El dueño del zoo de «Tiger King» pierde su licencia, pero ya planea un nuevo proyecto con animales

El gobierno estadounidense ha retirado a Jeff Lowe la licencia para dirigir un zoológico, pero la demanda constante de contenido de grandes felinos en internet suscita preocupación por el futuro de la explotación animal «digital».

Por Natasha Daly
Publicado 7 oct 2020, 14:44 CEST
Dos tigres en el Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood

Dos tigres en el Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood en septiembre de 2018. En agosto de 2020, los inspectores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos documentaron la mala atención que recibían los tigres, lobos, osos y otros animales del centro y retiró a Jeff Lowe la licencia para exhibir animales al público.

Fotografía de Steve Winter, National Geographic

En agosto de 2019, Jeff Lowe, dueño del Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood, en Oklahoma, subió a Instagram una foto de Nala, un cachorro de león. «¿Cuántos me gusta puede conseguir la adorable Nala?», decía el pie de foto.

Consiguió 199.

Diez meses después de que Lowe presentara a Nala en redes sociales, la inspectora Bonnie Boone, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), la encontró tirada en el barro, «aletargada, deprimida y delgada». Boone y su colega Debbie Cunningham llevaban a cabo una inspección rutinaria en el zoológico, cuya popularidad se disparó tras el documental de Netflix Tiger King. La joven leona apenas se movía y supuraba por los ojos y la nariz y su respiración era superficial y rápida, según escribió Boone en el informe de la inspección. Boone exigió que llevaran a Nala al veterinario de inmediato.

Boone y Cunningham también documentaron a dos lobos artríticos en una jaula con suelo de hormigón, a una osa grizzly a la que se le veían claramente los huesos bajo la piel, a una marta pescadora que cojeaba de una pata y los cadáveres de dos tigres enterrados bajo un montón de escombros chamuscados. Los cadáveres atraían a las moscas, que habían picado e infligido heridas supurantes en las orejas de otros tigres, osos y lobos.

El 17 de agosto, el USDA retiró a Lowe la licencia para exhibir animales al público como parte de un procedimiento de ejecución oficial contra él y su mujer, Lauren Lowe, por supuesta violación de la Ley de Bienestar Animal de Estados Unidos.

Los defensores del bienestar de los animales han alabado la medida. «En lo que respecta a la explotación de tigres, Lowe es uno de los principales actores», afirma Delcianna Winders, directora de la Animal Law Litigation Clinic en la Facultad de Derecho Lewis y Clark en Portland, Oregón. «Es una de las principales razones por las que aún hay tigres criados» para zoos de carretera en Estados Unidos.

Lowe (derecha) señala a Nala, una leona de un año, mientras la llevan al veterinario durante una inspección del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) en el Zoológico de Greater Wynnewood el 22 de junio. En su informe, las inspectoras escribieron que Nala estaba «aletargada, deprimida y delgada» y que «no se levantaba del barro... ni siquiera tras incitarla a hacerlo».

Fotografía de Usda

Las moscas habían puesto huevos en la oreja de Nala. Al eclosionar, las larvas habrían devorado la carne. Las inspectoras documentaron esto mismo en varios animales del zoológico el 22 de junio y vincularon las moscas al cadáver de un tigre en descomposición que había en la propiedad.

Fotografía de Usda

Jeff Lowe se negó a hacer comentarios sobre la suspensión de la licencia por parte del USDA y señaló por email que «vamos a demandar al USDA, así que no podemos compartir nada por ahora». Ha contado a sus 189 000 seguidores en Facebook que los hallazgos son falsos y que las preocupaciones por el bienestar de los animales son un drama instigado por, según dice, los «locos» de los derechos de los animales.

El USDA «se ha doblado a las presiones de PETA y sigue haciendo falsas acusaciones contra mí», escribió en Facebook el 18 de agosto. Lowe describe las acusaciones del USDA como «una retahíla de falsedades».

Ante la suspensión, que durará 21 días, Lowe anunció que iba a renunciar a la licencia. Normalmente, esto sería el fin de su negocio, ya que no tiene sentido mantener animales que no dan beneficios. Pero Lowe dice que tiene un nuevo plan. Es un plan que, según expertos legales e incluso el USDA, podría transgredir la ley. Seguirá ganando dinero con sus animales mostrándoselos al público, pero el negocio se hará por Internet y en televisión en lugar de en persona.

