¿Cómo y por qué cambian de color los gatos siameses?
Una mutación genética conocida como gen del Himalaya ha hecho que el pelaje de esta raza sea más sensible a la temperatura, pero también la hace vulnerable a ciertos problemas de salud.
Los primeros siameses (en la foto, una pareja de gatos en Newton, Massachusetts) llegaron a Estados Unidos en 1879 como regalo del Consulado estadounidense en Bangkok a Lucy Webb Hayes, esposa del Presidente Rutherford Hayes.
Con 73 razas de gatos reconocidas por la Asociación Internacional Felina, puede resultar difícil distinguir un Ragdoll de un Ragamuffin.
Sin embargo, la mayoría de nosotros podemos detectar un gato siamés. El siamés es una de las razas más fácilmente reconocibles del mundo, conocida por sus máscaras oculares oscuras, sus calcetines y sus patrones, llamados "puntos", que destacan sobre su cuerpo color crema y sus brillantes ojos azules.
Estos puntos característicos se deben a una mutación genética conocida como gen del Himalaya, que se descubrió en la raza en 2005. Este gen recesivo, transmitido por ambos progenitores, también confiere a los felinos un pelaje sensible a la temperatura que puede cambiar de color.
En el útero, los siameses se desarrollan a una temperatura de unos 38 grados centígrados, la temperatura normal de un gato. Una vez nacidos, los siameses completamente blancos empiezan a enfriarse en las extremidades, como la cola, las patas, las orejas y la cara. Estas temperaturas más bajas hacen que el gen himalayo active la melanina del cuerpo, un pigmento que también se encuentra en las personas. Por eso, los cuerpos de los gatos siameses, que son más cálidos, siguen siendo claros, pero sus partes más frías se oscurecen a medida que maduran.
Los gatitos siameses nacen blancos y desarrollan los colores a medida que crecen. La raza se presenta en una gran variedad de colores: el seal point, como el de la foto, tiene un pelaje de color crema claro con matices marrón oscuro en las patas, la cola, la nariz y las orejas.
"Puedes ver cómo cambian", dice Betsy Arnold, veterinaria que dirige una consulta exclusiva para gatos en Nueva York (Estados Unidos), y que empezó a criar siameses cuando era adolescente.
A las dos semanas de vida, dice Arnold, las tonalidades oscuras empiezan a extenderse a sus extremidades. Hacia el mes de vida, aparece su color definitivo, que puede ser una de varias variedades, entre ellas el blue point, el lilac point, el chocolate point y el seal point, que tiene un pelaje claro de color crema con matices marrón oscuro en las patas, la cola, la nariz y las orejas.
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Los gatos siameses Lilac Point tienen los colores más pálidos de su raza, con orejas, nariz y cola de color gris rosado.
Los siameses Red Point (de punta roja) presentan acentos de color marrón rojizo o anaranjado.
Una variación del seal point, el siamés chocolate point tiene el mismo cuerpo de color crema con detalles en marrón claro.
Una influencia para toda la vida
La mutación himalaya se da de forma natural en gatos domésticos del sur de Asia, afirma Leslie Lyons, genetista felina de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) que identificó por primera vez la mutación en gatos siameses.
Con el tiempo, la cría selectiva de gatos de llamativo color pálido y puntas oscuras transmitió el gen a distintas razas, como siameses, ragdolls y birmanos. Las razas mixtas también pueden ser portadoras de la mutación genética.
Los vibrantes ojos azules de estos gatos también se deben al gen himalayo, que influye en el pigmento de sus ojos.
La mutación himalaya hace que el pelaje se oscurezca a medida que el gato envejece, aunque cualquier tipo de traumatismo o cambio en el pelaje del gato puede alterar sus tonalidades.
Por ejemplo, si un gato siamés se somete a una intervención quirúrgica, una zona del pelaje que haya sido afeitada puede volver a oscurecerse porque la zona afectada está más fría mientras el pelo vuelve a crecer. Con el tiempo, el pelaje puede volver a ser más claro, dice Arnold.
En los años 20, a un gato siamés que vivía en Moscú y llevaba una chaqueta sobre un hombro afeitado le volvió a crecer el pelo blanco, ya que esa zona se mantenía más caliente. Más tarde, el pelaje volvió a oscurecerse, según la Universidad de Alaska.
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Los babuinos oliváceos observan a un gato siamés igualmente curioso a través de una ventana en el rancho Kekopey de Gilgil, Kenia. Esta raza es muy interactiva y juguetona, además de habladora, según la Asociación Internacional Felina.
Preocupación por la salud
Muchas otras especies tienen el gen del Himalaya, incluidos los conejos del Himalaya, dice Lyons.
Las ratas domésticas, los jerbos con puntas de color y los visones americanos también pueden ser portadores de la mutación. En 2021, la revista Gene informó de un perro dachshund con una mutación diferente en el mismo gen del Himalaya que producía una coloración de tipo siamés, algo poco frecuente en los perros, dice Lyons.
"Cada especie tiene su propia mutación en el mismo gen, pero luego se han criado para tener la coloración específica", dice.
Aunque la mutación de estos animales domésticos no presenta ninguna ventaja ni desventaja, Lyons afirma que "también conlleva algunos problemas de salud", como los oculares.
La cantante y actriz estadounidense Eartha Kitt sostiene a su gato siamés mientras recoge donativos por teléfono para la Federación de Filantropías Judías de Nueva York durante un telemaratón de 1960.
Phyllis Thame pasea a su siamés durante una exposición del club felino de 1937 en Bloomsbury, Londres.
Se desconocen los orígenes reales del gato siamés, aunque la raza surgió en Asia Oriental. Los siameses suelen vivir más que otras razas de gatos, a veces más de 20 años.
Los siameses suelen tener los ojos cruzados o desalineados, también llamado estrabismo, lo que puede comprometer la visión, así como la percepción de la profundidad.
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Incluso si los ojos del gato están alineados, el animal puede sufrir nistagmo o temblor ocular, una afección en la que los ojos a veces se mueven ligeramente de un lado a otro con movimientos repetitivos e incontrolados que pueden causar problemas de visión o incluso de equilibrio, dice Arnold. Añade que no ha visto esta afección en su consulta.
Tanto Lyons como Arnold recomiendan a los propietarios que adquieran sus siameses de criadores acreditados o que los adopten de una protectora. Sea cual sea su procedencia, ambos expertos coinciden en que estos felinos enmascarados, independientemente de su tipología, poseen una condición especial para el que no hay cura posible: son capaces de robarle el corazón a cualquiera.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.