¿Son los pandas de verdad osos? ¿Cómo diferenciarlos?

El diminuto panda rojo es ahora la estrella de su propia película. Pero, ¿qué tiene en común con su homónimo de mayor tamaño? ¿Están alguno de ellos emparentados con los osos?

Un panda rojo de seis meses, fotografiado por Joel Sartore para el proyecto Photo Ark de National Geographic, que pretende documentar todas las especies de animales que viven en cautividad en el mundo. 

Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark
Por Simon Ingram
Publicado 14 mar 2022, 16:22 CET

Cuando uno dice u oye la palabra "panda", la mente inmediatamente piensa en un animal grande, esponjoso, raro y monocromático. Pero el célebre panda gigante, que mastica bambú y es endémico de una franja de China, no es la única criatura que responde a este nombre.

De hecho, hay dos especies distintas que comparten este emblemático nombre: el panda gigante y el panda rojo. Pero si te los mostrasen uno junto al otro y te pidieran que señalaras al panda, uno de los dos destacaría sobre el otro (de manera sonrojante). A pesar de que la discriminada sería la criatura con más derecho a ese nombre. 

Volviéndose rojo: ¿o también blanco y negro?

Disney-Pixar ha vuelto a poner de moda esta simpática criatura con el estreno en Disney + España el pasado 11 de marzo de la película Turning Red (que en español significa "volvíendose rojo", si bien en nuestro país el título a sido traducido a simplemente Red). Pero, ¿qué más diferencias además de la evidente, existen entre los pandas rojos y los otros? En primer lugar tenemos la estatura. Con una altura de entre 1,5 y 1,80 metros y un peso de hasta 113 kilos, el panda gigante (y su subespecie más alta y ligeramente más delgada, el panda de Qinling) es más o menos comparable a un humano fornido y pesado.

El panda rojo, sin embargo, es más o menos comparable a un gato doméstico pesado. El panda gigante parece un oso negro disfrazado; el panda rojo parece un mapache oxidado. Con su cola anillada y resplandeciente, sus orejas en forma de cuña y su hocico puntiagudo, el panda rojo es muy simpático, pero de una manera muy diferente al resto de pandas. ¿Por qué se les llama panda? ¿Acaso estamos ante un caso de nomenclatura perezosa? No del todo.

Estrenada en España el 11 de marzo de 2022, Red, la nueva película de Disney-Pixar, sigue a Mei Lee, una adolescente cuyas emociones en desarrollo hacen que se transforme en un panda rojo (bastante grande). (The Walt Disney Company es propietaria mayoritaria de National Geographic).

Fotografía de DISNEY-PIXAR

Rojo de dientes y garras

La palabra "panda" tiene un origen ambiguo, pero una de las teorías es que procede del nepalí nigalya ponya ("comedor de bambú") o paja ("garra"). Sin embargo, una cosa es segura: se aplicó primero al panda rojo. 

El animal fue descrito por el zoólogo francés Frédéric Cuvier en 1825, quien añadió el nombre científico de Ailurus fulgens, literalmente "gato brillante". Es comprensible que Cuvier juzgara al panda rojo como un miembro especialmente antisocial de la familia de los mapaches.  

"Los pandas rojos son animales solitarios y tímidos", dice Ang Phuri Sherpa, director nacional en Nepal del grupo de conservación The Red Panda Network. "Pueden encontrarse en parejas en el momento de su apareamiento, y cuando los cachorros están acompañados por una madre". Ang Phuri dice que el nombre del panda podría tener su origen en otra palabra nepalí, punde, que significa "tener marcas blancas en la cara", y añade: "Es cierto en términos de etimología que el panda rojo es el único panda 'verdadero".

Aunque los pandas, tanto el gigante como el rojo, comparten un nombre común, dadas sus evidentes diferencias físicas cabría esperar que no compartieran un nombre científico. Sin embargo, casi lo hacen. El género del panda gigante es Ailuropoda, que en este caso significa "pie de gato" y no simplemente "gato". 