Tras el cierre al público del Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood el 5 de octubre, Lowe trasladó a todos los animales a un nuevo centro, el Tiger King Park, en Thackerville, Oklahoma. (La propiedad de Greater Wynnewood ya iba a ser cedida a Big Cat Rescue, un refugio para animales con sede en Florida, en cumplimiento de la sentencia judicial de un caso distinto contra su antiguo dueño, Joseph Maldonado-Passage.) Lowe dice que pretende utilizar el Tiger King Park como un plató privado para «contenido relacionado con Tiger King». Ha prometido dos reality shows en el futuro y sigue incluyendo a sus animales en los vídeos de pago de la plataforma social Cameo.

Winders dice que con este cambio Lowe desafía al USDA a seguirlo por sendas inexploradas. Exhibir a los animales por dinero sin licencia es ilegal conforme a la Ley de Bienestar Animal, ya se haga en un zoológico, en la televisión o por Internet. En lo que respecta a Internet, aún existen precedentes legales para aplicar la ley.

El contenido con animales exóticos cautivos en plataformas sociales como TikTok, Cameo y YouTube está adquiriendo más popularidad que nunca, así que el USDA tendrá que decidir si aplicará su autoridad a las exhibiciones digitales de animales o se arriesgará a sentar un precedente inquietante, señala Winder.

«Si el USDA permite que la comercialización digital descontrolada, podría incentivar la creación de una nueva industria de personas que monetizan a los animales [en redes sociales] sin supervisión alguna», afirma. Señala que sería «aterradoramente fácil» que cualquier estrella de las redes sociales consiguiera animales salvajes «sin ninguna experiencia» y empezara a compartirlos con su audiencia. «Debido a que las condiciones suelen ser horribles en las instalaciones en las que ya hay escasa supervisión, me preocupa mucho lo que podría significar para los animales».

Fama en la televisión, desatención en la vida real

Tiger King debutó en Netflix en marzo, justo cuando Estados Unidos se confinaba, y supuso una vía de escape para la ansiedad por la COVID-19. Los críticos atacaron el programa por tener más de entretenimiento que de documental, ya que restaba importancia al sufrimiento animal rampante en los zoos de carretera. Del programa salieron infinitos memes y sus protagonistas —Lowe, Joseph Maldonado-Passage («Joe Exotic») y otros— saltaron a la fama. Aunque la pandemia se propagaba entre humanos y quedó claro que los grandes felinos también podían contraer la enfermedad, los aficionados acudieron en masa al Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood para acariciar a cachorros de tigre.

Lowe, exsocio empresarial de Maldonado-Passage y dueño del zoo y de sus animales, se aprovechó de esta fama lanzando una tienda online y promocionando la apertura del Tiger King Park. Empezó a cobrar más de 100 dólares por vídeo en Cameo, una plataforma donde la gente puede pagar a personas famosas para que graben vídeos cortos personalizados.

La inspección del USDA en junio se produjo mientras Tiger King aún estaba de moda. Las inspectoras Boone y Cunningham descubrieron que el veterinario —que, conforme a la Ley de Bienestar Animal, debe realizar revisiones mensuales— había visitado la propiedad en dos ocasiones desde principios de 2019 y que no realizó reconocimientos médicos a los animales en ninguna de las visitas. Las inspectoras documentaron a animales enfermos y heridos, entre ellos Nala, los lobos con artritis, un oso demacrado y varios recintos inseguros, como la jaula de un lémur cuyo metal estaba oxidado.

Después de que las inspectoras pidieran a Lowe que remediara los problemas, regresaron en julio y vieron escasas mejoras y que aún no habían traído al veterinario. También había algo nuevo: informaron de que habían detectado «el olor de la carne en descomposición», que rastrearon hasta un camión frigorífico fuera de servicio que estaba lleno de carne podrida. La propiedad no disponía de refrigeración para los alimentos de los carnívoros.

Asimismo, 34 de los casi 200 animales habían desaparecido y «no había documentación sobre su destino final que indicara a dónde se habían ido», señala el informe. Andre Bell, portavoz del USDA, confirma que las inspectoras preguntaron acerca del paradero de los animales, pero no ha querido dar más detalles.

Cuando el USDA retiró la licencia a Lowe el 17 de agosto, emitieron un procedimiento de ejecución que alegaba que él y Lauren Lowe habían violado deliberada y reiteradamente la Ley de Bienestar Animal desde 2015. Citaba una retahíla de transgresiones, como la negativa a proporcionar una atención adecuada a los animales, la ausencia de exhibiciones de animales seguras, la falsificación de registros veterinarios y el acoso a un agente de cuidados animales de Nevada en redes sociales, entre otras. En Facebook, Lowe negó las acusaciones.

