El último número de Harry Houdini: su exitoso fallido regreso espiritual

El legendario ilusionista pasó sus últimos años desvelando los secretos de las personas que decían hablar con espíritus. Terminó con un último acto que desafiaba a la muerte y que cumplió las expectativas del mago.

Por Parissa DJangi
Publicado 18 oct 2023, 10:52 CEST
Harry Houdini haciendo aparecer al espíritu de Abraham Lincoln

El ilusionista Harry Houdini creía que cada truco tenía una explicación y pasó los últimos años de su vida desacreditando afirmaciones paranormales. Incluso hizo su propia falsificación de doble exposición para demostrar cómo los médiums creaban falsas apariciones como la del espíritu de Abraham Lincoln.

Fotografía de Bettmann, Getty Images

Era Halloween de 1936. Una multitud de 300 personas se reunió en el Hotel Hollywood Knickerbocker. Venían a ver un fantasma.

El legendario ilusionista Harry Houdini había muerto en Halloween 10 años antes, y su viuda Bess encargó la sesión de espiritismo, con la esperanza de que su marido saliera de la tumba.

Esta sesión supuso un exótico epílogo en el legado de un hombre que se forjó una curiosa reputación en sus últimos años como el mayor desenmascarador de médiums y escéptico del mundo de los espíritus.

En su libro de 1923, Houdini describió el truco mediúmnico conocido como "tomar las huellas dactilares de un espíritu". En esta ilusión, se preparaba cuidadosamente un molde de escayola de la mano de una persona muerta y luego se utilizaba para hacer aparecer las huellas dactilares del difunto durante una sesión espiritista con los familiares vivos.

Fotografía de Library of Congress, Getty Images

El mayor showman

Harry Houdini no siempre se opuso a los médiums y no siempre fue Harry Houdini. Nació como Ehrich Weiss en Budapest en 1874. Cuatro años más tarde, su familia emigró a Estados Unidos, donde su padre trabajó como rabino en Wisconsin.

Weiss quería ser mago. Tras leer una biografía del mago Robert-Houdin, incluso se puso un nuevo nombre: Harry Houdini.

Muy pronto, Houdini se convirtió en un famoso escapista. En su número estrella, escapaba esposado en situaciones de alto riesgo, como suspendido sobre Nueva York, sumergido bajo el agua o enterrado en un ataúd. Miles de personas se agolpaban para ver cómo el gran Harry Houdini engañaba a la muerte en cada uno de sus espetáculos.

La mejor compañera de Houdini fue su esposa Bess, una artista de vodevil. Se casaron en 1894 y uno de sus primeros actos fue un espectáculo de espiritismo en el que actuaban como médiums. Gracias a esa actuación, probablemente aprendió lo que un médium falso podía conseguir y lo que el público estaba dispuesto a creer. Pero más tarde llegaría a arrepentirse, a medida que tomó consciencia de que se avergonzaba de jugar con el dolor de la gente.

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      Harry Houdini muestra a los espectadores uno de los trucos que utilizan los médiums para señalar la presencia de un fantasma durante las sesiones de espiritismo: hacer sonar una campana escondida debajo de una mesa con los dedos de los pies.

      Fotografía de Library of Congress, Corbis, VCG, Getty Images

      Desilusión con el mundo espiritual

      Como ilusionista, Harry Houdini creía que cada truco tenía una explicación. Y su experiencia en el mundo del espectáculo le enseñó que la mayoría de los médiums, especialmente los de atrezo, no eran más que embaucadores. No obstante, coqueteó con la idea de que en el mundo pudiera haber fuerzas místicas invisibles.

      Tras la muerte de su padre en 1892, acompañó a su madre a ver médiums. Aunque esperaba fervientemente que contactaran con su difunto marido, nunca lo hicieron. Decepcionado, Houdini no se sintió para nada impresionado.

      En 1913, Houdini experimentó el peor dolor de su vida cuando murió su madre. Más tarde escribiría: "Yo también me habría separado gustosamente de una gran parte de mis posesiones terrenales por el consuelo de una palabra de mi amada difunta". Por desgracia, nunca encontró el consuelo que buscaba y la lloró el resto de su vida.

      Poco después de que Houdini se sumiera en el dolor, el mundo se sumió en la guerra. Para cuando terminó la Primera Guerra Mundial en 1918, millones de personas habían recurrido al espiritismo (una religión que cree que los espíritus son accesibles) como bálsamo para la pérdida masiva.

      El amigo de Houdini, Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, fue uno de ellos. El espiritismo le consoló tras la muerte de su hijo Kingsley, fallecido pocas semanas antes del final de la guerra.

