Unos leñadores capturan y venden a un perezoso en el mercado negro

Este vídeo sigue a un perezoso desde su captura en la naturaleza hasta un mercado donde lo venden como mascota o para el turismo de selfie.

Por Natasha Daly
Publicado 9 nov 2017, 4:30 CET
Unos leñadores capturan y venden a un perezoso en el mercado negro

Las imágenes muestran a un perezoso aferrándose a un árbol en la selva peruana mientras dos hombres talan el tronco. Cuando el árbol se desploma 30 metros hasta la tierra, el perezoso cae con él. Los hombres, leñadores ilegales, cogen al animal, aún vivo, de debajo de los restos del árbol y lo meten violentamente en una bolsa negra. Atan la bolsa para cerrarla, se la llevan por la selva y la arrojan a un bote. Abren la bolsa para echar un rápido vistazo y vemos que el perezoso está empapado por la condensación de su respiración dentro de la bolsa, carente de ventilación. Los leñadores vuelven a atar la bolsa, devolviendo al perezoso a la oscuridad.

Tras un viaje por el río Amazonas hasta la ciudad portuaria de Iquitos, los leñadores venden al perezoso por 13 dólares. El mercado de Belén, donde opera el vendedor, es un conocido foco del comercio de fauna silvestre.

El vídeo, grabado a finales de agosto y cedido a National Geographic por la ONG internacional World Animal Protection, deja al descubierto el devastador viaje del animal desde la naturaleza hasta la cautividad. Cualquier turista que pretenda sacarse un selfie con un perezoso —o un oso hormiguero, una tortuga, un loro, una serpiente o un caimán— adorable y aparentemente dócil, debe saber que la grabación ilustra el sufrimiento que soportan muchas de estas criaturas hasta que llegan a los brazos de supuestos amantes de los animales.

A principios de mes, National Geographic investigó el uso de fauna silvestre mantenida en cautividad de forma ilegal en la industria turística en el Amazonas. En Puerto Alegría, Perú —a unos 320 kilómetros río abajo desde el lugar donde capturaron al perezoso—, encontré unas 18 especies diferentes de animales salvajes que permanecían cautivas para que docenas de turistas los sostuvieran y se sacaran fotografías con ellas cada día.

Aunque estas situaciones de cautividad son malas para todas las especies, según Neil D'Cruze, director de políticas de World Animal Protection, el efecto que tienen sobre los perezosos es especialmente grave. En la naturaleza suelen dormir hasta 20 horas al día y sus personalidades aparentemente tranquilas y dóciles facilitan el capturarlos, transportarlos y controlarlos. El estrés de estas experiencias puede provocar que mueran de forma prematura, según D'Cruze.

El cámara grabó estas imágenes de manera fortuita. Había estado grabando «un día en la vida» de los leñadores ilegales en Perú y era consciente de que ese trabajo alimenta el comercio de animales salvajes. Pero no esperaba presenciar la captura de un animal. A medida que se desarrollaba este incidente, su cámara siguió grabando.

No queda claro lo que ocurrió finalmente con este perezoso, pero probablemente lo vendieron como mascota o para el turismo de selfie. «Tan pronto como arrebatan a esos animales de la naturaleza, es muy improbable que tengan un final feliz», afirma D'Cruze.

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