Un cachorro de tigre en el zoo de G.W. en septiembre de 2018 La interacción con los cachorros para acariciarlos, que era una actividad popular en el zoológico, depende del suministro constante de cachorros lo bastante jóvenes para poder manipularlos de forma segura. Para disponer de cachorros para los visitantes, los zoos de carretera suelen recurrir a la cría rápida de tigres, leones e híbridos de tigre y león, que según los críticos son separados de sus madres demasiado pronto.

Fotografía de Steve Winter, National Geographic

Aún posee más de 150 animales, entre ellos docenas de grandes felinos, canguros, puercoespines y lémures de cola anillada. Oklahoma es uno de los cinco estados de EE. UU. que permiten que los residentes posean grandes felinos sin necesidad de permiso.

El USDA no confiscó a los animales durante las inspecciones de junio y julio. Bell dice que los animales «no cumplían los criterios normativos para la confiscación». Sin embargo, dichos criterios señalan que los inspectores pueden incautar a los animales que están sufriendo debido al incumplimiento de la Ley de Bienestar Animal por parte de la persona que los exhibe. Winders sostiene que en este caso sí se cumplían esos criterios. «Lo hemos visto una y otra vez: en una situación flagrante, [el USDA] no ejerce su autoridad de confiscación y los animales se consumen». Bell no respondió a las preguntas de National Geographic antes de la publicación de este artículo.

Exhibición digital: un terreno desconocido

Si Lowe sigue utilizando el nuevo Tiger King Park como plató de rodaje, es probable que incumpla la Ley de Bienestar Animal.

«El trabajo en cine o televisión se considera una actividad regulada y se necesita una licencia», afirma Bell. «El señor Lowe podrá retener a sus animales, pero no puede llevar a cabo una actividad regulada... [que incluye] filmar a los animales para exhibirlos al público a cambio de una compensación».

Lowe ha dicho en Facebook que está negociando la segunda temporada de Tiger King. (Netflix no ha respondido a las muchas preguntas de National Geographic al respecto.) En junio contó a la revista People que también ha firmado un contrato con Content Group, una productora de California, para otro reality show centrado en sus animales, la vida en el nuevo zoológico y «las batallas actuales con los grupos de defensa de los derechos de los animales». El Content Group tampoco respondió a las múltiples preguntas de National Geographic.

Las actividades de Lowe en redes sociales también podrían traerle problemas. Él y otros dueños de animales exóticos con muchos seguidores comparten a menudo vídeos en los que salen nadando con, jugando con o alimentando a grandes felinos. Aunque es legal subir este contenido, los creadores que quisieran sacar beneficios mediante patrocinios y anuncios cruzarían la línea.

Lowe ha producido al menos dos vídeos pagados por Cameo con un tigre blanco llamado Thor desde que perdió la licencia el 18 de agosto.

El Salvaje Oeste legal de Internet

Nathalie Maréchal, analista de políticas de ranking Digital Rights, una organización sin ánimo de lucro que defiende la libertad de expresión y la privacidad en Internet, señala que existe un largo historial de gente que cree que la ley no se aplica en Internet.

La Declaración de Independencia del Ciberespacio de 1996 es un documento muy distribuido sobre la aplicabilidad del gobierno en Internet. La escribió John Perry Barlow, fundador de Electronic Frontier Foundation, una organización sin ánimo de lucro por los derechos digitales, y reza: «Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos».

«Esa fue la génesis de la idea de que la ley no se te aplica en el ciberespacio. Pero nunca fue real», señala Maréchal. Sin embargo, «los gobiernos y las sociedades sí tardaron un tiempo en traducir y actualizar el derecho del mundo físico para aplicarlo al mundo digital».

Dicho periodo de actualización ha tenido consecuencias para los animales. En los años noventa, cuando los criadores de mascotas empezaron a vender animales por Internet, el USDA optó por no regular la actividad. Esto provocó un auge de páginas web descontroladas: se vendían y se enviaban mascotas a consumidores del otro extremo del país sin necesidad de licencias ni inspecciones.

Un informe general de 2013 de un inspector de la USDA lo describió como una «laguna» y estimaba que había entre 8000 y 15 000 criadores de perros en Internet. Ese mismo año, el USDA actualizó su normativa, que indicaba que los comercios online sin local físico también estaban sujetos a la Ley de Bienestar Animal.

Una de las preocupaciones sobre la retirada de la licencia de Lowe es que dificulta saber cómo están los animales, señala Brittany Peet, que asesora sobre la aplicación de la ley sobre animales cautivos a la PETA Foundation. «Al menos cuando estaba abierto al público había cierto grado de supervisión», dice. El público podía ver a los animales a menudo y documentar cualquier inquietud, pero además el USDA podía realizar inspecciones sorpresa. Ahora, el USDA necesitará una orden judicial para inspeccionar su propiedad y sus animales.

