El aumento del nivel del mar se acelera: el cambio climático llega antes y más fuerte de lo previsto

Cada nuevo informe del IPCC alerta sobre la aceleración del calentamiento global, los fenómenos extremos y el aumento del nivel del mar. Amortiguar la gravedad de sus consecuencias está en nuestras manos.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 25 sept 2019, 16:49 CEST, Actualizado 3 ene 2022, 17:18 CET
Groenlandia
El agua de deshielo ha excavado un cañón de 45 metros de profundidad en el hielo de Groenlandia. Del artículo de julio de 2017 de la revista National Geographic"True Colors".
Fotografía de James Balog, Nat Geo Image Collection

El cambio climático apremia cada día más; los expertos lo definen ya como el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad. La Organización de las Naciones Unidas lleva décadas advirtiendo que el calentamiento global se está acelerando y, si seguimos la inercia actual, será imparable. Así de implacable fue el mensaje que transmitió el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en Mónaco, cuando se celebró en 2019 la conferencia sobre su Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante, que destaca la urgencia con la que debemos actuar a fin de abordar los cambios “sin precedentes” de nuestros océanos y criosfera – las zonas congeladas de nuestro planeta.

Este informe es uno de los análisis previos enmarcados en el estudio de su Sexto Informe de Evaluación, que saldrá a la luz en 2022. El pasado 6 de agosto de 2021 el IPCC publicó la primera parte, Cambio climático 2021: La base de la ciencia física, que arrojó nuevas cifras que nos acercan peligrosamente al punto de no retorno y aumentan la creciente amenaza de fenómenos climáticos abruptos e irreversibles.

Según alertan, la temperatura de la Tierra está peligrosamente cerca de alcanzar el límite máximo establecido en el Acuerdo de París: un aumento global de 1,5ºC que marca el umbral que los científicos consideran irreversible. Uno de los lugares más vulnerables al cambio climático es la cuenca del Mediterráneo, que supera ya 1’5ºC por encima de los niveles preindustriales. En 2040 ese incremento llegará a los 2,2ºC y en 2100 podría llegar a los 3,8ºC, según el informe Cambio climático y medioambiental en la cuenca mediterránea, realizado por la red Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (MedECC).

A nivel global, el calentamiento “ya es de un 1 °C con respecto a los niveles preindustriales a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero pasadas y presentes”, advierte el IPCC en un comunicado. “Los océanos se han calentado, su acidez ha aumentado y su productividad ha menguado”, afirma. “La fusión de los glaciares y los mantos de hielo provoca la subida del nivel del mar, y los fenómenos extremos costeros son cada vez más violentos”.

“Los océanos del mundo y la criosfera han ‘absorbido el calor’ fruto del cambio climático durante decenios, y las consecuencias para la naturaleza y para la humanidad son graves y de gran alcance”, apuntó Ko Barrett, Vicepresidenta del IPCC. Son ecosistemas que desempeñan un papel esencial para la vida en la Tierra, además de ser el hogar de  millones de personas.

Más de un metro por encima del nivel del mar actual

Los glaciares y los mantos de hielo de los polos se derriten. Un estudio del año 2019 ya advertía de que la capa de hielo de Groenlandia se acerca peligrosamente al punto de no retorno. “De aquí a 2100 se podría llegar a registrar una elevación de entre aproximadamente 30 y 60 centímetros, incluso aunque se logre una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global se mantenga muy por debajo de 2 °C”, advierte el IPCC. “Sin embargo, si las emisiones siguen aumentando con fuerza, la subida del nivel de las aguas podría ser del orden de 60 a 110 centímetros”.

Durante el siglo XX, esta subida ha estado marcada por una media de 15 centímetros, “pero el ritmo actual se ha más que duplicado (3,6 mm anuales) y no deja de acelerarse”, evidencia el informe. Además de la subida del mar, la pérdida de masa de las regiones polares aumenta la expansión de las aguas cálidas en los océanos.

