Leche enriquecida

¿Quieres fortalecer tus huesos? Hay vida más allá de la vitamina D

Otras vitaminas, de la A a la K, son fundamentales para un esqueleto sano, pero, a menos que sufras carencias graves, es mejor que las obtengas a través de la alimentación y no de suplementos.

La leche enriquecida no sólo es una fuente de calcio y vitamina D, sino que también contiene otras vitaminas como la A y la B, que intervienen en la salud ósea.

Fotografía de Photoillustration by NICK VEASEY, SCIENCE PHOTO LIBRARY
Por Meryl Davids Landau
Publicado 15 feb 2024, 13:50 CET, Actualizado 1 mar 2024, 14:54 CET

Cuando se trata de mantener los huesos sanos, muchos conocen la vitamina D, que ayuda al organismo a absorber el calcio necesario para fortalecer el esqueleto. Pero aunque la D sigue siendo la estrella, en los últimos años los investigadores han documentado la importancia de otras vitaminas para proteger contra las fracturas y la enfermedad que debilita los huesos, la osteoporosis.

Un reciente artículo de una revista en el que se revisaban numerosos estudios de laboratorio y observacionales, así como un puñado de ensayos clínicos en humanos, ha revelado pruebas decisivas que respaldan la importancia de las vitaminas A, B, C, E y K.

"El estado de la investigación varía de una vitamina a otra", pero apuntan al hecho de que la formación de los huesos es un proceso complejo que requiere múltiples nutrientes, afirma Bess Dawson-Hughes, científica del Centro de Investigación Nutricional sobre el Envejecimiento de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), que no participó en la revisión pero lleva mucho tiempo estudiando el impacto de la nutrición en los huesos.

Cuando se trata de estas vitaminas, más no siempre es mejor. Según el artículo de revisión, suplementar con cantidades elevadas de ciertas vitaminas pone en peligro los huesos.

Aunque pasar de niveles bajos a óptimos es importante, aumentar la ingesta mucho más allá interfiere en el proceso de formación ósea, afirma Dawson-Hughes. Sin embargo, aún no se han determinado con exactitud cuáles son esos niveles óptimos para otras vitaminas además de la D.

Por eso, las personas sin deficiencias vitamínicas graves, detectadas mediante análisis de sangre, deberían obtener sus vitaminas a través de los alimentos en lugar de suplementos, dice Lucette Talamas, dietista diplomada de Baptist Health South Florida en Miami (EE. UU.). De este modo, es difícil sufrir una sobredosis de vitaminas. Esto es especialmente importante en el caso de las vitaminas liposolubles que se almacenan en el organismo en lugar de excretarse, como las vitaminas A, D, E y K.

Estudiar las vitaminas en las personas es un reto, ya que cada persona comienza con un nivel sanguíneo diferente del nutriente, afirma Dawson-Hughes. Ni siquiera las investigaciones sobre los suplementos de vitamina D han demostrado sistemáticamente que impidan que los huesos se rompan, probablemente porque muchos participantes tienen niveles suficientes desde el principio.

(Relacionado: La verdad sobre las jaquecas y dolor articular por el cambio de tiempo)

Los huesos se remodelan constantemente

Los huesos humanos crecen notablemente en la infancia, cuando el esqueleto se estira desde menos de 60 centímetros hasta más de metro y medio durante la adolescencia. Incluso después de que se detiene el crecimiento, los huesos siguen fortaleciéndose hasta los 30 años. En ese momento, alcanzan su fortaleza máxima.

Aun así, los esqueletos se mantienen dinámicos durante toda la vida, pasando regularmente por un proceso llamado remodelación, que se desencadena no sólo por las fracturas, sino por las tensiones cotidianas que sufren nuestros huesos.

"Caminar en el mundo es un factor estresante, como lo es coger algo por encima un nuevo armario de la cocina o empezar a hacer un ejercicio nuevo, como correr. El esqueleto tiene que remodelarse para soportar cualquier tensión a la que no está acostumbrada", dice Clemens Bergwitz, endocrinólogo y experto en huesos de Yale Medicine (EE. UU.).

Estos movimientos son percibidos por unas células óseas llamadas osteocitos, encargadas de mantener la salud de los huesos. Convocan a otras células llamadas osteoclastos para que segreguen ácido que disuelve parte del calcio del hueso, lo que hace que los osteoblastos atraigan nuevo mineral a los espacios ahora vacantes. El proceso de remodelación ósea dura meses, como bien sabe cualquiera que se haya fracturado un hueso, afirma Bergwitz.

Para todas las etapas de este proceso se necesitan numerosas vitaminas.

