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Página del fotógrafo
Beverly Joubert
Dos rinocerontes blancos pastan al atardecer en el delta del Okavango de Botsuana, un destino donde los viajeros pueden encontrar safaris aptos para veganos.
El delta del Okavango, un humedal protegido que proporciona un hábitat crucial para la fauna y la flora silvestres, se encuentra a unos 250 kilómetros del río donde ReconAfrica comenzó los sondeos de exploración de gas y petróleo el 11 de enero.
Una leona corre hacia su presa por el agua en el delta del Okavango, en Botsuana. En el medio natural, los leones necesitan comer entre 4,5 y siete kilos de carne al día.
Los rastros de animales señalan la abundancia del delta del Okavango. Las rutas migratorias se extienden más allá del delta, por un paisaje prácticamente sin divisiones. Si la región interconectada es perforada con pozos petrolíferos y las carreteras, la infraestructura y los campamentos de los trabajadores que los acompañan, será inevitable que el hábitat se degrade y se fragmente.
La licencia de ReconAfrica abarca los territorios de al menos cuatro animales en peligro crítico de extinción —como el rinoceronte negro y el buitre dorsiblanco africano—, siete especies clasificadas en peligro de extinción y otras 20 vulnerables, como el pangolín de Temminck y el águila marcial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Una leona avanza hacia su presa por el agua en el delta del Okavango, en Botsuana. En el medio natural, los leones necesitan comer entre 4,5 y 7 kilos de carne al día.
Una leona se retira tras haber atacado a un búfalo cafre cuando el resto del rebaño llega en su ayuda en el delta del Okavango, en Botsuana.
Un leopardo hembra y su hija estudian sus alrededores en el delta del Okavango, Botsuana. La hija, a la derecha, tiene seis meses y está ganando confianza, pero aún toca la cola de su madre en busca de consuelo.
Un leopardo hembra y su hija estudian sus alrededores en el delta del Okavango, Botsuana. La hija, a la derecha, tiene seis meses y está ganando seguridad, pero aún toca la cola de su madre en busca de consuelo.
Un leopardo al que los investigadores llaman Legadema acecha a sus presas desde la rama de un árbol en el delta del Okavango de Botsuana. La madre de Legadema la echó de su territorio cuando era joven y Legadema se negó a compartir una presa.