Siete aventuras espectaculares en la costa oeste de Francia

¿Creías que Francia era sólo champán, croissants y la Torre Eiffel? Entonces debes leer este artículo.

Por Lauren Matison
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET

Un viaje por carretera por la costa atlántica, desde Biarritz hasta Bretaña, revela el salvaje extremo occidental de Francia, donde abundan las oportunidades para practicar deportes acuáticos y hay muchos menos turistas que en el Mediterráneo. Incluso si no eres un amante del mar, los espectaculares paisajes costeros, la deliciosa cocina, y los asequibles campings en la playa son demasiado buenos para que te los pierdas.

Aquí te presentamos siete formas de explorar la impresionante costa atlántica de Francia.

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Cabalga sobre las legendarias olas de Biarritz

Así deberían comenzar todas las aventuras francesas: a horcajadas sobre un longboard, resoplando de pura euforia tras coger una ola en el famoso lugar de nacimiento del surf europeo. Desde 1957, cuando el guionista de The Sun Also Rises, Peter Viertel, llegó a sus orillas con una tabla de surf de California, Biarritz ha seguido cortejando a los jinetes de grandes olas con sus beach breaks de clase mundial, una belleza áspera y un clima suave durante todo el año.

La ciudad hotelera tiene una amplia gama de opciones para practicar surf en los casi 6,5 kilómetros de costa arenosa. Alquila una tabla o ve a una clase en Tropical Euskadi en La Grande Plage, un emblemático punto de surf apto para todos los niveles. Un corto paseo hacia el sur conduce a La Côte des Basques, donde los longboarders podrán disfrutar de larguísimas olas cuando haya marea baja. Cuando suba la marea (y la playa desaparece hasta el malecón rocoso), podrás ver en acción a los surfistas más experimentados mientras pruebas quesos vascos tradicionales con mermelada de cereza negra en el restaurante Le Surfing. Durante tu estancia asegúrate de hacer una visita a la recién inaugurada Maison du Surf, un espacio artístico dedicado a la cultura surf, y a Lastage, donde se hacen a mano bañadores a partir de botellas de plástico y podrás alquilar longboards a precios razonables. Al atardecer, ve a tomar algo a L'Eden Rock Café, situado en un irregular acantilado sobre la Plage du Port Vieux.

Dónde hospedarse: En el Hotel Saphir, a pocas manzanas del puerto viejo, reserva la habitación con vistas al «pueblo blanco con techos rojos y persianas verdes» del que se enamoró Victor Hugo en 1843. Para una experiencia surfista más auténtica, alójate en una caravana VW Kombi Westfalia de 1972 totalmente equipada en Campy Camper. Antes de encerar tu tabla, comprueba la predicción del tiempo para surfistas en windguru.cz o surf-report.com.

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Haz parapente sobre la duna de arena más alta de Europa en La Teste-de-Buch

Kilómetros desde Biarritz:175

Por carretera: Dos horas

Un grupo de gente hace parapente sobre las crestas doradas de la Gran Duna de Pilat.
Fotografía de Photononstop/Getty Images

Quítate los zapatos al borde del pinar de Landes y te recibirán montañas de arena suave como la seda y un silencio abrupto. Tras haberte abrochado el cinturón, te encontrarás suspendido a 150 metros de altura, volando sobre la Gran Duna de Pilat. Estarás en buenas manos con la Waggas School, que lleva más de una década ofreciendo vuelos en parapente en la duna de arena más alta de Europa.

Según Charlie, uno de los pilotos, los mejores días para hacer parapente son los nublados con unos cuantos rayos de sol que iluminen la bahía de Arcachon y la Duna de Pilat, de 91 metros de alto.

Dónde hospedarse: El Panorama du Pyla camping village ofrece una amplia gama de servicios: alquiler de bicis, pistas de tenis, piscinas, lavandería, una crêperie, un restaurante gourmet y un pequeño mercado. Además, podrás alojarte en tiendas de campaña, cabañas y casas de campo con vistas al mar.

