Paisajes alienígenas de la Tierra

La depresión de Danakil, en Etiopía, es la definición de inhóspito. Este paisaje volcánico deprimido está plagado de fuentes calientes ácidas, lavas burbujeantes, arenas saladas y vapores tóxicos. Sin embargo, los microorganismos prosperan en las piscinas sulfúricas y las chimeneas minerales de la región. Los científicos afirman que este infierno en la Tierra es una imitación excelente de Marte.
Fotografía de Robert Harding Picture Library, Nat Geo Image CollectionA casi 300 metros bajo tierra, unos cristales de selenita colosales salpican una cueva cálida, húmeda y normalmente oscura en la mina de Naica de México. Algunos de los cristales miden más de nueve metros de largo y el más ancho tiene un diámetro de cuatro metros. Aunque la «Cueva de los Cristales» no se descubrió hasta el año 2000, los científicos que buscan vida en lugares improbables enseguida la pusieron en su punto de mira. En 2017, Penelope Boston, de la NASA, anunció el descubrimiento de microbios en los cristales, algunos de los cuales podrían haber permanecido atrapados durante 50 000 años.
Fotografía de Carsten Peter, Speleoresearch & Films/Nat Geo Image CollectionCon sus accidentados precipicios de arenisca y su tono bermellón, Wadi Rum, en Jordania, es uno de los paisajes más sobrenaturales del planeta. El desierto, cuyo nombre significa «valle de la luna» en árabe, ha hecho las veces de Marte en muchas superproducciones de Hollywood, entre ellas «Marte (The Martian)» de 2015. Las agencias espaciales utilizan otros desiertos cercanos, como el del Néguev en Israel, como imitadores de Marte en los ejercicios de entrenamiento.
Fotografía de Robert Harding Picture Library, Nat Geo Image CollectionEl salar de Uyuni, ubicado en los Andes bolivianos, es el mayor desierto de sal continuo de la Tierra. Tiene un color blanco tan intenso que se ve desde el espacio y a veces una fina capa de agua cubre su corteza de sal, convirtiendo la superficie en un espejo gigante. Los microorganismos amantes de la sal prosperan en este ecosistema extremadamente salobre.
Fotografía de Cedric Gerbheaye, Nat Geo Image CollectionSi los humanos habitaran la Luna o Marte, mudarse a un tubo de lava no sería una mal idea. Las estructuras subsuperficiales ofrecen un refugio natural frente a la radiación perjudicial, las tormentas de arena y las temperaturas extremas, y podrían ser lo bastante grandes para albergar ciudades enteras. De hecho, en la Tierra los astronautas ya están entrenando para misiones en tubos de lava.
Fotografía de Carsten Peter, Nat Geo Image CollectionLa Antártida es un destino popular entre los científicos que investigan océanos extraterrestres. Las gruesas capas de hielo que cubren y rodean el continente ocultan un mar gélido lleno de vida, una configuración que imita la estructura de las lunas heladas del sistema solar exterior, como Europa y Encélado. Buscar vida en estos mares extraterrestres significa que hay que acceder a esos océanos sepultados, de forma que los científicos están desarrollando sumergibles robóticos y probándolos en las aguas de la Antártida.
Fotografía de Norbert Wu, Minden Pictures/Nat Geo Image CollectionEl lago Mono, en California, es el doble terrestre del Marte de hace 4000 millones de años, cuando el planeta empezaba a perder el agua de su superficie. Conforme las aguas del lago se evaporan y se retiran poco a poco, revelan tobas calcáreas, torres de carbonato de calcio que adoptan formas extrañas. Los científicos utilizan el lago para poner a prueba el hardware que viajará a Marte y estudian los microbios que viven en sus aguas saladas y alcalinas.
Fotografía de Tim Fitzharris, Minden Pictures/Nat Geo Image CollectionDesde 2003, los científicos han usado Svalbard, un archipiélago noruego cerca del círculo polar ártico, como campo de pruebas de la tecnología destinada a Marte. Con sus temperaturas gélidas, afloramientos rocosos, permafrost y geología volcánica, Svalbard imita varios entornos marcianos, como los polos y los cráteres ecuatoriales del planeta rojo. El entorno ártico también ayuda a los científicos a identificar y detectar las huellas químicas de la vida.
Fotografía de Michael Melford, Nat Geo Image CollectionEl paso del fiordo Borup, un valle glaciar en la isla canadiense de Ellesmere, alberga una apestosa franja amarilla de hielo que se parece a la superficie de la luna joviana Europa. El entorno alienígena y similar a dicho satélite es la obra de manantiales salados que escupen azufre en la capa de hielo. Los científicos que estudian el glaciar han descubierto comunidades microbianas diversas y lo usan para practicar a detectar vida desde la distancia.
Fotografía de Nick Norman, Nat Geo Image CollectionEl desierto de Atacama, en Chile, suele usarse como simulador de Marte. Es uno de los lugares más secos de la Tierra, con precipitaciones anuales medias de menos de 2,5 centímetros, y sus terrenos ofrecen muchos bancos de pruebas para los róveres destinados a Marte. Pese a sus extremos, la vida se ha hecho un hueco en los suelos de Atacama y en los lagos de las cimas de las montañas cercanas.
Fotografía de Babak Tafreshi, Nat Geo Image Collection