(Relacionado: Los posibles efectos adversos de los suplementos de vitamina A y E)

He aquí las 5 vitaminas adicionales que son mejores para los huesos

1) La vitamina A 

Se encuentra en batatas, zanahorias, melón cantalupo, verduras de hoja verde y leche enriquecida.

Cantidades suficientes de un metabolito de la vitamina A llamado ácido transretinoico interviene en la formación del tejido óseo primitivo. Esta vitamina también interviene en la disolución del hueso durante su remodelación.

El organismo también puede producir vitamina A a partir de los carotenoides, los pigmentos amarillos, naranjas y rojos de las verduras y frutas. Consumir más de estos alimentos coloridos se asocia con menos fracturas de cadera en los hombres (pero hasta ahora no en las mujeres).

2) La vitamina B (especialmente B6, B9 (ácido fólico) y B12) 

Se encuentra en el salmón, la ternera, el atún, los garbanzos y los productos lácteos.

El andamiaje fundamental de los huesos es el colágeno, que Dawson-Hughes describe como "la columna vertebral del hueso". El colágeno se fortalece cuando los aminoácidos que lo componen se retuercen como una cuerda. Las vitaminas del grupo B son parte integrante de ese proceso de torsión; sin estas vitaminas, "no se consigue la fuerza", afirma.

Estudios de laboratorio han descubierto que la carencia de B6 provoca disfunciones durante la formación de los huesos. Y ratones hembra alterados genéticamente y bajos en B12 no sólo tenían huesos débiles, sino también su descendencia.

Aún no está claro cómo se traslada esto exactamente a las personas. Los estudios realizados con suplementos de vitaminas del grupo B no han detectado una reducción de las fracturas en mujeres posmenopáusicas, un grupo de alto riesgo de debilitamiento óseo tras la reducción de estrógenos, pero es posible que las mujeres no tuvieran carencias cuando se inscribieron.

Se encuentra en cítricos, fresas, tomates, pimientos, coles de Bruselas y col rizada.

Es probablemente importante tanto para descomponer como para reconstruir los huesos. Al igual que las vitaminas del grupo B, también interviene en la torsión de las fibras de colágeno de los huesos.

Los científicos que agruparon los resultados de 17 estudios observacionales en los que participaron casi 20 000 personas descubrieron que las personas con las ingestas más elevadas de vitamina C tenían un 34% menos de fracturas de cadera que las que tenían las cantidades más bajas.

Tener niveles bajos de vitamina C es especialmente arriesgado para los fumadores. "El riesgo se multiplica en los fumadores con niveles bajos de vitamina C, pero no está claro a qué se debe", afirma Dawson-Hughes.

4) La vitamina E 

Se encuentra en las almendras, los cacahuetes, las pipas de girasol, las espinacas y los pimientos rojos.

Esta vitamina afecta a las proteínas celulares responsables de la descomposición y formación de los huesos. También es antioxidante, y las investigaciones demuestran que los antioxidantes mejoran la comunicación entre las células implicadas en el desarrollo y la reparación ósea.

Los niveles sanguíneos más altos de a-tocoferol, una forma de vitamina E, se han relacionado en personas con una mayor densidad mineral ósea. Mientras tanto, los niveles muy bajos se asociaron con un aumento de más del 50 por ciento del riesgo de fractura de cadera.

se encuentra en la col rizada y otras verduras de hoja verde, los aguacates, el kiwi, la soja y las semillas de calabaza.

Los estudios de laboratorio dejan claro que la vitamina K desempeña un papel crucial en la atracción y fijación del calcio necesario para mineralizar los huesos.

En investigaciones con personas, una de las tres formas de vitamina K, la K2, influyó positivamente en la densidad mineral ósea y el riesgo de fracturas. Sin embargo, investigaciones anteriores que utilizaban otra forma, la K1, no encontraron estos beneficios. Para saber si una es realmente mejor que otra, es necesario realizar más investigaciones.

La dieta mediterránea, asociada desde hace tiempo a la prevención de enfermedades crónicas y a una mayor longevidad, también beneficia a los huesos. "El patrón dietético mediterráneo es muy rico en frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y semillas, con las proteínas como colofón", todos los alimentos necesarios para obtener estas vitaminas, dice Talamas.

La mejor forma de maximizar la ingesta de vitaminas es no cocinar en exceso los alimentos. Esto es especialmente cierto en el caso de las vitaminas sensibles al calor, como la A. "Evita hervir los alimentos o cocinarlos al máximo. Un salteado es perfecto", dice Talamas.

Para obtener todas estas vitaminas que fortalecen los huesos, hay que comer alimentos variados. "La variedad es importante, porque los distintos nutrientes están presentes en cantidades diferentes en los alimentos", dice Talamas; "el arroz integral, el pollo y el brócoli son saludables, pero si comes eso semana tras semana te estás perdiendo muchos nutrientes".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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