      Aunque fascinado por el espiritismo, Houdini no compartía la fe de su amigo. Aun así, Doyle convenció a Houdini para que se sentara ante médiums, pero estas sesiones no hicieron sino convencer aún más al ilusionista de que no poseían dones extraordinarios.

      Y así Houdini encontró una nueva línea de trabajo: desenmascarar a los médiums fraudulentos. Después de todo, Harry Houdini se sabía todos los trucos. Como mago profesional, podía detectar juegos de manos que otros habrían pasado por alto.

      Incluso muerto, Harry Houdini puso a prueba a los médiums. Su esposa Bess realizó 10 experimentos para ver si algún médium podía contactar realmente con su difunto marido. Esta prueba en particular involucró un par de esposas cuya combinación sólo era conocida por Houdini.

      Fotografía de Bettmann, Getty Images

      Desenmascarando a los médiums

      Houdini empezó a desenmascarar a los médiums que utilizaban trucos, uno tras otro. En 1923, demostró que George Valiantine utilizaba cables eléctricos para crear la ilusión de que una trompeta flotaba durante las sesiones de espiritismo. Otro médium, Nino Pecoraro, no consiguió producir ninguno de los extraños fenómenos por los que era conocido después de que Houdini le atara antes de una sesión.

      Incluso atacó a fotógrafos de espíritus como Alexander Martin, cuyas fotos supuestamente mostraban fantasmas que el ojo humano no podía ver. Houdini se sentó para una fotografía y se mostró escéptico cuando la foto de Martin incluyó un cameo sorpresa: Theodore Roosevelt, que había muerto cuatro años antes. La fotografía, señaló Houdini, probablemente no era más que una doble exposición.

      En 1922, Scientific American lanzó el guante. Cualquier médium que demostrara habilidades paranormales bajo un examen riguroso podría ganar un premio de 2500 dólares. Entre los médiums que competían por el premio en 1924 se encontraba Mina Crandon, de la alta sociedad de Boston.

      Crandon afirmaba poder canalizar el espíritu de su difunto hermano Walter, cuyo comportamiento grosero y agresivo contrastaba con el de la encantadora Crandon. Las mesas parecían levitar durante sus sesiones, y una campana en una caja sonaba aunque nadie la tocara. Sus aparentes habilidades le granjearon admiradores, incluidos investigadores que creían que era auténtica.

      Houdini seguía siendo escéptico. Cuando participó en una sesión como parte del examen de Scientific American, Houdini afirmó haber descifrado el misterio de la campana de Crandon. Simplemente la hizo sonar con sus pies, dijo, después de sentirlos rozar sus piernas. Houdini encontró muchas pruebas de trucos y ninguna de habilidades fantasmales. Scientific American estuvo de acuerdo, dejando a Crandon con las manos vacías.

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        Esta fotografía, una exposición temporal, se tomó durante el décimo y último intento de Bess Houdini de comunicarse con su marido. La sesión se celebró la noche de Halloween en la azotea de un hotel de Hollywood, pero el gran Harry Houdini no apareció.

        Fotografía de Bettmann, Getty Images

        Una sesión de espiritismo final

        La cruzada de Houdini contra los médiums fraudulentos le granjeó muchos enemigos, incluido su antiguo amigo Sir Arthur Conan Doyle. Los médiums y sus asociados también acudieron a la prensa para condenar a Houdini. Algunos incluso predijeron su muerte.

        Es cierto que el maestro del escapismo no pudo escapar a la muerte. Sin embargo, Harry Houdini no murió de una maldición mágica: un apéndice reventado lo mató el 31 de octubre de 1926.

        Mientras Bess lloraba su muerte, depositó sus esperanzas en poder presenciar el último truco de su marido: un contacto desde el más allá. Antes de la muerte de Houdini, habían establecido una prueba final para los médiums eligiendo un código secreto que un médium tendría que decir para demostrar su legitimidad. Se traducía como "Rosabelle, cree", en referencia a una canción de su juventud.

        Durante 10 años, Bess Houdini visitó a médiums, con la esperanza de que alguno de ellos le entregara el código. El médium Arthur Ford lo descifró en 1929, pero probablemente no por medios paranormales. Probablemente descubrió la frase en una biografía de Houdini.

        Y así, en la noche de Halloween de 1936, Bess organizó la que sería la última sesión de espiritismo. Como era de esperar, tuvo atmósfera de espectáculo, con invitaciones, música y una grabación para capturar el evento. Pero tras una hora de intentos de invocar al fantasma del ilusionista, sólo hubo silencio. 

        Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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