Historias de brujas; buenas, malas y buenas otra vez

Desde la Edad Media se realizaron numerosos procesos históricos para cazar a las "brujas" y fue un español el primero que consiguió que se las dejara de perseguir.
Celebraciones de Halloween en la oscuridad. Las tradiciones actuales como disfrazarse o el «truco o trato» tienen profundas raíces históricas.
Fotografía de Guy Harrop, Alamy
Por Laura Spiridon

Este artículo se publicó el 31 de octubre de 2022 y ha sido actualizado el 30 de octubre de 2023.

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Como cada año, la popular fiesta temática de Halloween, también conocida como la ‘noche de brujas’, las calles de numerosas ciudades alrededor del mundo se llenan de personas de todas las edades, disfrazadas con toda clase de trajes inspirados en las historias de terror, magia y criaturas fantásticas. Sin embargo, la historia real y sangrienta sobre la que se ha construido el concepto que hoy tenemos de la típica bruja de Halloween no es ni mucho menos lineal y está repleta de aristas y matices. Empezando por la difícil respuesta de la simple pregunta de: ¿Qué es una bruja?

«El aquelarre», de Francisco de Goya y Lucientes.

Fotografía de Creative Commons

El origen del término ‘bruja’ sigue siendo un misterio y mientras algunos expertos afirman que proviene del celta y otros que viene del latín, lo que está claro es que es “uno de los términos más polisémicos que existen en la lengua castellana”, según cuenta la Dra. María Lara Martínez vía telefónica a National Geographic. La figura de las brujas en la cultura popular han provocado históricamente casi tantos sentimientos como significados tiene la palabra, y esa misma percepción social es la que les ha llevado desde el amor al odio y viceversa a lo largo de los siglos.

Lara Martínez, la autora de Pasaporte de bruja y Brujas, magos e incrédulos en la España del Siglo de Oro, obras en la que profundiza sobre el fenómeno de la brujería en la Edad Media y Edad Moderna, explica que “bruja’, etimológicamente, quiere decir ‘mujer sabia’. Las mujeres que inicialmente fueron descritas como brujas tenían una connotación positiva, eran consideradas curanderas o conocedoras de la naturaleza. A medida que va avanzando la Edad Media, sin embargo, es cuando se empieza a demonizar a las brujas", y es apenas en el siglo XVI, con la reforma protestante y el Malleus Maleficarum, un áspero y cruel tratado que explica cómo identificar y perseguir a una bruja, cuando se llega a una persecución mucho más feroz: sin poder confirmar cifras exactas, se conoce que más de 50 000 personas fueron ajusticiadas por brujería en Europa, 300 de las cuales, aproximadamente, fueron ejecutadas en España.

Las consecuencias de juzgar lo esotérico, de España a América

Hasta bien entrado el siglo XVI, esta definición tan amplia del delito de brujería hacía complicado delimitar hasta donde llega la fantasía y donde empieza lo letal. Por eso entre las personas ajusticiadas por brujería entraron individuos cuyo mayor delito podía ser el haber contado un sueño, para ellos profético, mientras que delincuentes y criminales acusados de brujería podían salir impunes de todo crimen si demostraban ser inocentes de los cargos de brujería.

Un buen ejemplo de esto último fue el caso de 'las brujas de Pareja'. En ese municipio de la actual zona de Guadalajara, se constató que hubo varios grupos de mujeres que, durante el reinado de Carlos V, cometían allanamiento de morada y a las que se acusó de brujería porque supuestamente entraban volando, a menudo por las chimeneas o los tejados, y provocaban que los niños con los que se encontraban en estas casas enfermaran o murieran.

"La Inquisición decidió juzgarlas por brujería [antes que por los delitos correspondientes] y simplemente pudo desterrarlas del obispado de Cuenca (hoy Guadalajara). Eran criminales reales que fueron puestas en libertad porque el juicio por brujería las había absuelto, sin embargo, personas inocentes que afirmaban ser videntes y que poco tenían de criminales, sí podían llegar a pagar con sus vidas tras pasar por el juicio pertinente", recuerda Lara Martínez. Este fue el caso de Eugenio Torralba, un intelectual de la época que había viajado por las principales universidades de Europa del momento y que hacía vaticinios proféticos sobre el reinado Carlos V. Torralba terminó sus días en una celda en una cárcel de Cuenca, encerrado por brujería.

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De Navarra a Massachusetts, casos de brujería famosos

Uno de los casos de brujería más populares a nivel internacional fue el de los Juicios de Salem (Massachusetts) de 1691 de el actual Estados Unidos, donde un grupo de niñas, entre ellas la hija y la sobrina del pastor puritano Samuel Parris, fueron procesadas por brujería tras comenzar a mostrar convulsiones y otros efectos extraños, fruto de una enfermedad de origen desconocido en aquel momento. "Hoy sabemos que todo esto pudo tratarse de unos cuadros alucinógenos que surgían a raíz de una fermentación del centeno que llevaba consigo el hongo cornezuelo", nos cuenta la profesora Lara Martínez, que llevó a cabo una investigación doctoral sobre el caso en el Real Colegio Complutense en la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

