Visita estas 6 maravillas arquitectónicas antes de que desaparezcan

Entre las maravillas del mundo en peligro figuran la otra torre inclinada de Italia, los templos saqueados de Egipto y los petroglifos en descomposición de Australia.

Por Ronan O’Connell
Publicado 11 abr 2024, 9:12 CEST
Un guardia en Abydos observa cómo se filtra la luz entre las columnas del templo

Un guardia en Abydos observa cómo se filtra la luz entre las columnas del templo. Situado en un remoto valle, este antiguo lugar de enterramiento y culto egipcio está amenazado por el saqueo y el desarrollo urbanístico.

Fotografía de Gargolas, Getty Images

Debido a los movimientos del terreno y a unos cimientos inestables, la Torre de Pisa ha estado inclinándose desde su construcción en 1173. Pero gracias a un sistema de enormes pilones y resistentes cables de acero, este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO se ha apuntalado y enderezado (un poco) en las últimas décadas.

Ahora, las mismas herramientas que los ingenieros utilizaron en Pisa se están empleando para evitar que la otra maravilla inclinada de Italia, la Torre Garisenda, de 47 metros de altura, se convierta en la Torre Derrumbada de Bolonia.

La Garisenda, una de las dos torres del siglo XII que se alzan sobre el pintoresco casco antiguo de Bolonia, nació desequilibrada, explica Tomaso Trombetti, profesor de ingeniería estructural de la Universidad de Bolonia. Durante la construcción de la torre de ladrillo, un lado de sus cimientos se asentó más rápidamente que el otro. Esto creó una inclinación que ha empeorado gradualmente hasta los cuatro grados, lo que ahora es "peligroso", dice Trombetti (la otra torre de Bolonia, la Asinelli, tiene 97 metros de altura y no se inclina significativamente).

Los pilones de la restauración de 1993-2001 en Pisa se anclarán al subsuelo alrededor de la Torre Garisenda, dice Guido Gottardi, profesor de ingeniería geotécnica de la Universidad de Bolonia. "Son esencialmente una contramedida pasiva, capaz de sostener con seguridad la torre mientras se llevan a cabo intervenciones de refuerzo y restauración en su sótano y su estructura de mampostería". También se están recaudando fondos para rehabilitar las dos frágiles torres.

La torre es una de las muchas estructuras históricas vulnerables que necesitan la intervención humana para evitar su ruina. Más allá de los estragos del tiempo, estos lugares se están degradando por el saqueo, el turismo excesivo, la industrialización y el cambio climático. He aquí otras cinco maravillas en peligro que los conservacionistas intentan salvar.

Las dos torres de Bolonia (la Torre Asinelli (izquierda) y la Torre Garisenda) fueron construidas en el siglo XII por ricas familias italianas. Para combatir su peligrosa inclinación, la Garisenda está siendo reforzada y renovada.

Fotografía de Bailey-Cooper Photography, Alamy Stock Photo

Castillo de Hurst, Hampshire, Inglaterra

El rey Enrique VIII construyó el castillo de Hurst en 1544 en una lengua de tierra de la costa de Hampshire. Las fortificaciones de piedra debían defender Inglaterra de los invasores europeos. Pero ningún enemigo humano ha sido tan persistente como el mar, que golpea y azota constantemente la fortaleza. Las violentas tormentas, la subida del nivel del mar y el constante embate de las olas acabaron por socavar los cimientos del castillo, provocando el derrumbe parcial de la batería oriental de la estructura en 2021.

En los años transcurridos desde el derrumbe, se han añadido unas 22 000 toneladas de roca y guijarros para reforzar el castillo. "Se utilizó el escaneado láser terrestre para crear modelos digitales en 3D, que nos ayudaron a valorar los mejores métodos y prácticas [para] la restauración", explica Ron Blakeley, director nacional de proyectos de English Heritage, que cogestiona el complejo. De abril a principios de noviembre, los viajeros pueden dar un corto paseo en barco hasta el yacimiento para explorar su arsenal y su torre artillera.

En un árido valle a 418 kilómetros al sur de El Cairo, Abydos es un extenso templo y necrópolis donde fueron enterrados muchos de los primeros faraones del antiguo Egipto. Se empezó a construir aquí hace 5900 años. En la actualidad, los visitantes pueden pasear por las salas con columnas de piedra del yacimiento, contemplar bellas tallas murales en honor del faraón Seti I y echar un vistazo al Osireion, una estructura subterránea de piedra que pudo erigirse en honor de Osiris, el antiguo dios egipcio de la muerte.

