Pseudociesis : entendiendo la ciencia (y psicología) detrás de los embarazos fantasma

Detallado por primera vez con María I de Inglaterra en 1555, este trastorno poco común puede hacer que el cuerpo de una mujer imite los signos del embarazo, desde la falta de periodos menstruales hasta un vientre distendido.

Por Rosemary Counter
Publicado 12 sept 2023, 12:21 CEST

La reina María I retratada en 1554, un año antes de experimentar la pseudociesis.

Fotografía de VCG Wilson, Corbis, Getty Images

Embarazo psicológico, falsa gestación, pseudociesis o embarazo fantasma. Existen múltiples nombres para un trastorno misterioso (apenas existen datos sobre el número de afectadas en España) que, sin embargo, es muy real y que se retrotrae siglos atrás.

En abril de 1555, la reina María I de Inglaterra (más conocida en la historia como María Tudor o "María la Sangrienta") se recluyó mientras esperaba el nacimiento de su primer hijo. A sus 38 años, la hija mayor del rey Enrique XIII necesitaba desesperadamente un heredero, preferiblemente varón, para asegurar una alianza con España y la continuidad del dominio católico en Inglaterra. Había mucho en juego.

Aun así, tanto María como la nación eran optimistas. Un año después de casarse con Felipe II de España, la Reina estaba embarazada. O, al menos, parecía estarlo: sus pechos y su vientre se habían hinchado, e informaba de náuseas matutinas y movimientos en su vientre. Por ello, se preparó la guardería, las nodrizas se pusieron en guardia y se prepararon y firmaron las cartas de anuncio, en las que sólo quedaba por rellenar la fecha del parto y el sexo del niño.

Sin embargo, "a medida que pasaban las semanas, el ambiente se volvía desesperado", escribe Anna Whitlock, autora de María Tudor: Princesa, Bastarda, Reina. Corrían rumores de que la Reina había muerto, o de que el niño había muerto, y otro sería sustituido en su lugar.

La verdad fue menos escandalosa: a pesar de todas las apariencias en contra, María nunca había estado embarazada, protagonizando así el dudoso honor de ser el primer caso bien documentado de la historia de este fenómeno muy raro científicamente bautizado como pseudociesis.

A veces también conocido como embarazo histérico o delirante, la pseudociesis manifiesta la mayoría o todos los síntomas del embarazo, pero sin feto.

Por ejemplo, la paciente no tiene la menstruación, sus pechos aumentan de tamaño e incluso pueden secretar leche, y su estómago está distendido, dice Mary Seeman, profesora emérita del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Toronto (Canadá). Estas manifestaciones físicas también se dan junto con la fatiga, las náuseas y la micción frecuente.

"Su cuerpo actúa como si estuviera embarazada, así que cree que lo está, pero no delira", dice Seeman, que lleva mucho tiempo estudiando este trastorno mental. 

La mayoría de los casos tienen elementos psicológicos y fisiológicos. El manual de diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría, DSM-5-TR, incluye la pseudociesis en la categoría de otros síntomas somáticos específicos y trastornos relacionados, junto con otros trastornos difíciles de clasificar, como el trastorno de ansiedad por enfermedad (también conocido como hipocondría) o el trastorno facticio (también conocido como trastorno de Munchausen).

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¿Cómo de frecuente es la pseudociesis?

En 2007, un estudio publicado en el International Journal of Reproductive BioMedicine calculó que en Estados Unidos se dan entre uno y seis casos por cada 22 000 embarazos. Se trata de un descenso enorme desde 1940, cuando la estadística era de un caso de pseudociesis por cada 250 embarazos, exactamente la probabilidad de gemelos naturales.

Estas cifras aumentan drásticamente fuera de EE. UU.

"Hay zonas de África, por ejemplo, donde el embarazo está muy valorado y la atención médica es de difícil acceso, por lo que la pseudociesis no es infrecuente", dice Seeman, que se ha encontrado con unos 20 casos en su consulta desde 1960.

Gracias a la medicina moderna y a la amplia disponibilidad de ecografías, muy pocos casos de pseudociesis pasan hoy desapercibidos hasta el aparente "parto".