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Monta a caballo en las playas de Île de Ré

Kilómetros desde La Teste-de-Buch: 275

Por carretera: Tres horas

Unos jinetes viajan a lo largo de la costa del océano Atlántico en Île de Ré, una isla frente a las costas de La Rochelle, en Francia.
Fotografía de age fotostock/Alamy

Hay mucho que hacer en esta isla de ensueño de 30 kilómetros frente a la costa de La Rochelle —disfrutar de las ostras en Cabane du Feneau, probar las crêpes de merguez (una salchicha picante del norte de África) en Le Moulin à Café, explorar las ruinas de una abadía del siglo XII y las encantadoras aldeas marítimas cubiertas de malvas de color rosa brillante—, pero aprovechar al máximo la belleza desapercibida de la Île de Ré significa levantarse temprano para reunirse con el expatriado iraní Ahmad Melodi en los establos del Moulin Moreau. Melodi suele dirigir paseos de dos horas a caballo que te llevarán a través de una naturaleza inesperada hacia la Plage des Grenettes, donde gritará: «¡galopad!». A su llamada, los pura sangre y los franceses de silla que montaréis empezarán a galopar a lo largo de la playa prístina y sobre el mar, donde las salpicaduras de la marea y un coro de relinchos aliviarán el madrugón.

Dónde hospedarse: Reserva una habitación en La Villa o acampa en la Plage des Gollandières en Les Varennes.

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Pedalea en el sendero ciclable señalizado más largo de Francia

Kilómetros desde Île de Ré: 203

Por carretera: 2 horas y media

Los ciclistas del Tour de Francia atraviesan el Paso del Gois, una carretera en la costa atlántica de Francia que se inunda dos veces al día durante la marea alta.
Fotografía de Tim De Waele, Getty Images

La Vélodyssée es una ruta ciclista de 1.200 kilómetros que va desde Roscoff, en Bretaña, hasta la frontera con España. La ruta completa dura varios días, pero los viajeros con tiempo limitado pueden recorrer a dos ruedas una de las partes más idílicas de la ruta en la región occidental de Pays de la Loire, de donde se espera que salga el Tour de Francia sobre el Paso del Gois el 30 de junio de 2018.

En Pornic, no muy lejos de un castillo medieval histórico y de un restaurante con estrella Michelín, podrás hacerte con una bicicleta híbrida o de montaña en Vélo Retz Volt para dirigirte a lo largo de un sendero prácticamente libre de tráfico que pasa junto a canales y campos totalmente llanos. Los franceses consideran que montar en bicicleta es uno de los pocos placeres simples de la vida y eso es especialmente cierto a lo largo de la costa oeste de Francia, con vientos de cola con olor a sal y caminos lisos flanqueados por caballos pastando y turbinas eólicas. Una vez en Noirmoutier, conduce durante 15 minutos hasta la punta sur para contemplar vistas panorámicas de la bahía de Bourgneuf y beberte una copa de champán acompañada de ostras de Vendée Atlantique en La Maison sur l'Eau.

Dónde hospedarse: Disfruta de las vistas de la bahía de Bourgneuf desde la ventana de tu tienda en Camp Eleovic, uno de los varios campamentos en el área de Pornic. El lugar cuenta con una piscina cubierta climatizada, un club infantil, restaurantes, lavandería, bicicletas y conexión Wi-Fi gratuita.

