Este es el primer vídeo de unos corales que colaboran para devorar a una medusa

Cuando tienes una boca diminuta, el trabajo en equipo te ayuda a devorar presas enormes.

Por Christie Wilcox
Publicado 3 ago 2018, 9:49 CEST
Este es el primer vídeo de unos corales que colaboran para devorar a una medusa

Quizá los corales no parezcan depredadores fieros, debido a que están aferrados al lecho oceánico y algunos se parecen más a flores que a cazadores. Pero que no te engañen. Estos animales son mucho más feroces de lo que parece, incluso teniendo boquitas diminutas.

Por eso cuando el biólogo Tomás Vega Fernández vio por primera vez cómo un coral anaranjado atrapaba y devoraba medusas luminiscentes —una medusa de picadura muy urticante que le supera en tamaño— se quedó atónito.

Junto con su colega Luigi Musco, estudiaba los corales anaranjados (Astroides calycularis) en las aguas de la isla italiana de Pantelleria cuando vio cómo unos corales devoraban lo que parecían trocitos de medusa.

«Le hice una señal a Luigi», recordó Fernández, biólogo de la Estación Zoológica Anton Dohrn en Nápoles, Italia. Después, ambos observaron a más pólipos atrapando los tentáculos y masticando con satisfacción.

Informaron del avistamiento a Fabio Badalamenti, director de investigación del Instituto de Entorno Marino Costero del Consejo Nacional de Investigación en Sicilia, que entonces supervisaba el proyecto de los corales. Empezó a buscar a estas medusas cerca de los corales y, poco después, él también presenció el fenómeno.

Una medusa a la que siguió quedó atrapada en cuestión de minutos por una «muralla de bocas». «La medusa intentó moverse, escapar, pero no hubo forma», afirma Badalamenti.

En total, los investigadores observaron 20 medusas luminiscentes (Pelagia noctiluca) devoradas por corales de esta forma en el transcurso de varios años y publicaron sus observaciones el lunes pasado en la revista Ecology.

Corales que coordinan ataques

Los corales y las medusas son parientes cercanos, ambos pertenecientes al filo de los cnidarios, un antiguo grupo de animales con tentáculos urticantes.

No es la primera vez que se ve a un cnidario consumiendo a uno de sus parientes móviles: se ha observado a los corales Fungiidae del mar Rojo absorbiendo medusas luna, y a anémonas indonesias devorando varios tipos de medusas.

Pero ambas especies poseen bocas grandes y están mejor preparadas para atacar a presas más grandes. Los pólipos de este coral anaranjado miden un centímetro de ancho cada uno, siendo mucho más pequeños que la medusa luminiscente, cuya umbrela puede ser tan ancha como toda la colonia coralina.

Para derrotar a su presa, más grande y más móvil, los corales hacen algo impresionante: aunar fuerzas.

Unos pocos pólipos empiezan el proceso aferrándose a la umbrela de la medusa con sus diminutos tentáculos cuando el animal comete el error de nadar demasiado cerca. Otros agarran rápidamente los grandes brazos orales, devorando sus puntas y garantizando que la medusa no pueda huir nadando. A continuación, más pólipos —a veces varias colonias a la vez— agarran los fragmentos y despedazan lentamente a la medusa atrapada.

Este ataque sincronizado por parte de varias colonias a la vez sorprendió a los científicos. «La coordinación de los pólipos es impresionante», afirma Bert Hoeksema, científico investigador del Naturalis Biodiversity Center en Leiden, los Países Bajos, que no participó en el estudio.

Los investigadores todavía no saben si los corales se comunican entre sí para coordinar el ataque, o si esta cooperación tiene lugar sin señales explícitas entre las colonias.

La lucha de la medusa

Tampoco está claro cómo lidian los corales con las potentes toxinas que transportan las medusas, ya que esta especie se considera bastante peligrosa. Podría ser que, al ser parientes evolutivos, simplemente son inmunes al veneno de la medusa. O quizá tengan alguna forma de combatir las picaduras. Todo lo que sabe Badalamenti es que los corales «parecían muy felices» mientras comían.

La idea de que corales pequeños puedan devorar animales grandes «cambia la creencia generalizada acerca de su cabeza», afirma J. Murray Roberts, profesor de la Universidad de Edimburgo, Escocia, y coautor del artículo. «Hace que nos replanteemos lo que sabemos sobre cómo se alimentan los corales y hace que pensemos en las formas en que los pólipos coralinos cooperan para atrapar presas grandes».

Las medusas luminiscentes pasan gran parte de su vida en aguas profundas, de forma que es poco probable que los corales afecten demasiado a sus poblaciones, según los científicos. Pero ellas y otras criaturas gelatinosas podrían ser un alimento fundamental para los corales. A diferencia de muchas especies de coral, el coral anaranjado no tiene algas simbióticas que le preparen la comida, por eso depende completamente de su captura.

Badalamenti explica que, cuando las medusas proliferan cerca de la orilla, son un recurso abundante y probablemente representan una fuente de alimento fundamental. «Creo que las colonias disfrutan bastante de la presencia de plancton gelatinoso grande».

Hoeksema añade que el fenómeno podría ser estacional, lo que explicaría por qué nadie ha informado antes al respecto. «Cuando prestas atención, lo ves con más frecuencia», afirma. Espera que más biólogos mantengan los ojos bien abiertos y publiquen esos avistamientos inesperados.

Para Badalamenti, el descubrimiento demuestra lo mucho que nos queda por aprender sobre el mundo que nos rodea, especialmente bajo el mar. «Cuando tenemos la oportunidad de observar la naturaleza, esta puede desvelarnos mucho», afirma.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

más popular

    ver más

    ver vídeos

    Animales01:30

    Los corales se ponen de acuerdo para procrear a la vez

    loading

    Descubre Nat Geo

    • Animales
    • Medio ambiente
    • Historia
    • Ciencia
    • Viajes y aventuras
    • Fotografía
    • Espacio

    Sobre nosotros

    Suscripción

    • Revista NatGeo
    • Revista NatGeo Kids
    • Disney+

    Síguenos

    Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved