Así fue el primer Mundial Femenino de fútbol

España ha logrado su segundo Mundial de fútbol, el primero femenino, las jugadoras de fútbol han hecho grandes progresos desde que se celebró por primera vez el torneo cuatrienal en 1991. Pero la lucha por la igualdad continúa.

Por Claire Wolters
Publicado 28 jul 2023, 11:30 CEST, Actualizado 21 ago 2023, 14:04 CEST
Alex Morgan, 2019 en las semifinales de la Copa Mundial Femenina 2019 contra Inglaterra.

La delantera Alex Morgan celebra después de anotar su segundo gol para Estados Unidos durante el partido de fútbol de semifinales de la Copa Mundial Femenina 2019 contra Inglaterra.

Fotografía de Alessandra Tarantino, AP

El 20 de agosto de 2023, muchos medios de comunicación de España comparaban a Olga Carmona con Andrés Iniesta. Ambos habían conseguido, en un lapso de 13 años, el mismo hito: marcar el gol que dio la victoria final a la Selección Española de Fútbol en un Mundial.

Las jugadoras de fútbol femenino están levantando una auténtica una ola de atención mediática este verano con la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 que se ha disputado en Nueva Zelanda. Finalmente, España, que disputaba su tercer Mundial, se llevó el trofeo tras derrotar 1-0 a Inglaterra en la final celebrada en Sidney (Australia).

Pero los historiadores del deporte y las jugadoras que compitieron en la primera Copa Mundial Femenina, celebrada en China en 1991, dicen que las cosas eran muy diferentes entonces.

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Del recelo y desaprobación a la gloria

Hoy son muchas las niñas que pueden crecer jugando al fútbol sin que ello conlleve miradas de recelo o desaprobación por parte de familiares y compañeros. Pero hace 28 años, jugar al fútbol profesional no era una carrera prometedora para las mujeres.

"No era popular, no era lo correcto", dice Carin Jennings Gabarra, la Jugadora Más Valiosa del torneo de 1991. "La gente siempre me preguntaba: '¿Eres esa jugadora de fútbol?', y yo respondía: 'No, no me dedico a eso', y ocultaba que tenía esa faceta atlética, porque no era lo guay ni lo aceptable".

Las flagrantes disparidades entre los equipos masculinos y femeninos eran un hecho, tan asumido que "ni siquiera se pensaba en ello", afirma Shannon Higgins-Cirovski, centrocampista en 1991.

La selección femenina de fútbol de Estados Unidos posa tras quedar primera en el Torneo de Fútbol Femenino de la CONCACAF celebrado en Haití en 1991. La victoria clasificó al equipo para la primera Copa Mundial Femenina de la FIFA en China, que ganaron.

Fotografía de Focus on Sport, Getty

"Recuerdo estar en Francia y que el equipo juvenil masculino iba en un autobús enorme y lujoso, alojado en un hotel al final de la carretera, y nosotras en una granja con un autobús pequeñito", cuenta. "Era una discriminación de género total y absoluta".

En aquella época, las jugadoras solían llevar uniformes usados del equipo masculino, dormían en habitaciones de hotel infestadas de cucarachas y cobraban apenas 10 dólares al día. Las reglas exigían que jugaran con un balón más pequeño y ligero que el del equipo masculino.

"Supuestamente no podíamos soportarlo", afirma Higgins-Cirovski. "Creo que al final no querían que fuera igual que el juego de los hombres".

La selección femenina de Estados Unidos ganó el Mundial de 1991, venciendo a Noruega por 2 a 1. Pero su victoria apenas atrajo la atención en su país.

"En Estados Unidos no se cubrió ni de lejos en la misma medida que en el resto del mundo", afirma Eileen Narcotta-Welp, profesora asociada de deportes y ciencias del ejercicio en la Universidad de Wisconsin, Lacrosse. "Cuando volvieron, realmente no había prensa, ni medios de comunicación, allí para recibirlos".

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Las grandes del tenis abren camino

En su lucha por el reconocimiento y la igualdad de trato, las pioneras del fútbol femenino se inspiraron en la gran tenista Billie Jean King, cuyo famoso partido de la "Batalla de los Sexos" en 1973 sentó un nuevo precedente para las mujeres en el deporte.

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    La tenista Billie Jean King levanta su trofeo tras derrotar a Bobby Riggs en su partido de tenis "Batalla de los Sexos" de 1973, en el que el ganador se llevó 100 000 dólares.

    Fotografía de Bettmann, Getty

    A principios de la década de 1970, King y un grupo de otras ocho tenistas, las Nueve de Houston, se separaron de la Asociación de Tenis sobre Hierba de Estados Unidos (USLTA) para protestar por la desigualdad en los premios en metálico. En aquella época, las tenistas recibían entre el 20% y el 50% de los premios de los hombres por sus victorias en torneos.