Y es en el pie donde estas criaturas aparentemente diferentes comparten uno de los dos fascinantes rasgos comunes: el "falso pulgar", o dígito sesamoideo modificado. Estas patas delanteras especialmente evolucionadas, cada una con un hueso de la muñeca alargado, permiten a los animales manipular el principal ingrediente de su segunda característica común: la dieta. Ambos animales se alimentan de bambú y han desarrollado este rasgo físico orientado a agarrar estos tallos tubulares, un fenómeno de adaptación a un entorno compartido conocido como evolución convergente.

Esta peculiaridad dietética y su hábitat compartido en las zonas montañosas húmedas y neblinosas de China dan sin duda algo de que hablar a los dos pandas. Pero, ¿están emparentados? 

Izquierda: Arriba:

El pelaje del panda rojo es típicamente rojizo, con una "máscara" facial similar a la del mapache y una coloración facial que va desde el pálido (típicamente en el oeste) al rojo intenso (en el este).

Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark
Derecha: Abajo:

Un joven naxi luce un elaborado sombrero de piel de panda rojo, China, 1929. Aunque no son tan famosos como sus homónimos de mayor tamaño, los pandas rojos se han enfrentado a amenazas similares por la pérdida de su hábitat y la caza por sus pieles. Este uso de la resplandeciente piel recuerda al "sombrero de piel de mapache" que hicieron famoso los hombres de la frontera americana, como Daniel Boone y Davy Crockett, lo que subraya la asociación del panda rojo con el mapache. 
 

Fotografía de Joseph F. Rock, National Geographic Image Collection

El peso del panda

La historia se complica cuando tenemos en cuenta el modo en que el panda gigante obtuvo su nombre. Fue un misionero y naturalista francés llamado Père Armand David quien, mientras recorría el condado de Baoxing, en la provincia china de Sichuan, llamó por primera vez la atención de los occidentales sobre este animal, en 1869, cuando vio el cadáver abatido de un "oso blanco", como lo llamó. "Creo que se trata de una nueva especie, no sólo por el color de su piel, sino también por el pelo que tiene bajo los pies y otras características", escribió en su diario.

A Armand David le pareció un oso, con su andar grande y tambaleante y su grueso pelaje. Los lugareños lo llamaron panda, ya que comía bambú, pero Armand David no estuvo de acuerdo y lo clasificó como Ursus melanoleucus, o "oso blanco-negro". Entusiasmado por su hallazgo, inició una correspondencia con Alphonse Milne-Edwards, un zoólogo francés, a quien envió una piel y un cráneo para su inspección. 

Izquierda: Arriba:

La provincia china de Sichuan, hogar del panda gigante y del panda rojo. El hábitat de este último es más amplio y se extiende desde Nepal, en el oeste, hasta las provincias chinas de Yunnan y Sichuan. En 2020 se descubrió que esto ha permitido la evolución de dos subespecies distintas de panda rojo, que divergieron hace unos 250.000 años: el panda rojo chino, más vivo, y el panda rojo del Himalaya, más pálido. 

Derecha: Abajo:

El panda gigante ha sido reclasificado recientemente por la UICN, pasando de estar en peligro a ser vulnerable, debido a las tendencias positivas de su población. Se calcula que quedan unos 1.900 ejemplares en libertad, y que van en aumento. 

fotografías de Ami Vitale, National Geographic

Fósiles vivientes (y peludos) 

Milne-Edwards cuestionó la clasificación de la extraña criatura, alegando que el cráneo, los dientes y las garras la hacían más parecida fisiológicamente a cierto miembro de la familia de los mapaches, de pelo rojo y comedor de bambú, descrito 40 años antes, aunque claramente había ascendido un buen trecho en su propia rama evolutiva. Al publicar una descripción en su obra Recherches pour servir l'histoire naturelle des mammifères, Milne-Edwards lo reclasificó como Ailuropus melanoleucus para reflejar lo que consideraba al menos una línea de puntos con el panda rojo. 

