Portada de la Constitución Francmasónica en el Museo de la Francmasonería de París

La masonería, al descubierto: ¿cuánto hay de verdad en todas las leyendas y conspiraciones masónicas?

La historia de cómo un gremio de canteros se convirtió en la mayor sociedad secreta del mundo tiene menos que ver con la conspiración y más con el pensamiento de la Ilustración.

Portada de la Constitución Francmasónica en el Museo de la Francmasonería de París. La masonería tiene sus raíces en los gremios medievales de canteros, aunque su versión moderna data del siglo XVIII.

Fotografía de Godong, Universal Images Group, Getty Images
Por Erin Blakemore

Este artículo se publicó originalmente el 20 de septiembre de 2023 y ha sido modificado el 19 de diciembre de 2023.

Índice

  • Los orígenes de la masonería
  • ¿Quién puede ser masón?
  • Por qué el catolicismo prohíbe la masonería
  • Poder y pánico

¿Qué tienen en común el reverendo Jesse Jackson, George Washington, Wolfgang Amadeus Mozart, Duke Ellington y Buzz Aldrin? Todos son miembros de la mayor sociedad secreta del mundo, los masones (o también conocidos como francmasones), un grupo entre cuyos miembros se encuentran algunas de las personas más influyentes del mundo y cuyos rituales secretos han perdurado durante siglos. 

Si llevamos la cuestión al ámbito español, un nombre por encima de todos destaca en el imaginario popular: de Franco es común escuchar que fue masón y, en menor medida, que odiaba la masonería. Todos estos lugares comunes están muy bien pero, ¿sabemos de verdad qué significa ser masón, como nació la masonería y cuántos de sus mitos son leyendas? 

Los teóricos de la conspiración siempre han especulado con que el grupo mueve los hilos del poder y las finanzas internacionales y es responsable incluso de asesinatos de alto nivel; algunos afirman incluso que sus miembros adoran a Satanás.

¿Dónde está la línea que separa la realidad de la ficción en esta sociedad secreta? Sigue leyendo para saber más.

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    El artista italo-austriaco del siglo XVIII Ignaz Unterberger pintó esta ceremonia de iniciación en una logia masónica vienesa en 1789.

    Fotografía de DeAgostini, Getty Images

    Los orígenes de la masonería

    Aunque el movimiento masónico tiene sus raíces en los gremios medievales de canteros, la gran mayoría de sus miembros no fueron maestros canteros. Se cree que, a medida que disminuía el número de miembros canteros, el grupo empezó a aceptar miembros "especulativos" u honorarios para aumentar su número. La encarnación moderna de la francmasonería se remonta a la Ilustración del siglo XVIII, también conocido como el Siglo de las Luces, cuando los ingleses cultos perseguían estar en comunión con otros y debatir cuestiones filosóficas, religiosas y vitales en un entorno organizado.

    Las organizaciones fraternales existían desde hacía siglos, pero en el siglo XVIII, diversos grupos de hombres que llevaban el nombre de los pubs ingleses en los que se reunían se unieron en lo que llamaban una "Gran Logia", una asociación que se reunía para celebrar rituales y ceremonias e incorporar nuevos miembros. Este grupo, conocido actualmente como la Premier Grand Lodge of England, fue el primero de su clase y, a medida que aumentaba el número de miembros, también lo hacía su lista de rituales y ceremonias secretas y los requisitos para ser miembro.

    Según la Asociación de Servicios Masónicos de Norteamérica, en 2020 había unos 898 000 masones en Estados Unidos, y se calcula que hay 6 millones de masones en todo el mundo, (4000 de ellos en España).

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      Izquierda: Arriba:

      Un francmasón sostiene un mazo antes de una reunión de Logia en Burdeos.

      Derecha: Abajo:

      Miembros masones se dan la mano durante una reunión de la Logia.

      fotografías de Regis Duvignau, Reuters, Redux

      ¿Quién puede ser masón?

      Hoy en día, los requisitos para ser miembro son relativamente sencillos: aunque cada grupo, o Logia, de francmasones tiene sus propias reglas, en general un masón debe ser un varón recomendado por otros miembros de la Logia, creer en un "Ser Supremo", ser de buen carácter moral y comprometerse a aprender los caminos de la fraternidad y ajustarse a lo que los masones llaman sus "usos y costumbres ancestrales".