«Una orden no puede obtenerse sin pruebas de que los animales están en peligro», afirma Winders. Y sin acceso público a los animales, sería muy difícil obtener evidencias.

¿Y ahora qué?

El procedimiento de ejecución abierto del USDA contra Jeff y Lauren Lowe pretende impedir que Lauren obtenga una licencia para exhibir animales, entre otras cosas. Un juez determinará si hay que imponerles multas, que podrían prohibir que Lowe obtenga una licencia en el futuro y podrían multarlos con hasta 11 883 dólares por violación por animal.

Pese a los planes de Lowe para seguir ganando dinero con vídeos de animales y posibles programas de televisión —que serían ilegales—, lo cierto es que desde agosto no ha podido vender experiencias de interacción con cachorros a los visitantes del zoo.

«Eso era lo que más dinero generaba», afirma Winders. «La interacción con los cachorros es el motivo por el que tenemos tantos tigres en cautividad en Estados Unidos». La actividad se basa en el suministro constante de cachorros lo bastante jóvenes para que la gente los acaricie sin que estos la ataquen. «Por eso tenemos esta situación de fábricas de cachorros. En cuanto quitas el incentivo para tener un suministro constante de crías, pones un tope importante en la reproducción y la afluencia de animales».

Pero en el caso de Nala, la joven leona que las inspectoras del USDA encontraron tirada sobre el barro, aún quedan esperanzas. El 21 de septiembre, ella y otros dos cachorros de león, Amelia y Leo, fueron trasladados al Wild Animal Sanctuary, en Keenesburg, Colorado, debido a otro juicio centrado en el traslado ilegal de estos animales.

Peet, la abogada de la PETA Foundation, acompañó a los cachorros en su viaje al Wild Animal Sanctuary en septiembre. «Nala cojea tanto que apenas camina», dijo Peet tras el traslado. «Y Leo tiene un comportamiento de succión obsesivo, que por desgracia ocurre en felinos que han sido separados prematuramente de sus madres. Se agarra y succiona las orejas de su hermana como si fueran los pezones de su madre».

Los leones Nala y Leo descansan en un área de espera el 21 de septiembre tras su llegada al Wild Animal Sanctuary en Colorado desde el Parque de Animales Exóticos de Greater Wynnewood. Un veterinario examinó a Nala tras su llegada y descubrió que tenía múltiples fracturas, carencias vitamínicas y malformaciones óseas. Los cachorros están recibiendo tratamiento médico y pronto podrán vagar a sus anchas por las muchas hectáreas de su nuevo hogar.

Fotografía de Usda

Un reconocimiento veterinario posterior en la Universidad del Estado de Colorado desveló que Nala había sufrido múltiples fracturas, malformaciones óseas y carencias vitamínicas. Pat Craig, fundador y director ejecutivo del Wild Animal Sanctuary, dice que aunque su pronóstico es malo, se encuentra bien y su movilidad ya está mejorando.

El 4 de octubre, cuando Lowe incumplió el plazo judicial establecido para retirar a los animales del zoo de Greater Wynnewood, también cedió a 11 lobos, dos osos (hallados demacrados por las inspectoras del USDA en junio) y otros tres tigres al Wild Animal Sanctuary. Los osos vivirán en un hábitat de 97 hectáreas, los tigres en uno de entre 18 y 30 hectáreas y los lobos en uno de 14 hectáreas entre varios grupos. Hace poco, Craig voló un dron sobre el Tiger King Park y señaló que «las instalaciones cabrían dentro de uno de los hábitats que proporcionamos para dos o tres animales».

Los problemas legales de Lowe continuarán. Además del caso abierto con el USDA, la PETA Foundation ha presentado una declaración de intenciones para demandarlo por incumplir la Ley de Especies Amenazadas. El caso es similar a otra demanda que ganó la fundación contra Tim Stark, otro dueño de zoo de carretera que apareció en Tiger King, por la que este perdió a sus 182 animales y se le prohibió volver a tener grandes felinos. La demanda contra Lowe alega que, entre otras violaciones, separó prematuramente a los grandes felinos de sus madres.

Por su parte, los legisladores bipartitos, varias organizaciones de defensa del bienestar de los animales, la Asociación Estadounidense de Zoos y Acuarios y otras entidades han exigido una ley federal para regular la posesión de grandes felinos. La Ley de Seguridad Pública de Grandes Felinos, que está examinándose en la Cámara de Representantes, aspira a prohibir la cría comercial, la manipulación pública y la posesión de grandes felinos como mascotas.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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