Cómo comer en 6 de los lugares más impresionantes del mundo

Si alguna vez has querido cenar bajo el océano Índico o en un cráter de Tanzania, estás de suerte. Hemos reunido algunos de los restaurantes más extraordinarios del mundo y te ofrecemos la guía para encontrarlos.

Por Joe Yogerst
Publicado 22 mar 2023, 17:14 CET
Kristen Kish (de pie a la izquierda) y Gisela Schmitt, copropietaria y chef de Sem Pressa

La chef Kristen Kish (de pie a la izquierda) y Gisela Schmitt, copropietaria y chef de Sem Pressa, comparten la comida que prepararon con los invitados a bordo de un pesquero de arrastre en Paraty (Brasil).

Fotografía de Autumn Sonnichsen, National Geographic for Disney

Lugares como París y Singapur son capitales culinarias muy conocidas. Pero algunos de los platos más fascinantes del mundo se preparan y sirven en destinos muy alejados de los senderos culinarios trillados.

La chef Kristen Kish, propietaria del restaurante Arlo Grey de Austin (Texas) y antigua presentadora de "Iron Chef", se sumerge en esos lugares para el nuevo programa de televisión de National Geographic Restaurantes del fin del mundo, que se estrena en España el 24 de marzo de 2023 a las 19.50 (hora peninsular española) en el canal de National Geographic. Sus viajes la llevan a los bosques nubosos de Panamá, a una remota estación de radio en Islandia, a una granja en una isla de Maine e incluso a un pesquero que surca los fiordos de Brasil. En el centro de estas historias están los chefs locales que crean comidas increíbles donde uno nunca esperaría encontrar un restaurante.

Pero no hace falta ser un chef intrépido para encontrar restaurantes en lugares remotos. He aquí seis lugares donde el entorno es tan fascinante como lo que se sirve en el plato.

Restaurante el Diablo, Islas Canarias, España

En el Restaurante el Diablo de la isla de Lanzarote, la comida se cocina con el vapor sobrecalentado que escapa de la chimenea de un volcán activo en el Parque Nacional de Timanfaya.

Creado en 1974, el parque gira en torno a las Montañas del Fuego, en un desolado paisaje volcánico que bien podría pasar por Marte. La zona se consideraba un páramo estéril hasta que las autoridades del parque crearon un centro de visitantes, rutas de senderismo, una ruta de mototurismo y el restaurante de la cima de la montaña.

Construido con piedra basáltica arrojada por esas erupciones, el asador al aire libre de El Diablo asa carne y marisco a temperaturas de entre 450˚ y 500˚ grados centígrados. Además de las delicias carnívoras, el restaurante circular sirve platos típicos de la isla, como papas arrugadas con salsa de mojo elaborada con papas bonitas y papas negras cultivadas en Canarias. Los dulces incluyen un postre en forma de cono de ceniza llamado Volcán de Lanzarote, hecho con chocolate, miel, almendras y harina de gofio local.

A pesar de su ubicación en lo alto de la montaña, es fácil llegar a El Diablo por la carretera LZ-67 desde cualquier otro punto de Lanzarote. El aparcamiento está justo fuera y sólo hay un corto paseo cuesta arriba. Después de comer, recorre los nueve kilómetros de la Ruta de los Volcanes. También puedes quemar calorías recorriendo el sendero de Tremesana, de 5 km, que rodea el pequeño volcán del mismo nombre, o el sendero de la costa, donde la lava se encuentra con el mar.

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Karczma Górnicza, mina de sal de Wieliczka, Polonia

Enterrada en las profundidades de Cracovia, en el sur de Polonia, la mina de sal de Wieliczka, de 180 kilómetros de longitud, está formada por túneles subterráneos y habitaciones, entre las que se incluyen una capilla católica, alojamientos boutique y el restaurante Karczma Górnicza.

Una familia cena en Karczma Górnicza, un restaurante tradicional polaco situado en una mina de sal, a 121 metros bajo tierra.

Fotografía de Wieliczka Salt Mine

Los orígenes de la mina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se remontan a la prehistoria, cuando la gente recolectaba la salmuera de los manantiales naturales. En el siglo XI d.C., los manantiales se habían evaporado y los lugareños empezaron a excavar pozos para extraer sal. La minería subterránea a gran escala comenzó en el siglo XIII, cuando Wieliczka se convirtió en una de las fuentes de sal más importantes de Europa.

El restaurante está situado en la Ruta Turística, a más de 121 metros bajo tierra, a la que sólo se puede acceder como parte de una visita guiada de dos a tres horas de duración. El menú incluye principalmente platos tradicionales polacos, como pierogi, pasteles kremówka rellenos de crema, estofado bigos con chucrut y tocino, y sopa żurek de centeno agrio con salchicha kielbasa. Las comidas se sirven en mesas de madera similares a las que utilizaban los mineros de la sal antes de que cesaran las operaciones comerciales en 1996.

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El restaurante principal, cráter del Ngorongoro, Tanzania

En el Ngorongoro Serena Safari Lodge, el comedor del borde del cráter ofrece vistas de pájaro de la vida salvaje en el suelo del cráter del Ngorongoro, más de 600 metros bajo tierra.

Las paredes de piedra del restaurante, la chimenea encendida y las reproducciones de arte rupestre crean un ambiente prehistórico que recuerda a los comensales que la cercana garganta de Olduvai fue una de las cunas de la humanidad.