Pero los saqueadores han degradado el yacimiento, robando tesoros en la antigüedad y continuando desenterrando artefactos ilegalmente en los últimos años. En la actualidad, Abydos es uno de los yacimientos arqueológicos más vigilados y menos visitados del país. "La alta seguridad y la falta de servicios para los visitantes contribuyen al bajo nivel de visitas [a Abydos]", afirma Johnathan S. Bell, vicepresidente de programas del World Monument Fund (WMF), una ONG que salvaguarda el patrimonio cultural.

Para frenar el declive del complejo, el Gobierno egipcio, el WMF y otros organismos han puesto en marcha varios proyectos de conservación. Entre ellos se incluye una minuciosa limpieza de los coloridos frisos de las paredes y la instalación de anclajes de acero para reforzar los puntos débiles del Osireion.

Pocos museos exponen tantas obras de arte como Murujuga, un paisaje escarpado de Australia Occidental donde los aborígenes grabaron más de un millón de petroglifos en las rocas a lo largo de miles de años. Viaja a esta galería al aire libre, a 1255 kilómetros al norte de Perth, y podrás caminar entre tallas de ualabíes, canguros y símbolos indígenas.

Pero la minería y otros procesos de industrialización están dañando el mayor yacimiento de arte rupestre del mundo, situado en la aislada península de Burrup. La comunidad científica advierte de que Murujuga podría no sobrevivir a otro siglo de contaminación creciente.

En febrero de 2024, los propietarios tradicionales indígenas de Murujuga celebraron dos victorias en su lucha por preservar este yacimiento. El Gobierno de Australia Occidental añadió al Parque Nacional de Murujuga unas 253 hectáreas destinadas a la urbanización.

El Gobierno también anunció una nueva política, aclamada como un hito por los grupos indígenas, que otorga a estas comunidades una mayor influencia en la gestión del lugar. Estos pueblos aborígenes están liderando una campaña para que Murujuga sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

50 kilómetros al norte de Ciudad de México, más de un millón de viajeros al año visitan las ruinas de Teotihuacán. Construido entre los siglos I y VII d.C. por una civilización desconocida, este yacimiento de 3642 hectáreas fue la mayor metrópolis del hemisferio occidental hace 1000 años.

Conocida por sus impresionantes estructuras de piedra, como la Pirámide del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, Teotihuacán sufre de exceso de turismo. Sus edificios se están deteriorando debido a los daños causados por la intemperie y a restauraciones mal ejecutadas en 1900. Y el Fondo Mundial de Monumentos advierte de que las estructuras informales rodean ahora el yacimiento, ocupando terrenos que podrían estar repletos de material arqueológico.

Ya se han realizado esfuerzos para conservar Quetzalcóatl, como la mejora del drenaje, el relleno de grietas estructurales y la eliminación de la sal corrosiva que cubría su fachada. Ahora, el WMF y otros grupos abogan por una mayor implicación de la comunidad en una estrategia de turismo sostenible.

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    Situada en la Ruta 66, en la Arizona rural, la gasolinera Osterman de 1920 fue adquirida recientemente por un grupo indígena que planea restaurarla y reabrirla como museo.

    Fotografía de BDP, Alamy Stock Photo

    Los monumentos históricos no son sólo grandes castillos o torres medievales. La gasolinera Osterman de 1920, en la pequeña localidad de Peach Springs (en Arizona, EE. UU.), fue durante mucho tiempo un tesoro para su comunidad y apreciada por los viajeros de la Ruta 66. Construida a partir de un kit de bloques de ladrillo de los grandes almacenes Sears, el edificio era especialmente significativo para la población local hualapai, ya que muchos miembros del grupo indígena trabajaban en la gasolinera o se reunían allí con amigos y parientes.

    Situada a 65 km al sur del Grand Canyon Skywalk, la gasolinera es tan querida por los hualapai que, cuando cerró en 2005, el grupo compró el edificio. Ahora lo están restaurando con ayuda del National Trust for Historic Preservation, una ONG que protege lugares patrimoniales de todo Estados Unidos.

    "Se ha reconstruido el muro derrumbado y se está instalando un tejado nuevo", explica Amy Webb, directora de conservación del National Trust. Los hualapai planean utilizar el edificio como museo, centro artístico, cafetería y estación de recarga de vehículos eléctricos.

    Ronan O'Connell es un periodista y fotógrafo australiano que viaja entre Irlanda, Tailandia y Australia Occidental.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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