Estos animales «indestructibles» sobrevivirían a un hipotético apocalipsis

Ni los fenómenos astrofísicos más catastróficos podrían erradicar al vigoroso tardígrado, según apuntan los científicos.

Por Casey Smith
Publicado 9 nov 2017, 4:20 CET
Tardígrado
Vista ampliada de un tardígrado, también conocido como oso de agua.
Fotografía de Papilio, Alamy

Los animales más fuertes del mundo podrían sobrevivir hasta que el Sol dejase de brillar.

Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, son diminutas criaturas que viven en el agua y que son famosas por su resistencia. Estos invertebrados de ocho patas pueden sobrevivir hasta 30 años sin comida ni agua y pueden resistir a las temperaturas más extremas, la exposición a la radiación e incluso al vacío del espacio.

«Los tardígrados son animales extremadamente fuertes», explica Thomas Boothby, que investiga a los tardígrados en la Universidad de Carolina del Norte. «Los científicos todavía intentan averiguar cómo sobreviven a estos extremos».

Como mínimo, todos los océanos de la Tierra tendrían que hervir hasta evaporarse por completo para erradicar a toda la vida en el planeta. Boothby afirma que los tardígrados no son los únicos organismos capaces de sobrevivir a las altas temperaturas cuando hay sequía —y las especies marinas probablemente morirían antes de que el agua desapareciese—. Sin embargo, se cree que los tardígrados podrían sobrevivir a la extinción hasta que nuestro Sol se hinche y se convierta en una gigante roja dentro de 6.000 millones de años, según los investigadores que han estudiado los efectos de varias hipótesis del juicio final.

Los fenómenos astrofísicos como los impactos de asteroides y las explosiones de supernovas han aparecido entre las posibles causas de extinciones masivas en la Tierra. Cataclismos tan violentos como esos podrían erradicar fácilmente a los humanos. Pertenecemos a una especie sensible y los cambios sutiles en el entorno nos afectan de forma significativa, según señala el coautor del estudio Rafael Alves Batista de la Universidad de Oxford.

Intrigados por la resistencia de los tardígrados, Alves Batista y sus colegas querían explorar los efectos de las catástrofes astrofísicas potenciales no solo sobre la vida humana.

«Es un momento muy emocionante para hacer preguntas sobre la vida en el resto de la galaxia o el universo», afirma el coautor del estudio David Sloan, también de Oxford.

En los últimos años, por ejemplo, los astrónomos han descubierto miles de planetas más allá de nuestro sistema solar, incluyendo algunos que podrían ser habitables.

Cerca de nuestra casa, la luna joviana Europa y la luna de Saturno Encélado probablemente tienen una subsuperficie oceánica con fuentes hidrotermales que podrían presentar las condiciones adecuadas para albergar formas de vida no muy diferentes a los tardígrados.

«No sabemos cómo empieza la vida en un planeta, pero como hemos experimentado extinciones masivas en la Tierra, queríamos saber si había algún factor astrofísico que pudiera matar a toda la vida de un planeta una vez ha comenzado».

Según su investigación, estas son las formas de no matar a un tardígrado:

Impactos de asteroides

Un enorme asteroide fue la causa probable de la extinción hace 66 millones de años, culpable de la desaparición de aproximadamente el 75 por ciento de las especies del planeta, incluyendo los dinosaurios no aviares.

Hoy en día, los astrónomos solo saben de una docena de asteroides y planetas enanos con masas suficientes como para hacer hervir el agua de los océanos de la Tierra si colisionasen con nuestro planeta. Y no se espera que ninguno de estos objetos se cruce con la órbita terrestre.

Hay asteroides ahí fuera que plantean riesgos de colisión y son lo suficientemente grandes para desencadenar un «invierno de impacto», ocultando el Sol y provocando un descenso de las temperaturas. Esto resultaría catastrófico para muchas formas de vida en superficie, pero los tardígrados tendrían un refugio.

«Los tardígrados pueden vivir en torno a las fuentes hidrotermales en el fondo del océano, lo que significa que tienen un enorme escudo contra el tipo de fenómenos que serían catastróficos para los humanos», afirma Sloan.

Las muertes explosivas de las estrellas masivas, conocidas como supernovas, pueden expulsar desechos y radiación dañina a gran velocidad. Pero para hervir nuestros océanos, una supernova necesitaría ocurrir a solo 0,14 años luz de la Tierra, según descubrieron los investigadores.

Por suerte, la estrella más cercana al sol —Proxima Centauri— se encuentra a más de cuatro años luz de distancia. Y ni siquiera es el tipo de estrella que acabara siendo una supernova, según afirma Sloan.

Eso sitúa a la Tierra en una posición afortunada, según han determinado los científicos, en la cual es bastante improbable que una estrella masiva explotase a una distancia suficiente para matar a todas las formas de vida dentro del tiempo de vida del Sol.

Las ráfagas de rayos gamma son incluso más poderosas que las supernovas, pero también ocurren a tanta distancia de la Tierra que no se consideran una amenaza en la práctica, según afirman los investigadores.

Para hervir el agua de los océanos, una explosión tendría que tener lugar a menos de 40 años luz de distancia. Además, el ritmo de las ráfagas de rayos gamma es tan lenta que es muy improbable que el rayo de una de ellas llegara a la Tierra dentro de los próximos 1.000 millones de años.

Esencialmente, según los investigadores, solo la muerte del Sol llevaría finalmente a la extinción total de la vida sobre la Tierra, incluyendo a los tardígrados.

«Parece que la vida, una vez que despega, es difícil de erradicar por completo», afirma Sloan. «Un gran número de especies, o incluso géneros enteros, podrían extinguirse, pero la vida en general continuará».

Y este es un mensaje alentador para los científicos en busca de vida más allá de nuestras orillas planetarias.

«Los tardígrados son lo más cercano que existe a un animal indestructible en la Tierra», afirma Alves Batista, «pero es posible que existan otras especies resistentes en otras partes del universo».

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