Gran parte de la identidad cultural de Salem, una localidad de Nueva Inglaterra, se centra en su historia como escenario de los infames juicios por brujería de Salem, la caza de brujas más mortal que ha tenido lugar en Estados Unidos. Salem, Massachusetts, inmortalizada en obras literarias como «Las brujas de Salem» o «El crisol», de Arthur Miller, sigue atrayendo a turistas fascinados por la historia de esta histeria pasada.
Fotografía de DeAgostini, Getty Images

Este juicio es el más célebre en la actualidad en parte gracias a una masiva interpretación que se ha hecho del proceso en los últimos 100 años, desde novelas y obras de teatro hasta películas y series que se emiten por streaming, pero hay otro litigio igualmente relevante en la Península, y es el que se vivió en la localidad navarra de Zugarramurdi, que ocurre casi un siglo antes, en 1610.

La causa se llevó a cabo en el tribunal de la Inquisición de Logroño, y había 31 acusados y acusadas, de los cuales 18 fueron perdonados en una teatral confesión, y es que existía algo llamado ‘perdón por lágrimas en los ojos’, tal como nos cuenta la historiadora: "no olvidemos que estamos en el Siglo de Oro, es el drama por excelencia". Sin embargo, no todos los reos tuvieron la misma suerte: 6 de los acusados fueron quemados vivos y 5 en efigie [ya muertos], porque ya habían perecido en las cárceles mientras esperaban el juicio. “Lo insólito es que solamente murieran aquellos detenidos que esperaban el juicio de Zugarramurdi, habiendo en las mismas instalaciones, como es de imaginar, muchos otros detenidos por muchas otras causas”. Algunos dicen que aquellos que no llegaron vivos a la hoguera fallecieron a raíz de las torturas que sufrían mientras se buscaba una confesión, pero Lara Martínez explica que, al igual que en Salem, no podemos descartar “un síndrome de abstinencia por la ingesta voluntaria de unas plantas alucinógenas a las que estas personas podían estar acostumbradas, y que provocaban visiones que les hacía pensar que realmente participaban en aquelarres y tenían poderes sobrenaturales”.

(Relacionado: El turismo de brujería es lucrativo, pero también oculta una historia trágica)

España, pionera en el desembrujo colectivo

La notoriedad de este juicio, sin embargo, no está en los horrores, tristemente típicos, de la época, sino en lo que ocurrió después. Uno de los tres inquisidores que participó en el juicio, Alonso de Salazar y Frías, desarrolló una exhaustiva investigación detectivesca tras el caso, porque sintió “escrúpulos de conciencia”, nos cuenta la autora. Fue así como la Corona Hispánica, con la Inquisición en la cima de su poder jurídico, fue pionera en la defensa de las brujas, porque “Alonso de Salazar y Frías consiguió convencer a la Junta Suprema de la Inquisición de que no había brujos ni embrujados en el lugar hasta que se comenzó a hablar y escribir de ellos.”

El disfraz de Halloween de una mujer en 1910, que posiblemente conjure a una bruja, hechicera o payaso, tiene varios significados posibles, según Bannatyne.

Los iconos de estrellas y lunas, por ejemplo, podrían reflejar una fascinación con lo místico y la magia, que se han vinculado al «aura espeluznante» de Halloween durante siglos, señala Bannatyne.

«Muchos de los primeros disfraces de Halloween reflejaban el interés de la gente por lo exótico, como otras culturas», dice. «A menudo se ven disfraces de inspiración egipcia, por ejemplo, por la asociación mística con el antiguo Egipto».

Del mismo modo, los símbolos celestes del disfraz podrían representar la noche, «el dominio de Halloween».

Fotografía de Vintage Images, Alamy

La brujería es uno de esos fenómenos que es prueba viviente de que las mentalidades van evolucionando y se van adaptando. En el tránsito del Siglo XVIII al XIX las brujas ya toman un aire reivindicativo, y esto lo vemos también en representaciones pictóricas, como la colección de las brujas de Goya, siendo su obra más conocida El Aquelarre (1797), que muchos expertos de la obra del artista afirman que estaría tomando inspiración precisamente de estos juicios de Zugarramurdi, y que venía a hacer una áspera crítica a la iglesia y a la ignorancia de la España de la época, que se escudaba tras la superstición para manipular y reinar a través del miedo.

En el siglo XX, la imagen de la bruja la encontramos presente en muchas obras ficticias, en su mayoría infantiles, pero a veces cuesta hacer las paces con que esas villanas de nuestras series, películas y libros más célebres, como sería el caso de la Bruja Mala del Oeste de El Mago de Oz (1900), entre muchas, estarían inspiradas en historias tan desgarradoras como reales. Conviene recordar que a mediados del siglo XX se juzgó a algunas mujeres acusándolas de brujería en Reino Unido, acogiéndose a una ley del siglo XVIII. Al fin y al cabo, estas leyendas y mitos hunden sus raíces en siglos de conciencia colectiva alimentado por los casos inquisitoriales reales que juzgaron a mujeres y hombres por volar subidas en escobas.

Nota del editor: Este artículo se ha actualizado el 2 de noviembre para corregir que la "persecución más feroz" de las brujas se produce en el siglo XVI y no en el siglo XV.  

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