Entre los platos internacionales de la carta hay otros de origen local, como la tilapia marinada y la panna cotta de café del Kilimanjaro. Esta última se elabora con granos de arábica de cafetos cultivados bajo plataneros en las laderas de la montaña más alta de África.

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      El restaurante principal del Ngorongoro Crater Hotel and Lodge, situado en la cima del cráter del Ngorongoro, en Tanzania, ofrece una mesa para dos personas junto a la ventana.

      Fotografía de Pierre Vassal, Haytham-rea, Redux

      A unas cuatro horas en coche del aeropuerto internacional de Kilimanjaro, cerca de Arusha, el lodge está situado en el corazón de la zona de conservación del Ngorongoro. Este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO está administrado conjuntamente por el Gobierno tanzano y el pueblo maasai local, que sigue viviendo y pastoreando ganado dentro del parque.

      (Relacionado: Uno de los volcanes más solitarios de la Tierra guarda un secreto extraordinario).

      Ristorante Grotta Palazzese, Polignano a Mare, Italia

      Una cueva natural a orillas del Adriático alberga el espectacular escenario de uno de los restaurantes más célebres de Italia. Situado en la vertiginosa costa de Polignano a Mare, en el sur de Italia, Grotta Palazzese sirve menús degustación de cuatro y seis platos complementados con vinos de Apulia, como Primitivo (Zinfandel) y Negroamaro.

      El espectacular entorno ha sido una atracción turística al menos desde el siglo XII, cuando se cree que Juana de Anjou, reina de Sicilia, lo visitó. La caverna cárstica ha sido un lugar popular para comer desde el siglo XVIII, cuando el artista francés Jean Louis Desprez realizó la acuarela de un festín en una gruta que aparece en la portada del menú del restaurante.  

      Formada a lo largo de millones de años por el viento, la lluvia y las olas que erosionan la porosa piedra caliza del acantilado, la gruta es una de las más de 70 cuevas de la costa de Polignano a Mare que pueden explorarse mediante cruceros en lancha motora o aventuras guiadas en kayak de mar.

      Hace casi un siglo, el célebre pintor islandés Jóhannes Kjarval pidió la creación de un monumento en la colina de Öskjuhlíð que celebrara la naturaleza islandesa, complementara la aurora boreal y simbolizara la ciudad. Pero en 1939, cuando por fin se construyó algo en la cima, no era nada grandioso: sólo el primero de seis depósitos gigantes llenos de agua calentada geotérmicamente para los hogares y comercios de Reikiavik.

      Perlan (o Perla) está construida sobre depósitos que almacenan agua caliente natural para calentar viviendas y negocios en Reikiavik (Islandia). La cúpula alberga restaurantes, salas de reuniones y un museo.

      Fotografía de Arctic-Images, Getty

      No fue hasta la década de 1990 cuando el alcalde de Reikiavik, Davíð Oddsson, decidió hacer realidad la visión de Kjarval transformando las enormes cisternas en un oasis cultural y educativo que incluye exposiciones sobre la naturaleza islandesa y una de las experiencias gastronómicas más peculiares de la isla.

      El restaurante Perlan, situado bajo una cúpula de cristal sobre los seis depósitos de agua aún en funcionamiento, ofrece una panorámica de 360 grados de la capital islandesa, así como unas vistas de ensueño del Atlántico Norte y la costa volcánica occidental de la isla. El menú incluye platos locales, como sopa de cordero islandés, quesos artesanos con mermelada de grosella, ensaladas elaboradas con ingredientes de las granjas verticales de la isla y sándwiches abiertos de salmón ahumado.

      El resto del complejo Perlan incluye una cueva de hielo transitable, un espectáculo de auroras boreales, un acuario virtual y exposiciones sobre los emblemáticos glaciares y volcanes del país.

      (Relacionado: Los mejores destinos del mundo para los amantes del chocolate)

      Restaurante submarino Ithaa, isla de Rangali, Maldivas

      El restaurante Ithaa del resort Conrad Rangali Island, al que se accede por un muelle de madera y una escalera de caracol, se encuentra dentro de grandes arcos acrílicos herméticos hundidos a unos 4,5 metros bajo la superficie del océano Índico. Fuera de las paredes translúcidas del comedor, el agua se llena de peces tropicales de colores, tiburones de arrecife de puntas negras y elegantes rayas águila. Dentro, los comensales degustan platos como wontons de langosta y tartar de gambas.

      Concebido por la empresa local de desarrollo turístico propietaria de la isla de Rangali, el restaurante se inspira en atracciones de acuario como el National Science Center Aquarium de Malasia y el Arctic Ring of Life del zoo de Detroit (Estados Unidos). Fabricada en Singapur, la estructura de 175 toneladas se transportó a las Maldivas en una barcaza oceánica y se colocó suavemente junto a un arrecife de coral en el atolón de Alifu Dhaalu en 2004.

      Joe Yogerst, seis veces galardonado con el premio Lowell Thomas, ha trabajado en más de 40 libros de National Geographic y es redactor colaborador desde hace mucho tiempo de Condé Nast Traveler e Islands Magazine. Vive en California.

      Este reportaje, publicado originalmente en inglés en nationalgeographic.com. es una adaptación del libro Food Journeys of a Lifetime, de National Geographic.

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