    En lugar de boicotear el juego, las Nueve de Houston formaron su propio circuito. La puesta en marcha fue menos estable que la de la USLTA, pero consiguió la atención de los medios de comunicación y el patrocinio de Virginia Slims, una marca de cigarrillos dirigida a las mujeres. El grupo formó la Asociación de Tenis Femenino (WTA, por sus siglas en inglés) en 1973. Amenazada por este grupo rival, la USLTA volvió a invitar a las mujeres, esta vez ofreciéndoles los mismos premios en metálico.

    Pero los logros conseguidos por las tenistas tardarían en trasladarse al fútbol femenino. Aunque las chicas que aspiran al estrellato futbolístico tienen ahora muchos modelos a seguir en jugadoras como la estadounidense Alex Morgan, la tercera jugadora más joven en marcar más de 100 goles en su carrera, el terreno financiero aún no se ha nivelado.

    En la actualidad, las superestrellas del tenis Nomi Osaka y Serena Williams son las únicas mujeres que aparecen en la lista de los 100 deportistas mejor pagados del mundo. La lista incluye una docena de futbolistas masculinos, pero ni una sola estrella femenina del fútbol. 

    En las tres décadas transcurridas desde la creación del Mundial Femenino, la selección femenina de fútbol de Estados Unidos ha ganado cuatro de los ocho torneos. Curiosamente, a lo largo de los 89 años de existencia del torneo, la selección masculina estadounidense aún no ha ganado ningún Mundial y su mejor puesto fue un tercer puesto en el primer torneo disputado en Uruguay en 1930.

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    Cerrando la brecha económica

    Además, mientras que los partidos de los hombres estadounidenses solían generar mucho más en ventas de entradas que los de las mujeres, la brecha casi ha desaparecido en los últimos años. "De 2016 a 2018, los partidos femeninos generaron unos 50,8 millones de dólares en ingresos, frente a los 49,9 millones de los masculinos", informa el Wall Street Journal.

    El poder de ganancia de las jugadoras también se ve en las ventas de productos. La camiseta femenina de Estados Unidos fue  "la camiseta de fútbol número 1, masculina o femenina, más vendida en Nike.com en una temporada", según anunció Nike en 2019, después de que las estadounidenses ganaran el Mundial de Francia..

    Sin embargo, las restricciones financieras de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) han perjudicado al fútbol femenino. Hasta hace poco, las mujeres jugaban por 15 millones de dólares en premios. Esto se duplicó a 30 millones de dólares en octubre de 2018. En la actualidad, si la selección española se ha embolsado, 4,29 millones de dólares, además de 270 000 dólares por jugadora, tras ganar el Mundial.

    Otras disparidades en curso incluyen la cobertura de los medios y un desequilibrio entre entrenadores masculinos y femeninos.

    Los deportes femeninos reciben solo el cuatro por ciento de toda la cobertura de los medios deportivos, a pesar de que las atletas femeninas representan el 40 por ciento de todos los participantes deportivos, según el Tucker Center for Research on Girls & Women in Sport. Y mientras que un tercio de los 24 equipos que compiten en el Mundial Femenino están entrenados por mujeres, ninguno de los 32 equipos masculinos tiene una entrenadora. 

    La batalla por la igualdad se trasladó en 2019 del campo de fútbol al Tribunal de Distrito de California Central, donde las mujeres estadounidenses demandaron a la Federación de Fútbol de Estados Unidos (USSF) por violar la Ley de Igualdad Salarial. La demanda, que fue desestimada en 2020, reclamaba a la USSF una indemnización por daños y perjuicios y que se aplicase la igualdad salarial entre los equipos masculino y femenino.

    La USSF, al igual que la Federación Española de Fútbol (RFEF), negocia actualmente salarios separados con los equipos masculinos y femeninos a través de convenios colectivos. La USSF paga a los jugadores masculinos en función de su éxito a lo largo de la temporada, mientras que a las mujeres les da un salario inicial fijo. Así, los salarios de los hombres pueden alcanzar cotas más altas, mientras que las mujeres tienen una paga menor y garantizada. Como esos acuerdos no se hacen públicos, puede ser difícil calcular exactamente cuál es la discrepancia salarial.

    En España, no se consiguió aprobar el primer convenio profesional de fútbol femenino hasta 2020. Pero, en 2015 la selección femenina todavía no había debutado en un mundial y ocho años después ostenta el título de campeonas del mundo en tres categorías sub-17, sub-20 y absoluta. Se ha recorrido un largo camino y  muchos más éxitos de los esperados en pocos años, pero no se ha llegado al final.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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