En el Mediterráneo, el primer estudio sobre el impacto del cambio climático en la región mediterránea, llevado a cabo en 2019, alertó de que, a este ritmo, la cuenca mediterránea verá aumentada su temperatura hasta 5 grados y el nivel del mar un metro en menos de un siglo.

El descorazonador vídeo de un oso polar muriendo de hambre: ¿la imagen del cambio climático?
Paul Nicklen, fotógrafo de National Geographic, vio a este oso polar hambriento en una expedición en la isla de Baffin. Alimentar a osos polares es ilegal en Canadá. Sin otra fuente de alimento, a este oso probablemente le queden pocas horas de vida.

“En los últimos decenios, el nivel del mar ha subido cada vez más rápido a causa de las crecientes aportaciones de agua de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida, sin olvidar otros factores contribuyentes, como el agua procedente del deshielo de los glaciares y la expansión térmica del agua debida al aumento de su temperatura”, apuntó Valérie Masson Delmotte, copresidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC.

En este escenario de altas emisiones de aquí a 2100, el informe prevé que los glaciares de menores dimensiones perderán más del 80% de su masa de hielo actual. Esta predicción afectaría, entre otros lugares, a Europa, África Oriental, la región tropical de los Andes e Indonesia.

“El amplio abanico de proyecciones sobre el nivel que alcanzará el mar en 2100 y en adelante depende de la reacción de los mantos de hielo al calentamiento, en especial en la Antártida, y esa es una cuestión todavía sujeta a importantes incertidumbres”, afirmó.

Las consecuencias no son un futurible

En 2050, la cifra de refugiados climáticos habrá ascendido a los 140 millones de personas que deberán abandonar su tierra debido a la elevación del nivel del mar, la sequía, la falta de cosechas o el aumento de la virulencia de los desastres naturales. Lo advertía ya el Banco Mundial en 2018.

“670 millones de personas que viven en regiones de alta montaña y 680 millones de personas que habitan en zonas costeras de baja altitud”, advierte el IPCC en su comunicado. Además, “cuatro millones de personas viven permanentemente en la región ártica, y los pequeños Estados insulares en desarrollo son el hogar de 65 millones de personas”.

Los habitantes de las regiones altas de montaña están cada día más expuestos a estas consecuencias y a los fuertes cambios en la disponibilidad de agua. Deslizamientos de tierra, avalanchas, inundaciones y desprendimientos son algunas de las consecuencias que provocará el deshielo de los polos. “Las rápidas alteraciones que experimentan los océanos y las zonas congeladas de nuestro plantea obligan a multitud de personas —desde los habitantes de ciudades costeras hasta las comunidades de remotas regiones árticas— a modificar de forma radical sus modos de vida”, añadió Barret.

 Cambios no reversibles

Las consecuencias ya desequilibran gran parte del planeta, afectando sobre todo a aquellas comunidades cuyas emisiones son prácticamente nulas, así como su capacidad de enfrentar las sequías, las inundaciones o la falta de cosechas. En definitiva, donde el cambio climático ya es, a día de hoy, una sentencia.

“Puede que, para muchas personas, el mar abierto, el Ártico, la Antártida y las zonas de alta montaña parezcan muy distantes”, dijo Hoesung Lee, Presidente del IPCC, “pero dependemos de esas regiones, que inciden directa e indirectamente en nuestras vidas de formas muy diversas, por ejemplo, en lo concerniente al tiempo y el clima, la alimentación y el agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud y el bienestar, la cultura y la identidad”.

“Si reducimos las emisiones drásticamente, las consecuencias para las personas y sus medios de subsistencia todavía constituirán todo un desafío, pero puede que sean más fáciles de gestionar para las personas más vulnerables”, puntualizó el señor Lee. “Aumentaremos la capacidad para fomentar nuestra resiliencia y los beneficios en favor del desarrollo sostenible serán mayores”.

Episodios extremos anuales en lugar de una vez cada cien años

El informe también alerta de que, con cada grado de calentamiento global adicional, “aquellos fenómenos que en el pasado se producían una vez cada 100 años tendrán periodicidad anual a mediados de siglo en muchas regiones”.

