Los lugares más salvajes y hermosos de Pakistán

Viaja desde el mar Arábigo a los picos color marfil del Himalaya.

Por Gulnaz Khan
Publicado 6 abr 2018, 13:14 CEST
Parque nacional de Deosai
Parque nacional de Deosai
Fotografía de Nadeem Khawar, Getty Images

Desde los vertiginosos picos de la cordillera del Karakórum hasta la fértil llanura del río Indo, Pakistán alberga una gran diversidad de paisajes impresionantes. Aunque su rico patrimonio cultural, la antigua ruta de la Seda y las ruinas de Mohenjo-Daro siguen fascinando a los viajeros, si te aventuras en lugares más lejanos descubrirás un Pakistán más salvaje y menos conocido.

Parque nacional de Deosai

Un telón de fondo de montañas cubiertas de nieve se eleva sobre la meseta alpina del Parque nacional de Deosai, conocido como «Tierra de Gigantes». Cada primavera, el exuberante valle está cubierto de flores silvestres y raras mariposas, motivo por el que los lugareños lo han apodado el «Palacio del Verano» y donde se puede disfrutar de la vida silvestre tras el deshielo. Este punto caliente de biodiversidad es el hogar del lobo del Himalaya, el íbice del Himalaya, el zorro tibetano y las marmotas de cola larga, pero el gobierno otorgó protección al parque en 1993 con el objetivo de salvaguardar al oso pardo del Himalaya, en peligro crítico de extinción. El parque también fue nominado para convertirse en lugar Patrimonio de la Humanidad en 2016.

Fotografía de Ahmed S. Zaidi, Getty Images

Valle de Kaghan

El pintoresco valle de Kaghan, al norte de Pakistán, es un escenario de cuentos de hadas. Según una versión de una leyenda local, un príncipe de Persia se enamoró con una princesa hada en las aguas cristalinas del lago Saiful Muluk, que vemos en la imagen. Pero había un gigante que también estaba enamorado de la princesa y la mantenía presa. Un día, el príncipe huyó con ella, y el gigante, furioso, inundó el valle y creó lagos con sus lágrimas. En la actualidad, visitantes de todo el mundo viajan al valle de Kaghan por sus lagos alpinos, su paisaje montañoso y sus noches de cielos despejados.

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    Fotografía de Yasir Nisar, Getty Images

    Costa de Makrán

    La autopista de la costa de Makrán es una ruta panorámica a lo largo de la costa del mar Arábigo de Pakistán. La ruta comienza en Karachi y atraviesa Gwadar hasta la frontera con Irán, y se considera un gran logro infraestructural. Las singulares formaciones rocosas lunares bordean una parte de la autopista conocida como el paso Buzi en el parque nacional de Hingol. A lo largo de la carretera pueden verse esculturas de roca natural, como el «León de Baluchistán», con forma de esfinge.

    Fotografía de Jinho Choi, Alamy Stock Photo

    Hunza

    En el territorio septentrional de Gilgit-Baltistán, las cumbres heladas se extienden sobre el río Hunza. La localidad de Hunza, situada en la orilla del río y rodeada de glaciares y gargantas, servía tradicionalmente como parada de descanso para los viajeros que descendían las montañas de Hindú Kush hacia el valle de Cachemira. En el valle viven leopardos de las nieves, marjores, íbices y zorros rojos.

    Fotografía de Bashir Osman, Getty Images

    Parque nacional de Hingol

    El mayor parque nacional de Pakistán se extiende a lo largo de cientos de kilómetros por la costa de Makrán. Aunque el parque nacional de Hingol es célebre por su diversa vida silvestre —leopardos de Sindh, chinkaras, tejones meleros y pangolines indios—, quizá sea más conocido por sus volcanes de lodo activos. Una mezcla de actividad de aguas termales, gases y agua reaccionan químicamente con las rocas circundantes, formando lodo hirviendo. Cuando se expulsa el lodo, se reconstruyen continuamente los conos, que se erosionan fácilmente. Uno de los volcanes de lodo más famosos es el Chandragup, un lugar de peregrinaje anual para miles de hindúes, junto al templo cercano de Hinglaj.

    Fotografía de Pierre Adenis, Laif, Redux

    Glaciar Baltoro

    En el Karakórum oriental de Pakistán se encuentra el glaciar Baltoro, uno de los mayores glaciares de valle del mundo. Pese a que es de difícil acceso, es una de las regiones más frecuentadas en Pakistán debido a los destinos de alpinismo como el K2, Broad Peak y los picos Gasherbrum. La zona no solo es conocida por sus impresionantes escenas, sino por ser una fuente de vida: gran parte de la población del norte de Pakistán depende del agua del deshielo de los glaciares del Karakórum.

    Fotografía de Yasir Nisar, Getty Images

    Valle de Neelum

    En Azad Cachemira, el valle de Neelum con forma de lazo yace entre picos de 4.000 metros y cubierto de bosques verdes y arroyos. La pequeña aldea de montaña de Arang Kel, que vemos en la imagen, es conocida como la perla del valle de Neelum.

    Lago Attabad

    Las aguas de color turquesa del lago Attabad, situado en el valle de Hunza, atraviesan terreno rocoso. Pese a su belleza, el origen de este paisaje sereno tiene una historia violenta. El lago se formó en enero de 2010, cuando un gigantesco deslizamiento de tierra en la aldea de Attabad inundó localidades cercanas, bloqueó el flujo del río Hunza y desplazó a miles de personas. En la actualidad, es una parada popular entre turistas que pueden sacar los barcos al agua.

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