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Bucea entre los naufragios frente a la Île de Groix

Kilómetros desde Pornic: 160

Por carretera: Dos horas

El sol brilla en la costa de la Île de Groix, donde los visitantes pueden bucear para explorar los naufragios de la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de Camille Moirenc, Getty Images

El océano Atlántico ha sido un compañero de viaje constante durante los últimos 800 kilómetros y, sin embargo, realmente sólo has tocado su superficie. El inquietante mundo submarino de la Île de Groix, que suele verse eclipsado por los lugares de buceo más populares en el archipiélago de Glénan, al norte, es un sitio que vale la pena descubrir. A unos 14 kilómetros frente a la costa de Lorient, la «Ciudad de la Vela» de Bretaña, Made in Blue guía a buceadores certificados a naufragios de la Segunda Guerra Mundial como el del remolcador Cyrano y el del sumbarino Chasseur 16. Los principiantes también son bienvenidos y empezarán con una clase introductoria de 20 minutos antes de unirse a sus instructores para explorar las colonias de coral rosas y verdes de la Île de Groix.

Dónde hospedarse: Como estarás en la «Ciudad de la Vela», es lógico que te alojes en un barco. Reserva el hermoso «Muscadet».

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Navega en tierra en La Torche en Finistère

Kilómetros desde Lorient: 120

Por carretera: Una hora

Marineros de tierra recorren la arena en Bretaña, Francia, en vehículos de tres ruedas que se han vuelto populares en Francia y Bélgica.
Fotografía de Luke Peters, Alamy

Cuando se visita la costa de Bretaña, hay que hacer lo que hacen los bretones: llevar ropa a rayas, comer galettes de trigo negro (crêpes tradicionales de trigo sarraceno) y básicamente vivir en la playa. Aunque La Torche es más conocida por ser un punto caliente de surf, este promontorio azotado por el viento encaramado en la bahía de Audierne es también una pista ideal para la navegación por tierra, un deporte de 119 años de antigüedad, que se popularizó por primera vez en Francia y Bélgica. Con un poco de audacia y una buena ráfaga de viento, serás capaz de conseguir que la Seagull MC2 de tres ruedas acelere hasta los 40 kilómetros por hora a lo largo de 11 kilómetros de arena fina. La escuela de surf de Bretagne La Torche ofrece sesiones de dos horas, que incluyen gafas, guantes, casco y una clase. Repón energías con un crêpe pomme caramel (crepe de manzana de caramelo) en el jardín de La Crêpere de la Rayón Vert antes de conducir cinco minutos al sur hacia el Musée de la Préhistoire para una visita fascinante a los hallazgos prehistóricos de la zona, como el lugar de entierro neolítico en la cima de Pointe de la Torche.

Dónde hospedarse: El cámping La Torche, que se ha ganado la ecoetiqueta de la Unión Europea, ofrece chalets para glamping o lugares más básicos en los que poder montar tu tienda de campaña.

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Haz kayak por las cuevas marinas de la península de Crozon

Kilómetros desde Finistére: 80

Por carretera: 1 hora y media

Un kayakista rema a través de una cueva en la península de Crozon, en Francia.
Fotografía de Berthier Emmanuel, Getty Images

Los espectaculares rincones y recovecos de la península de Crozon están hechos a medida para practicar kayak. Alquila uno en Le Spot Nautique y rema por la bahía de Morgat. No mucho después de haber emprendido tu excursión, llegarás a la primera de las muchas cuevas marinas. Si te diriges por la Grotte Sainte-Marine y la Grotte du Diable, antiguas catedrales de roca de color malva a las que se accede mejor en kayak, habrás dejado lo mejor de esta aventura para el final. Impulsado por los atractivos susurros de un paraíso oculto, dirígete hacia el norte disfrutando de las vistas de páramos coloridos y acantilados vertiginosos, hasta tocar tierra en Île Vierge. Esta cala de guijarros con vistas estimulantes y un mar translúcido de color turquesa será el lugar que más te costará dejar.

Dónde hospedarse: Disfruta de los campos con terrazas con vistas a la bahía de Douarnenez en el Camping L'Armorique, situado a 800 metros de la playa y a 20 minutos en coche de la bulliciosa ciudad de Morgat. Si te puedes permitir gastar un poco en la última parte del viaje, reserva una habitación frente al mar con desayuno incluido en Le Grand Hotel de la Mer.

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