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    Los vientos se intensifican, las precipitaciones fruto de los ciclones tropicales se vuelven más frecuentes. Los peligros asociados al nivel del mar extremo y a los riesgos costeros serán cada vez más graves, fruto del aumento de la intensidad y la magnitud de las mareas meteorológicas y los ciclones tropicales.

    Los océanos han absorbido el 90 por ciento del exceso de calor del sistema climático. De aquí a 2100, “absorberán entre dos y cuatro veces más calor que en el período comprendido entre 1970 y el momento actual si el calentamiento global se limita a 2 °C, pero si las emisiones son más elevadas, la absorción será entre cinco y siete veces mayor”, explica el IPCC.

    Dicho calentamiento reduce la mezcla entre capas de agua y, por tanto, el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina. En consecuencia, el aumento de temperatura del agua y su acidificación, provocada por la absorción de entre un 20 y un 30 por ciento del carbono desde 1980, ocasionan alteraciones en las especies de todos los niveles de la trama alimentaria oceánica, lo que afecta directamente a los ecosistemas marinos y las personas que viven de ellos.

    Pérdida de hielo marino en el Ártico

    “La estabilización del calentamiento global en 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales supondría que el hielo desaparecería del océano Ártico en septiembre —el mes con menor extensión de hielo— solo una vez cada 100 años”, informan los expertos del IPCC. “Sin embargo, con un calentamiento global de 2 °C, esa circunstancia podría llegar a producirse cada tres años”, alertan.

    El cráter de Batagaika de Siberia oriental, de 800 metros de ancho y que sigue creciendo, es el más grande de entre los muchos del Ártico. A medida que se derrite el permafrost mezclado con hielo enterrado, el suelo se derrumba y forma cráteres o lagos.
    Fotografía de Katie Orlinsky

    Los expertos afirman que ya hemos llegado al punto de no retorno, incluso aunque lográsemos mantener el aumento de temperatura en valores muy inferiores a 2ºC, el 25 por ciento del permafrost situado a 3 o 4 metros de profundidad se habrá deshelado en 2100. Si las emisiones continúan aumentando, la cifra aumentaría hasta el 70 por ciento.

    Los expertos advierten además de que el deshielo del suelo helado en latitudes septentrionales, llamado permafrost, almacena enormes cantidades de carbono orgánico, casi el doble que el contenido en la atmósfera. Los científicos se muestran cada vez más preocupados por la gran cantidad de gases de efecto invernadero que liberta este deshielo y que, a su vez, aceleran el cambio climático global. 

    Este proceso, llamado «deshielo abrupto», afecta solo al cinco por ciento del permafrost ártico y, sin embargo, según publicó Nature Geoscience,  puede tener consecuencias inmensas; es probable que esta cifra sea suficiente para duplicar la contribución total del permafrost al calentamiento del planeta

    La acción es hoy

    “Solo podremos mantener el calentamiento global muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales si aplicamos transiciones sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, por ejemplo, en los ámbitos de la energía, la tierra y los ecosistemas, las zonas urbanas y las infraestructuras, y la industria”, explicó Debra Roberts, copresidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC. “La adopción de políticas climáticas ambiciosas y la reducción de las emisiones imprescindible para dar cumplimiento al Acuerdo de París también protegerán los océanos y la criosfera y, en última instancia, permitirán velar por el conjunto de la vida en la Tierra”.

    Cada nuevo informe, clave para la adopción de medidas basadas en el más amplio conocimiento científico, pone la mirada en el presente como única herramienta para crear un futuro, este informe es la base científica fundamental para la cita que reunirá a los líderes mundiales en la 26ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26, que tendrá lugar en Glasgow.

    “Cuanto antes actuemos, y cuanto más resueltas sean nuestras acciones, mayor será nuestra capacidad para abordar cambios inevitables, gestionar riesgos, mejorar nuestras vidas y lograr la sostenibilidad de los ecosistemas y las personas de todo el mundo, hoy y en el futuro”, concluyó Roberts.

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