      Esas costumbres incluyen una estricta jerarquía y una variedad de ceremonias y rituales. Una vez iniciados en su logia, los miembros pasan por una serie de "grados" de pertenencia, que van del Aprendiz al Compañero y al Maestro Masón. Por el camino, aprenden el lenguaje, los ritos y las creencias del "oficio", y participan en rituales que evocan creencias bíblicas. También adoptan emblemas que van desde la escuadra y el compás, que representan la moralidad; la colmena, que se dice que representa la cooperación y el trabajo entre los miembros; y el "Ojo de la Providencia" u "Ojo que todo lo ve", que representa la eterna vigilancia de Dios. Algunos de estos símbolos son tan conocidos que resultan familiares a los no masones; por ejemplo, el Ojo de la Providencia aparece en los billetes de un dólar estadounidense.

      Los símbolos masónicos de la escuadra (virtud) y el compás (sabiduría) se colocan sobre una Biblia, que está abierta por el Evangelio de San Juan, durante una ceremonia masónica.

      Fotografía de Raquel Clausi Rochina, Cordon Press, Redux

      Por qué el catolicismo prohíbe la masonería

      Cuando no están celebrando elaborados rituales de afiliación, los masones suelen dedicarse al servicio comunitario y la filantropía, ofrecen apoyo mutuo a sus miembros o colaboran con organizaciones asociadas. Pero a pesar de este enfoque caritativo y del hecho de que no es una religión formal, la masonería no es aceptada universalmente. De hecho, la masonería está prohibida por el catolicismo romano, que prohíbe a los católicos unirse a ella y les anima a asociarse en su lugar a organizaciones católicas como los Caballeros de Colón.

      "Sus principios siempre han sido considerados indeseables por la doctrina de la Iglesia y, por tanto, la pertenencia a ellos permanece prohibida", declaró la Iglesia en 1983; "los fieles que se inscriban en asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión". Como explica Ed Condon, del Catholic Herald, la Iglesia se opone a la masonería por su enfoque secular y su papel como santuario para "aquellos con ideas y agendas heterodoxas."

      Esas agendas han suscitado controversia durante mucho tiempo debido al poder político que ejercen algunos masones (no obstante, en España no parece haber masones entre ningún miembro del Congreso de los Diputados). Aunque las reglas de la mayoría de las logias disuaden a sus miembros de hablar de política, muchos de ellos participan activamente en partidos políticos y en el gobierno, y el secretismo de la organización y sus votos de hermandad han dado lugar a teorías conspirativas sobre las agendas políticas de sus miembros.

      La mayoría de las teorías de la conspiración especulan con que todos los masones tienen las mismas creencias y actúan como un cuerpo, en consonancia con las modernas teorías de la conspiración antisemita que asocian al grupo con un turbio "Nuevo Orden Mundial" que controla las finanzas y las relaciones internacionales.

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        Izquierda: Arriba:

        Una estatua de George Washington con delantal masónico se alza en el interior de la sede de la Gran Logia de Nueva York.

        Fotografía de Fred R. Conrad, The New York Times, Redux
        Derecha: Abajo:

        Asientos para miembros de alto estatus en la Sala de los Masones de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en Londres.

        Fotografía de Peter Dazeley, Getty Images

        Como resultado, la masonería se ha convertido en un icono en la cultura popular y entre los no miembros, intrigados por sus turbios rituales. Sin embargo, el número de miembros ha disminuido durante años. ¿A qué se debe? Algunos lo relacionan con una tendencia más amplia entre las organizaciones fraternales y los clubes de servicio, como la Orden Benévola y Protectora de los Alces, que han experimentado un fuerte descenso durante décadas. Otros atribuyen el descenso del número de miembros a la negativa del movimiento a reconocer a las mujeres, a pesar de la existencia de algunas logias exclusivamente femeninas.

        O tal vez la caída se deba al creciente conocimiento público de los rituales antaño secretos del movimiento, según declaró el historiador John Dickie a NPR en 2020. "Creo que posiblemente en realidad la cuestión es que el secretismo ha perdido algo de su magia", dijo Dickie. "En una época en la que se puede tardar dos minutos o menos en Google para averiguar cuáles son realmente los secretos de los francmasones, no estoy seguro de que realmente puedan mantener ya tanta mística para los miembros".

        A pesar de la controversia y la condena, el movimiento persiste, pero sólo el tiempo dirá si la masonería puede seguir siendo relevante en el siglo XXI. Mientras tanto, sus miembros dicen que ven en la masonería desde una poderosa hermandad hasta una oportunidad de devolver algo a la comunidad, pasando por lo que un miembro inglés llama "una vía de crecimiento y desarrollo personal". Por ahora, los secretos rituales y símbolos de la masonería siguen vivos, junto con la influencia de sus miembros más conocidos.

        Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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