La discusión continúa. Más recientemente, los estudios moleculares y de ADN han arrojado resultados contradictorios: algunos afirman que los pandas no tienen ningún parentesco entre sí, y otros sugieren que los pandas gigantes son verdaderos osos. Algunos afirman que los pandas rojos son en realidad elegantes mustélidos (una familia que incluye comadrejas, tejones, glotones, martas y turones) y que ambas variedades de panda tienen una veta de mapache en alguna parte.  

Lo que sí parece unánime es que ninguno de los dos animales se integra en ningún grupo, y ambos se describen a menudo como "fósiles vivientes", los últimos de una línea evolutiva especialmente aventurera.

“"Si se redujeran las fronteras entre las especies, se podría argumentar que el panda gigante es un oso, pero no un panda, y que el panda rojo es un panda, pero no un oso". ”

El panda rojo sigue perteneciendo a su propia familia, Ailuridae. Lo mismo ocurre con el panda gigante, que, aunque se encuentra en la familia Ursidae (osos), mantiene su género único, Ailuropoda. Se sigue discutiendo sobre ambos, pero con el incómodo consenso de que ambos animales y todos sus parientes especulados probablemente compartieron un ancestro común, insondablemente antiguo y misterioso. El debate sobre el lugar que ocupan ambos pandas en el reino animal es tan acalorado que ha suscitado discusiones más amplias sobre las características que deben considerarse como decisivas desde el punto de vista taxonómico a la hora de clasificar un animal.

En su libro de 1993 sobre el tema, The Last Panda (El último panda), el naturalista George B. Schaller reconoció la discusión sobre la clasificación con una frase inigualable: "Cuando doy una conferencia, a menudo me preguntan al final si el panda gigante es un oso o un mapache. Para ser breve, suelo responder: 'El panda es un panda'".

Fama relativa 

Si se reducen las diferencias entre las especies, se podría decir que el panda gigante es un oso, pero no un panda, y que el panda rojo es un panda, pero no un oso.

Aunque el panda rojo es la estrella de la última película de Disney-Pixar, no hay duda de que el panda gigante es el más emblemático de los dos, a pesar de que el animal más pequeño se enfrenta a sus propios retos. Clasificado como en peligro de extinción por la UICN debido a la disminución de su población, el diminuto habitante de los bosques ha sufrido muchos de los mismos destinos que su homónimo mayor. "Su mayor amenaza en la naturaleza somos nosotros, los seres humanos", dice Ang Phuri Sherpa. "Su supervivencia en la naturaleza está muy [relacionada con] las causas inducidas por el ser humano, como la deforestación y la degradación de sus hábitats, la caza furtiva, el contrabando ilegal y el comercio de su piel o sus cueros". Se cree que quedan unos 10 000 ejemplares en libertad. 

En cuanto al panda gigante, tras décadas de disminución de sus poblaciones debido a la misma pérdida de hábitat y a la caza furtiva, se ha convertido en un símbolo perdurable de la necesidad de conservar la vida salvaje. Ahora, con unos 1900 ejemplares en libertad y programas de cría en todo el mundo para ayudar a apaciguar un proceso de procreación ya de por sí complicado, el panda gigante fue reclasificado recientemente como vulnerable debido al lento aumento de su población. En el camino se ha convertido en el animal más reconocido del mundo, lo que resulta irónico, dada su ambigüedad dentro de la ciencia. 

En China, su semblante sereno y su combinación equilibrada de colores  se ha comparado con el yin y el yang, el símbolo espiritual chino que denota el equilibrio de los opuestos. Y aunque las dos especies de panda parezcan tan opuestas (como el yin y el yang), es evidente que cada una de ellas tiene más que unos pocos elementos en común con la otra.  

Red se emite en Disney + desde el 11 de marzo. The Walt Disney Company es la accionista mayoritaria de National Geographic Partners.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.co.uk

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