Estos lobos son especies únicas y fundamentales

Según un informe federal, los lobos mexicanos y los lobos rojos son únicos a nivel taxonómico y necesitan que los proteja la Ley de Especies en peligro de extinción estadounidense.

Por Douglas Main
Publicado 8 abr 2019, 13:42 CEST
Lobo mexicano
Los lobos mexicanos (Canis lupus baileyi) son una subespecie única, según demuestra un nuevo estudio, y con una población de menos de 100 ejemplares necesitan medidas de conservación continuas para sobrevivir.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Cuesta creer que los lobos rojos y los lobos mexicanos existan: ambos han estado extremadamente cerca de la extinción. La población de lobos rojos, por ejemplo, ha descendido a 35 animales o menos.

Pero, a pesar de sus increíbles recuperaciones, ambos siguen en grave peligro. Estos depredadores norteamericanos suelen entrar en conflicto con los humanos, sobre todo con agricultores y ganaderos. Como parte de esta controversia, hay quien ha cuestionado la ciencia que sostiene que los animales son especies únicas y que merecen la protección de la Ley de Especies en peligro de extinción estadounidense.

Ahora, un estudio federal ha acallado esa polémica. Según un informe publicado por la Academia Nacional de las Ciencias, los lobos mexicanos son una subespecie única (Canis lupus baileyi) de lobo y los lobos rojos son una especie legítima y diferente de lobo gris (Canis rufus). Por lo tanto, la legislación federal exige que ambas estén protegidas conforme a la Ley de Especies en peligro de extinción.

Esto es importante porque algunas personas, como terratenientes y políticos locales, han sostenido que, como los lobos rojos se han cruzado con los coyotes, quizá no sean lo suficientemente diferentes como para merecer esa protección. Otros sostienen que los lobos mexicanos son demasiado similares a los lobos comunes. Pero no es así.

«Los datos recopilados hasta ahora nos han llevado a una conclusión muy clara», afirma Joseph Travis, profesor de biología en la Universidad del Estado de Florida y autor principal del informe.

El estudio examinó páginas y páginas de investigaciones sobre los linajes de los animales, su comportamiento y su anatomía, así como su genética.

«La revisión del comité fue increíblemente exhaustiva y tuvieron en cuenta todas las pruebas a favor y en contra de las designaciones de subespecie y especie de los lobos mexicanos y los lobos rojos», afirma Sean Murphy, investigador de la Universidad de Kentucky que no participó en el estudio.

«Muchos de los estudios anteriores se basaban solo en uno o dos elementos de prueba», afirma Murphy, pero este grupo «llevó a cabo un trabajo extraordinario a la hora de sintetizar [los datos]».

Los lobos rojos (Canis rufus) se han cruzado con los coyotes en el pasado, pero son una especie singular.
Fotografía de Joël Sartore, Nat Geo Image Collection

Casi desaparecidos

Las especies del género Canis, en el que se incluyen los lobos grises, los lobos rojos, los coyotes y los perros domésticos, son únicas porque muchas de ellas han divergido las unas de las otras y, de vez en cuando, se cruzan. Según Travis, esto puede dificultar las distinciones taxonómicas.

La Ley de Especies en peligro de extinción exige que las especies amenazadas y en peligro de extinción, además de las subespecies, sean preservadas y recuperadas. También se protegen los grupos únicos de especies en peligro de extinción, denominados «segmentos demográficos independientes».

Pero la legislación no se aplica a algunos híbridos, un cruce de especies diferentes, como los «coyolobos»: la descendencia de los coyotes y los lobos.

Tanto los lobos mexicanos como los lobos rojos vagaron por vastas extensiones de Norteamérica, y los primeros se distribuían ampliamente por el sudoeste de los Estados Unidos. Un programa gubernamental para eliminar depredadores y la caza generalizada estuvieron a punto de aniquilarlos, pero en los años 70 se descubrió en México una pequeña población de cinco ejemplares. Tras el éxito de la cría en cautividad, se liberó a once lobos en los bosques del oeste de Nuevo México y el este de Arizona, y han aumentado hasta una población actual de 114 ejemplares, según el último recuento.

Galería relacionada: Animales protegidos por la Ley de Especies en peligro de extinción de EE.UU.

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    Los lobos rojos desaparecieron de forma similar, pero se capturó una pequeña población de Luisiana en los años 70 y los criaron en cautividad hasta liberarlos en un refugio nacional de fauna silvestre en el este de Carolina del Norte. Tras aumentar a 50 ejemplares, han descendido a una población de 35 (quizá incluso 25), lo que los convierte en el lobo más amenazado del mundo.

    Los lobos rojos son más pequeños que sus parientes los lobos grises y se parecen a los coyotes. El estudio descubrió algunas pruebas pasadas de cruce con coyotes, aunque no son suficientes como para cambiar su naturaleza fundamental. Puestos a elegir, los lobos rojos se reproducen con los de su especie, y luchan y matan a los coyotes que invaden su territorio.

    Sin embargo, Travis explica que, debido al descenso de la población de los lobos rojos, algunos de estos animales se aparearon con coyotes antes de que los investigadores los capturaran para criarlos en cautividad.

    Amenazados

    Los lobos rojos siguen en grave peligro y el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de los Estados Unidos ha sido cada vez más criticado por disminuir las medidas que los protegen. En junio de 2018, el servicio propuso permitir a los terratenientes disparar a los animales si entraban en su propiedad, una decisión muy reprendida y anulada por un tribunal. El servicio no ha respondido a las peticiones de comentarios.

    Por su parte, se hallaron 17 lobos mexicanos muertos en 2018, una cifra récord.

    Científicos y conservacionistas han expresado sus esperanzas de que el estudio acalle un debate inútil y permita nuevos avances hacia la conservación de la especie.

    «Esperamos que esto mueva el debate del nivel de la política federal a la conservación efectiva... y lo aleje de las polémicas sobre la hibridación», afirma Kristin Brzeski, genetista de conservación que estudia los lobos en la Universidad Tecnológica de Míchigan y que no participó en el estudio.

    Murphy añade que «la implicación inmediata y general para la conservación es que el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre debe aumentar las iniciativas de conservación sin demora, y con o sin la cooperación de las agencias estatales pertinentes de fauna silvestre».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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