Por qué algunas hembras de colibrí se 'disfrazan' de machos

Los científicos están encontrando cada vez más ejemplos de hembras de pájaro con plumajes vistosos parecidos a los de los machos.

Un nuevo estudio señala cómo se benefician las hembras de jacobinos de cuello blanco al tener un plumaje llamativo y colorido parecido al de los machos en lugar del típico marrón.

Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark
Por Priyanka Runwal
Publicado 27 ago 2021, 11:20 CEST, Actualizado 30 ago 2021, 16:18 CEST

Entre los pájaros, los machos suelen ser los que lucen plumas fascinantes y coloridas, sobre todo para atraer y cortejar a las hembras. Son los pavos reales, no las pavas, los que pueden desplegar las ostentosas colas de colores verdes y azules en forma de abanico. Son los cardenales machos los que lucen su famoso plumaje colorado, mientras que las hembras son marrones. Por su parte, el macho de jacobino de cuello blanco, un típico colibrí tropical, tiene una cabeza de azul intenso y una espalda verde vibrante, mientras que las hembras suelen ser monocromáticas.

Pero no siempre. Unos investigadores que estudian los jacobinos de cuello blanco en Panamá vieron que el 30 por ciento de las más de 120 hembras que capturaron y sexaron entre 2015 y 2019 terminaron por ser hembras que parecían machos.

Un estudio publicado el 26 de agosto de 2021 en la revista Current Biology apunta al porqué. Resulta que copiar el color de los machos ayuda a las jacobinas de cuello blanco evita que las molesten otros colibríes mientras se alimentan.

"La coloración [brillante] en los pájaros se asocia a agresividad", dice Jay Falk, un ecologista evolutivo de la Universidad de Washington (Estados Unidos) e investigador principal del estudio. "Con solo parecer machos disuade a los abusones", permitiendo a las hembras tener acceso a mejor nectar.

Este estudio da luz al papel, pocas veces cuantificado, que juega la ornamentación de las hembras de pájaro, pero también resalta las fuerzas evolutiva que tienen una función social más que una función sexual, dice la bióloga evolutiva Sara Lipshutz, de la Universidad de Indiana (EE. UU), que no participó en el estudio.

Copiando a los machos

Las investigaciones llevan mucho tiempo centrándose en la evolución de las características más llamativas de los animales machos, desde llamativos colores hasta exageradas cornamentas, colas y barbas. El papel de esta ornamentación en las hembras, aunque no tan extendido, seguía siendo pasado por alto hasta hace unas dos décadas. El punto de vista original, apoyado por Darwin, era que estas características no tenían ningún valor para las hembras sino que era algo que aportaban los machos dado que los dos sexos comparten la mayoría del código genético.

"Esta vieja idea ignoraba por completo a las hembras", dice Lipshutz. Pero desde entonces, una creciente cantidad de estudios ha indicado que las hembras ornamentadas de especies de pájaros, peces y otros taxones usan su apariencia para competir tanto para mejores machos como para obtener recursos.

Entre los colibríes, un estudio reciente encontró que una pequeña proporción de hembras de 47 especies de las 209 examinadas en algunos museos se parecían sus congéneres masculinos, sugiriendo que es más común de lo que los científicos creían.

Las jacobinas de cuello blanco estaban entre esas 47 especies. Flak y sus colegas se preguntaron si las hembras de jacobino que se parecían a los machos estaban intentando atraer a parejas destacando entre sus monótonas rivales, o si estaban compitiendo entre todos por el nectar. Pero primero, querían saber si las hembras ornamentadas estaban muy presentes en la pequeña ciudad panameña de Gamboa, donde Falk tenía su zona de estudio. Entre 2015 y 2019 establecieron redes para capturar pájaros y encontraron que cerca del 30 por ciento de las más de 120 hembras atrapadas, tanto adultas como jóvenes, iban disfrazadas de machos.

Encontraron que los machos jóvenes también tenían un plumaje llamativo similar.

"El que los ejemplares jóvenes parecieran machos [adultos] fue una enorme sorpresa", comenta Flak; "eso no es algo que se suela ver en los pájaros".

Este inesperado descubrimiento ayudó al equipo a descartar la selección sexual como la fuerza evolutiva para la imitación del plumaje ornamentado de los machos por parte de las hembras adultas. Eso es porque los jacobinos tenían colores llamativos antes de llegar a la edad reproductiva y que esa apariencia empezó a perder presencia entre las hembras adultas; muchas hembras perdían sus lustrosas plumas por unas más aburridas a medida que maduraban, aunque el 20 por ciento de las hembras adultas se quedaban con su apariencia masculina.

Los investigadores encontraron que los jacobinos macho preferían cortejar y aparearse con las hembras sin colores, sugiriendo que tener un plumaje llamativo no daba ventaja a las hembras a la hora de emparejarse.

Falk y sus compañeros se plantearon su siguiente hipótesis: competencia por recursos. Les colocaron sistemas de seguimiento electrónico a 150 jacobinos, 15 de ellos a hembras con plumaje masculino, y registraron sus visitas a 28 comederos. A lo largo de 278 día las hembras con apariencia de machos acudieron más a menudo y estuvieron más tiempo comiendo que las hembras de color menos llamativo.

Para entender porqué la hembras llamativas tenían más éxito, Falk observó las interacciones entre los jacobinos y tres tipos figuras de jacobinos que colocó en los comederos: hembras pardas, hembras ornamentadas y machos. Como pudo grabar Falk, los muñecos soportaron la ira agresiva en forma de picotazos y golpes. Las figuras de hembras pardas recibían muchos más ataques de los jacobines que acudían a alimentarse y de colibríes de otras especies que las que parecían machos. En los vídeos de vigilancia también se vio como las hembras pardas vivas solían ser expulsadas por otros pájaros que las hembras ornamentadas.

"Parece que si estás ornamentada y te alimentas en estos comederos, te molestan menos", dice el coautor del estudio Dustin Rubenstein, un ecologista evolutivo de la Universidad de Columbia y Explorador de National Geographic.

Con semejantes beneficios, ¿por qué no desarrollan todas las hembras esa ornamentación? Un plumaje llamativo no es solo muy costoso de mantener, sino también arriesgado. Las hembras de colibrí también son madres, lo que ya de por sí requiere mucho gasto energético. Además, "si tienes un color llamativo y te sientas en un nido marrón sobre un árbol verde, vas a llamar la atención", dice Rubenstein; "es mucho más fácil que te coman".

Volviendo a los jacobinos jóvenes con plumajes llamativos, su color posiblemente les aporte los mismos beneficios que las hembras ornamentadas, ayudando a evitar acosos y superar a la competencia por el néctar. "La supervivencia puede ser complicada en ese momento de su vida", dice Flak; "su única labor como joven es llegar al año siguiente y poder reproducirse".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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