Una raya redonda descansa en el fondo marino del sur de California.

Charlotte, la madre raya "virgen", está extrañamente enferma

Desde que la raya se hizo viral en febrero por experimentar supuestamente una partenogénesis, se ha especulado sobre su estado de salud.

Una raya redonda descansa en el fondo marino del sur de California.

Fotografía de Erin Chandler
Por Liz Langley
Publicado 4 jun 2024, 10:11 CEST

Charlotte, posiblemente la raya más famosa del mundo, padece una enfermedad, según ha anunciado el personal del acuario estadounidense en el que vive.

En febrero, el Aquarium and Shark Lab by Team ECCO de Hendersonville, Carolina del Norte, informó de que la raya redonda estaba experimentando un "parto virgen", científicamente llamado partenogénesis. Pero a medida que pasaban los meses sin crías, las especulaciones sobre lo que le estaba pasando al pez arreciaron.

Finalmente, el acuario publicó en Facebook el 30 de mayo que "Charlotte ha desarrollado una rara enfermedad reproductiva que ha afectado negativamente a su sistema reproductor". Estos resultados "son realmente un acontecimiento médico triste e inesperado". No comentaron si alguna vez estuvo embarazada.

"Hay algunos estudios sobre la raya del sur y otras especies de rayas en cautiverio que desarrollan enfermedades reproductivas, especialmente a medida que envejecen", dice Benjamin Perlman, ictiólogo de la Universidad Estatal de California, a través de correo electrónico.

"Dependiendo del [tipo de] enfermedad reproductiva, podría ser fatal".

No es un parto virgen

Las rayas embarazadas llevan a sus crías sobre la espalda y los costados, y cuando Charlotte empezó a mostrar los mismos síntomas a principios de este año, el personal del acuario se quedó perplejo. El animal no había estado cerca de una raya redonda macho en muchos años.

Entonces se hizo viral la teoría de que Charlotte podría haberse cruzado con tiburones machos en su tanque, algo físicamente imposible debido al ADN incompatible de las especies.

En cambio, el acuario dijo que era la primera raya redonda que mostraba partenogénesis, o reproducción sin fertilización de un óvulo.

Este método de reproducción asexual, común entre muchos pequeños invertebrados y peces, se ha documentado en más de 80 especies. 

El útero agrandado, los ovarios quísticos y los óvulos no ovulados son síntomas de enfermedad reproductiva, según la Morris Animal Foundation. También es común en rayas hembras cautivas de más edad, como Charlotte.

Un estudio de 2019 en el American Journal of Veterinary Research examinó 48 rayas del sur mantenidas en acuarios, y encontró que el 65 por ciento de estos animales "tenían enfermedad reproductiva en desarrollo o avanzada." En comparación, no se detectó ninguna enfermedad en 12 rayas salvajes y 34 semisalvajes, estas últimas mantenidas en lagunas gestionadas, mostró la investigación.

"Tener ovarios quísticos podría confundir a alguien y hacerle pensar que una raya está embarazada", dice Perlman.

Y aunque Perlman no conoce ningún caso en que haya sucedido, dice que "parece probable que una raya pueda tener algunos ovarios quísticos y algunos embriones en desarrollo y una enfermedad reproductiva y aún así ser capaz de dar a luz."

En general, el abanico de posibilidades de este tipo hace que sea importante "hacer una ecografía fiable", afirma.

La vida de una raya redonda

Las rayas redondas (Urobatis halleri), que miden de media unos 22 centímetros de largo pero pueden alcanzar los 60 centímetros, son nativas de las aguas poco profundas del Pacífico, desde el norte de California hasta Panamá. Como su nombre indica, son casi perfectamente circulares, salvo por una larga cola con una espina venenosa.

En estado salvaje, las hembras atraen a los machos emitiendo campos eléctricos positivos tanto desde una abertura respiratoria llamada espiráculo, detrás de cada ojo, como desde otros puntos de su cuerpo.

Como la mayoría de los animales, las rayas redondas practican la reproducción sexual mediante un óvulo y un espermatozoide, cada uno de los cuales aporta la mitad de la información genética necesaria para crear un organismo vivo.

Una vez nacidas, las crías salvajes de raya redonda se valen por sí mismas y aprenden rápidamente a alimentarse, sobre todo de caracoles y cangrejos. 

El acuario dice que su "prioridad es centrarse en la salud y el bienestar de Charlotte. Trabajaremos (y nos guiaremos) con veterinarios y especialistas para comprender mejor esta enfermedad y las opciones de tratamiento para Charlotte".

Escribieron que "aunque la investigación de esta enfermedad es limitada, esperamos que el caso de Charlotte y su tratamiento médico contribuyan positivamente a la ciencia y sean beneficiosos para otras rayas en el futuro."

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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