntos críticos de deforestación y donde grandes áreas de bosque remanente están amenazadas. 

Según esta organización, España provoca la deforestación de 32 900 hectáreas de selva cada año y la Unión Europea es responsable del 16 por ciento de la deforestación tropical importada, es decir, aquella que provoca la tala de árboles fuera de nuestras fronteras. A este ritmo, las selvas tropicales y los bosques pluviales podrían desaparecer completamente dentro de 100 años si continúa el ritmo actual de deforestación. Según un estudio de 2023 que ha usado datos por satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) el cambio climático, la degradación de los bosques y la deforestación están provocando que que mucho del carbono almacenado se libere de nuevo a la atmósfera, sobre todo en las zonas tropicales húmedas.

"Quedan solamente ocho años para alcanzar las metas globales de detener y revertir la deforestación antes de 2030. A pesar de las claras señales, ninguno de los indicadores globales va por buen camino para alcanzar las metas para 2030 de detener la pérdida y degradación de bosques y restaurar 350 millones de hectáreas de paisajes forestales", avisaba en octubre de 2022 Forest Declaration Assessment, una organización civil para evaluar la consecución de los objetivos forestales globales, en su informe Evaluación de la Declaración sobre los Bosques. "A fin de estar en curso para detener la deforestación completamente antes de 2030, se necesita una reducción anual de 10 por ciento. No obstante, las tasas de deforestación en todo el mundo se redujeron solo de manera modesta en 2021, en un 6,3 por ciento, en comparación con la línea base de 2018-20", continuaba la organización en el resumen ejecutivo del informe.

El estudio del que informa la ESA, publicado en marzo de 2023 en la revista Nature y dirigido por la Universidad de Bristol (Reino Unido) y el Instituto para la Investigación Espacial de Brasil (INPE) mostró como los bosques degradados y el crecimiento de bosques secundarios en áreas previamente deforestadas están quitando al año al menos 107 millones de toneladas de carbono de la atmósfera a lo largo de los Trópicos.

Además, en 2024, un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Forestal de Nanjing (China) señala que la deforestación amenaza la biodiversidad y el funcionamiento del suelo a escala mundial. “Sabemos que la deforestación afecta a la biodiversidad de plantas y animales, pero entendemos mucho menos cómo los cambios en bosques nativos afectan a la biodiversidad y el funcionamiento del microbioma del suelo” indicó Manuel Delgado-Baquerizo, investigador del CSIC que lidera el BioFunLab en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) y autor senior del artículo, en la nota de prensa difundida por el CSIC.

(Relacionado: El Gran Bosque de Escocia: ¿mito o realidad?)

Agricultura y ganadería 

Los motivos de la tala indiscriminada son muchos, pero la mayoría están relacionados con el dinero o la necesidad de los granjeros de mantener a sus familias. El inductor subyacente de la deforestación es la agricultura. Los agricultores talan los bosques con el fin de obtener más espacio para sus cultivos o para el pastoreo de ganado. A menudo, ingentes cantidades de pequeños agricultores despejan hectáreas de terreno arbolado, para alimentar a sus familias, mediante tala y fuego en un proceso denominado «agricultura de roza y quema».

El estudio de WWF identifica la agricultura comercial como una de las principales causas de deforestación y se encuentra detrás de esta pérdida de bosques alrededor del mundo, con áreas boscosas despejadas con el fin de crear espacio para el ganado y los cultivos. Según las regiones, en América Latina destaca la ganadería y la agricultura a gran escala, principalmente de soja para mantener las cifras del ganado en la industria alimentaria; en Asia, las plantaciones para pulpa de papel y palma; y en África, la principal responsable de la deforestación es la agricultura de subsistencia.

Otro estudio publicado en 2020 denunciaba que la deforestación del Amazonas alcanzó niveles históricos debido al consumo de carne. La causa principal de este aumento de la explotación de los bosques se encuentra en el incremento del consumo de carne a nivel mundial, que conlleva una expansión de la ganadería extensiva, con el consecuente aumento de cultivo de soja y pastos para la ganadería. 

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    Clima 101: Deforestación
    Los bosques cubren aproximadamente un 30 por ciento del planeta, pero la deforestación está acabando con estos hábitats fundamentales a una escala gigantesca. ¿Qué es la deforestación? Te mostramos las causas, los efectos y la soluciones de la deforestación.

    "Una gran proporción de las importaciones de soja de la UE provienen del Cerrado brasileño, que alberga el 5% de la biodiversidad mundial, y donde la tierra se ha transformado rápidamente para la producción de ganado y soja, lo que ha provocado la pérdida de un tercio, un 32,8 por ciento, de su superficie de bosque entre 2004 y 2017", denuncia WWF. "La deforestación desenfrenada en los trópicos y subtrópicos puede parecer un mundo lejano, pero la creciente demanda europea de productos como soja, carne de ganado, cacao y aceite de palma está echando "leña al fuego". La Unión Europea puede, y debe, dejar de ser parte del problema".

    Las operaciones madereras comerciales, que proporcionan productos de pulpa de papel y madera al mercado mundial, también participan en la tala de innumerables bosques cada año. Los leñadores, incluso de forma furtiva, también construyen carreteras para acceder a bosques cada vez más remotos, lo que conlleva un incremento de la deforestación. Los bosques y selvas también caen víctimas del crecimiento urbano constante.

    No toda la deforestación es consecuencia de la intencionalidad. Alguna es causa de factores humanos y naturales como los incendios forestales y el pastoreo intensivo, que puede inhibir el crecimiento de nuevos brotes de árboles. La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio ambiente. El impacto más dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies. Setenta por ciento de los animales y plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir la deforestación que destruye su medio.

    La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea, se secan rápidamente. Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese papel, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en áridos desiertos de tierra yerma.

    La eliminación de la capa vegetal arrebata a los bosques y selvas de sus palios naturales, que bloquean los rayos solares durante el día y mantienen el calor durante la noche. Este trastorno contribuye a la aparición de cambios de temperatura más extremos que pueden ser nocivos para las plantas y animales. Los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.

    La solución más rápida a la deforestación es, sencillamente, interrumpir la tala de árboles. Aunque el ritmo de deforestación se ha ralentizado un poco en los últimos años, las realidades financieras actuales hacen de esta solución una alternativa poco probable.

    La solución más viable sería gestionar los recursos vegetales cuidadosamente mediante la eliminación de los despejes agrícolas para asegurar que los entornos forestales permanecen intactos. La tala que se realice debe hacerse de forma balanceada mediante la plantación de suficiente árboles jóvenes que sustituyan a los más viejos en todos los bosques y selvas. El número de nuevas plantaciones de árboles aumenta cada año, pero el total todavía equivale a una ínfima parte del área forestal del planeta.

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