Los que lo hacen, como el del Queen Mary, suelen aparecer en los titulares. En 2014, por ejemplo, una mujer de Quebec convenció a su pueblo de que esperaba quintillizos. A las 34 semanas, fue al hospital a dar a luz, donde una enfermera descubrió que no había ningún bebé.

"La pseudociesis es muy difícil de estudiar", dice Seeman, sobre todo debido a su rareza y a la complejidad de la salud mental del paciente. Pero hay un denominador común: "La paciente suele desear desesperadamente quedarse embarazada".

Además de un bebé, el embarazo también puede proporcionar a la mujer beneficios particulares, como mejores cuidados, atención e incluso respeto. No es de extrañar, dice Seeman, que la pseudociesis se dé más a menudo en culturas en las que se espera que las mujeres casadas tengan hijos.

"El estamento médico, incluso dentro del campo de la obstetricia y la ginecología, no conoce bien la pseudociesis", afirma Shannon M. Clark, especialista en medicina materno-fetal de la rama médica de la Universidad de Texas (Estados Unidos), que ha visto casos de falsos embarazos.

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Entender lo que ocurre en el cuerpo de una mujer con pseudociesis ayudaría tanto a tratar la afección como a reducir el estigma de que quien la padece sea tachada de "loca", afirma Clark. 

La cultura popular no ha ayudado: por ejemplo, el protagonista de la próxima serie de televisión American Horror Story: Delicate experimenta alucinaciones violentas y aterradoras durante un supuesto embarazo, un ejemplo de un tropo cinematográfico llamado "embarazo de terror."

Como siempre, la vida real no es tan dramática. Aunque pueden producirse cambios en hormonas como la prolactina, el estrógeno y la progesterona, no existe un patrón claro ni una elevación de los niveles hormonales asociada a la enfermedad, afirma Clark.

Y los fármacos psiquiátricos que los médicos pueden recetar a una paciente, mientras tanto, en realidad podrían empeorar su salud.

Por ejemplo, algunos fármacos antipsicóticos elevan los niveles de prolactina, una hormona responsable de la lactancia, lo que puede convencer aún más a la paciente (y a su cuerpo) de que está embarazada.

Los niveles de prolactina también aumentan con el estrés, y "una mujer que está convencida de que está embarazada cuando una prueba dice repetidamente que no lo está, lo que es seguro es que está sometida a un estrés grave", dice Seeman.

Según los expertos, el estrés fue probablemente el desencadenante de la pseudociesis de la Reina María.

Casi un año después de su supuesto embarazo, María salió finalmente de su cámara y nadie volvió a hablar de ello (al menos oficialmente). Murió tres años después, sin descendencia, y el trono pasó a su hermanastra protestante, Isabel I.

"La pseudociesis afecta a personas de todos los grupos étnicos, raciales y socioeconómicos", señala Clark. Y aunque es más frecuente entre los 20 y los 39 años, también puede darse en mujeres posmenopáusicas.

La pseudociesis en los hombres es aún más escasa, aunque la literatura médica documenta ejemplos del fenómeno en dos hombres estadounidenses, en 1984 y 1995. En abril de 2022, los científicos informaron de una mujer transgénero estadounidense de 28 años que se presentó como embarazada de gemelos.

A diferencia de muchas mujeres cisgénero con pseudociesis, estas tres personas presentaban enfermedades mentales graves.

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Una negación generalizada

Al igual que hizo la Reina María durante casi un año en 1555, las pacientes modernas con pseudociesis no aceptarán la evidencia de que no están embarazadas, afirma Seeman.

"Pueden pensar que su marido no quiere que estén embarazadas, que está en connivencia con el médico o el hospital. Pueden pensar que su familia política está implicada. He visto a gente que cree que el médico la ha dejado embarazada, pero no lo admite", explica.

"Estos delirios pueden adoptar muchas formas porque la persona no puede aceptar la realidad de nadie más que la suya propia. Su realidad es que se ven y se sienten embarazadas, así que por lo que a ellas respecta, lo están".

Afortunadamente, el estamento médico ha empezado a tratar estos casos inusuales con mayor interés y sensibilidad, afirma Seeman.

"La psiquiatría general está prestando más atención a cuestiones que antes consideraban 'sólo' síndromes femeninos", afirma.

Del resto de nosotros, añade Clark, "se necesita más comprensión y empatía y menos juicio y humillación en todos los frentes."

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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