
Durante miles de años, los seres humanos han utilizado la fuerza bruta de los elefantes de África y Asia para todo tipo de tareas, desde la guerra al transporte. Solo la trompa de un elefante contiene unos 100.000 músculos y puede levantar hasta 270 kilogramos.
Fotografía de Beverly JoubertComparado con un elefante, un escarabajo rinoceronte parece minúsculo, aunque este insecto es considerado como una de las criaturas más fuertes del mundo. El escarabajo rinoceronte –que adopta su nombre por la estructura parecida a un cuerno que tiene la cabeza del macho– puede llevar encima hasta 850 veces su propio peso. Un ser humano con la misma fuerza relativa podría portar unas 59 toneladas métricas.
Fotografía de JupiterimagesLos cercopoideos (también conocidos como ninfas) aparecen en los libros de récords como uno de los insectos más saltadores del mundo. Este diminuto insecto apenas tiene 6 milímetros de longitud, aunque puede saltar hasta 70 centímetros en el aire. Un ser humano con esta capacidad podría saltar un rascacielos de 210 metros de altura.
Fotografía de JupiterimagesEl impala (un antílope africano con patas largas y estilizadas y muslos poderosos) también es conocido por su gran capacidad saltadora. Cuando se asusta, un impala puede ponerse en acción y saltar hasta 10 metros y subir en el aire unos 3 metros. Esta habilidad es algo más que una postura defensiva, ya que se ha observado que los impalas también saltan para entretenerse.
Fotografía de Chris JohnsEn 2007, una aguja colipinta realizó el viaje migratorio sin parada más largo jamás registrado. En nueve días, logró volar 11.500 kilómetros desde su criadero en Alaska a Nueva Zelanda, sin detenerse a comer o beber. Al final de este viaje épico, el ave pierde más del 50% de su peso corporal.
Fotografía de UsfwsEl viaje anual de la pardela sombría es equiparable al de la aguja colipinta. Esta ave migratoria puede viajar cerca de 64.000 kilómetros cada año, desde Nueva Zelanda al hemisferio norte, para buscar alimentos.
Fotografía de Terry Whittaker, AlamyEn 2005, un tiburón blanco gigante entró en los libros de récords tras realizar el viaje migratorio más largo jamás realizado. Con el nombre de Nicole (dado por los científicos), el tiburón recorrió 20.000 kilómetros desde África a Australia. El viaje, que duró nueve meses, también incluyó la ruta de regreso más rápida jamás registrada para cualquier animal marino. Los sistemas de seguimiento mostraron que Nicole pasó una gran parte del tiempo cerca de la superficie, lo que ha hecho pensar a algunos científicos que los tiburones utilizan señales astronómicas para orientarse.
Fotografía de Mike Parry, Minden PicturesEl pez vela es, oficialmente, el pez más rápido del mundo, y puede alcanzar una velocidad de 109 kilómetros por hora en un breve espacio de tiempo. A menudo cazan en grupo y usan su rapidez y sus impresionantes aletas para arremeter contra bancos de sardinas o anchoas.
Fotografía de John Lewis, National Geographic My ShotEl guepardo, el animal más veloz del mundo, puede correr a más de 96 kilómetros por hora y alcanzar su velocidad máxima en tan solo tres segundos. Este velocista campeón utiliza sus patas largas y musculosas para impulsar su pequeño cuerpo. Pero los guepardos gastan una tremenda cantidad de energía durante una persecución y solo pueden correr unos 274 metros.
Fotografía de Chris JohnsLos científicos han debatido durante mucho tiempo sobre la velocidad y la agilidad de este gigante prehistórico. Aunque algunos han sugerido que el T. Rex solo era capaz de dar un trote pausado, otras investigaciones han demostrado que este depredador de 5,4 toneladas métricas podría haber corrido más que un velocista olímpico, alcanzando una velocidad máxima de 29 kilómetros por hora.
Fotografía de MICHAEL SKREPNICK (ILUSTRACIÓN)El halcón peregrino ostenta el título del ave voladora más rápida del reino animal. Con una técnica de caza de caída en picado, este ave rapaz ataca a sus presas –normalmente palomas– a una velocidad de hasta 322 kilómetros por hora, capturando a sus víctimas en el aire con sus garras afiladas y llevándolas a tierra para comérselas.
Fotografía de Tim Fitzharris, Minden Pictures