Diez maneras en las que te afecta el cambio climático

Un iceberg se derrite en las aguas de la Antártida. El cambio climático ha acelerado el ritmo de pérdida de hielo en todo el continente.
A medida que aumenta el nivel del mar, las aguas saladas del océano invaden los Everglades de Florida. Las plantas y los animales autóctonos luchan por adaptarse a las condiciones cambiantes
El oeste de Estados Unidos lleva años sumido en una sequía. El clima seco y caluroso ha aumentado la intensidad y la destructividad de los incendios forestales.
Los racimos de frutos de la palma aceitera se cosechan a mano y se transportan en camiones a un molino de Malasia continental, donde se procesan. Los bosques antiguos de los trópicos se están talando para dejar espacio a las plantaciones de aceite de palma. Cuando estos bosques se pierden, el carbono que mantenían encerrado en sus tejidos se libera a la atmósfera, contribuyendo a un mayor calentamiento global.
En el altiplano de Bolivia, un hombre observa los restos calcinados de lo que fue el segundo lago más grande del país, el lago Poopó. La sequía y los problemas de gestión han provocado la desecación del lago.
El cambio climático está afectando a la flora y la fauna de todo el Ártico. Aunque los científicos no saben específicamente qué es lo que ha matado a este oso polar, los expertos advierten de que muchos de los osos están teniendo problemas para encontrar comida a medida que el hielo marino del que históricamente dependían se derrite.
El lago Urmia, en Irán, es un hábitat esencial para las aves y solía ser un popular destino turístico. Se está secando debido al cambio climático y a problemas de gestión.
La central eléctrica de Scherer, en Juliet (Georgia), es la mayor central eléctrica de carbón de Estados Unidos. Quema 34 000 toneladas de carbón al día, bombeando más de 25 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año.
El hielo se derrite en un lago de montaña. Los lagos de todo el mundo se están congelando cada vez menos con el paso del tiempo, y dentro de unas décadas, miles de lagos de todo el mundo podrían perder por completo su capa de hielo invernal.
El Amazonas está perdiendo el equivalente a casi un millón de campos de fútbol de cubierta forestal cada año, gran parte de la cual se tala para dar paso a la agricultura. Cuando se pierden los bosques, el carbono que secuestran acaba en la atmósfera, acelerando el cambio climático.
En el Parque Nacional de los Glaciares, los bosques ya acusan los efectos del deshielo temprano y de los veranos largos y secos. Las tensiones en la flora del parque se ven exacerbadas por el cambio climático.
