Recorre las misteriosas líneas de Nazca del desierto peruano

Estos gigantescos diseños antiguos son unos de los mayores misterios de la arqueología.

Por Abby Sewell
Publicado 13 ago 2018, 11:13 CEST
Recorre las misteriosas líneas de Nazca del desierto peruano

Desde las cimas de las llanuras desérticas de Perú, un misterioso mosaico de figuras geométricas y animales aparece sobre el suelo, grabado en color blanco.

Los geoglifos excavados en el suelo yermo de la cuenca hidrográfica de Río Grande de Nazca son las líneas de Nazca, uno de los mayores misterios de la arqueología. Con el paso del tiempo se han propuesto diversas teorías sobre su objetivo, como pistas de aterrizaje de origen extraterrestre, un gigantesco calendario astronómico, senderos ceremoniales hacia los lugares donde se celebraban rituales sagrados o indicadores de fuentes de agua subterránea.

El fantástico paisaje —con representaciones de colibríes, arañas, monos, árboles, trapezoides y espirales— se creó retirando piedras y la capa superior de suelo, de color rojo debido a la oxidación, para revelar la tierra subyacente, de color más claro. Las imágenes se han conservado gracias al clima inusualmente seco y sin viento.

Durante siglos, la capa de subsuelo abundante en piedra caliza se endureció, protegiendo los diseños de la erosión del viento y preservándolos para las generaciones futuras. Hoy, el paisaje representa la mayor y más diversa colección de geoglifos del mundo. El lugar se incluyó como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1994 por su importancia arqueológica y cultural.

Juntos, los diseños cubren más de 775 kilómetros cuadrados e incluyen decenas de figuras de fauna y flora y cientos de líneas y formas. Muchas de las imágenes son tan grandes que solo pueden verse al completo desde el aire, por eso hay quien cree que se diseñaron para los ojos divinos, no para los humanos.

Se cree que los geoglifos son obra de pueblos prehispánicos que vivían en la costa meridional de Perú, que los crearon en varias fases entre el 500 a.C. y el 500 d.C. El pueblo nazca, previo a los incas por siglos, habitó la zona hasta el 700 d.C.

Las imágenes fueron descubiertas en la era moderna tras la aparición de la aviación, cuando los pilotos comenzaron a sobrevolar Perú en los años 30. Desde entonces, una serie de investigadores han estado obsesionados por el motivo de estos diseños y algunos han dedicado sus vidas a investigarlos.

Uno de los primeros que estudió profundamente los geoglifos fue el profesor estadounidense Paul Kosok, que propuso la teoría de que los diseños representaban «el mayor libro de astronomía del mundo». La investigadora Maria Reiche compartía esa opinión, y dedicó su carrera al proyecto, ganándose el moto de «la dama de la Pampa».

Investigadores posteriores cuestionaron la explicación astronómica y sugirieron otras teorías. Johan Reinhard, explorador residente de National Geographic, propuso que las líneas señalaban el camino hacia los lugares donde se celebraban rituales, mientras que los investigadores David Johnson y Don Proulx concluyeron que los diseños eran indicadores de un sistema hídrico subterráneo.

Siguen descubriéndose nuevas imágenes, las más recientes en la provincia de Palpa, donde se desvelaron 50 ejemplos nuevos a principios de 2018. Se cree que muchas de las imágenes, que incluyen una bailarina y una ballena, fueron obra de las culturas paracas y topara, que vivieron en la zona antes que el pueblo nazca.

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